Colaboraciones

Detener la invasión, prioridad para la biodiversidad

Manuel Hernández

Las especies invasoras son la segunda causa de pérdida de biodiversidad en el mundo, sólo después de la fragmentación del hábitat. La Convención de Diversidad Biológica de Naciones Unidas define a estas especies como aquellas plantas, animales o microorganismos que son llevados de un lugar a otro, y una vez introducidos a un nuevo ambiente por medio de acciones humanas, se adaptan, reproducen y ejercen un dominio sobre las especies nativas, ocasionando daños ambientales, económicos y sociales. El problema de fondo con las especies invasoras se debe a que rompen el equilibrio de los ecosistemas en los que son insertados, lugares a los que no hubieran tenido acceso de forma natural, convirtiéndose en una seria amenaza para la diversidad biológica.

Y no sólo eso, pues al impacto ambiental se suman los costos económicos y sociales. Un estudio encabezado por David Pimentel, por ejemplo, estima que las pérdidas económicas causadas por estas especies en todo el planeta equivalen a 5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial. Asimismo, representan un peligro para la salud humana, ante la exposición a nuevas enfermedades y parásitos.

Aunque no existen datos concretos sobre el número de especies invasoras que actualmente existen en el planeta, se sabe que son un problema que crece día con día debido principalmente a actividades humanas como el comercio. En Hawai, por ejemplo, la tasa de introducción de especies invasoras para antes del siglo XVI era de una especie cada 100 mil años; a partir de la llegada de barcos ingleses y estadounidenses a las islas del Pacífico, la cifra aumentó hasta alcanzar una especie cada 15 días, es decir, un ritmo dos millones de veces más acelerado.

“Hay un conjunto de especies que están adaptadas a convivir con los humanos y que son transportadas por nuestra especie de un continente a otro. De a poco, estamos creando una homogeneidad biológica que se parece al proceso de globalización cultural. Así como es cada vez más difícil encontrar comida típica en muchos lugares del mundo, tenemos un pequeño conjunto de especies que remplazan a las endémicas dentro de los ecosistemas. Por eso Yvone Baskin dice que en un futuro esta era podría ser recordada como el ‘homogeoceno’, la edad de la monotonía y la uniformidad, la época en que el hombre comenzó a borrar los límites biogeográficos y a mezclar la biodiversidad”, comenta Sergio Zalba, investigador argentino experto en la materia, quien señala que la forma en que han proliferado las palomas europeas en prácticamente todo el mundo son un ejemplo tangible de esta situación.

Actualmente, científicos de todo el mundo buscan recolectar información suficiente con el fin de entender el fenómeno de las especies invasoras a mayor profundidad y se puedan diseñar estrategias efectivas para su control y erradicación. Y en este sentido, el clima juega un papel clave, ya que la similitud de climas en diversas regiones del planeta es un factor determinante para que las especies invasoras puedan adaptarse a su nuevo hábitat. Por ello, algunos expertos consideran que la pérdida de diversidad biológica como consecuencia del calentamiento global podría incrementar la proliferación de las especies exóticas, pese a que la enorme complejidad del tema dificulta cualquier pronóstico al respecto.

“El cambio climático va a traer muchos problemas, pues afectará a muchas comunidades nativas y eso aumenta la invasión. Si baja la riqueza de especies de un ambiente natural las posibilidades de invasión son mayores. Además, se cree que el cambio climático aumentará la frecuencia de eventos catastróficos y ésas son vías de entrada de especies, lo cual abrirá ventanas de oportunidad para muchos invasores”, comenta Zalba, quien forma parte de la Red de Especies Invasoras (I3N, por sus siglas en inglés).

El contexto mexicano

Al igual que ocurre en el resto del mundo, las especies invasoras representan un riesgo serio para México al ser considerado como uno de los países con mayor biodiversidad del planeta. Por ello, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) ha desarrollado una Estrategia Nacional que buscará fortalecer la regulación existente en México y establecer criterios comunes en los distintos órdenes de gobierno para controlar y erradicar dichas especies, tal como apunta Patricia Koleff, responsable del proyecto.

“El país ha venido trabajando en algunos temas y lo que quisimos hacer es traer a la mesa al mayor número de sectores posible para reunir un grupo que pensara los puntos donde enfocarnos. El problema es muy grave, y creemos que hay tres ejes clave en los que se podría actuar: el primero es prevenir, lo cual reducirá costos enormes al futuro, identificar las especies más nocivas para realizar acciones de erradicación y generar mayor conocimiento para que pueda difundirse, ya que tenemos que sumar a la gente”, comenta Koleff.

Sin embargo, algunos críticos consideran que hasta la fecha el gobierno que no ha sido del todo congruente en cuanto al manejo que actualmente reciben las especies invasoras. Esto debido a las denuncias que organizaciones como el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, Defenders of Wildlife y Teyeliz, AC, han hecho a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) sobre las importaciones de más de 30 millones de ejemplares de reptiles clasificados como especies exóticas invasoras realizadas en los últimos cinco años.

Solamente de una especie de reptil, la tortuga japonesa o de orejas rojas (Trachemys scripta), la Semarnat permitió la importación de más de 29 y medio millones de ejemplares entre 2005 y 2010 para ser utilizadas como mascotas. Cuando ya no son requeridas, muchas personas liberan estas tortugas al medio ambiente, situación que ha puesto en serio peligro a algunas especies mexicanas. Esto a pesar de que organizaciones como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la tiene clasificada como una de las 100 especies silvestres invasoras más
dañinas del mundo.

“Una especie de tortuga acuática endémica de Coahuila está a punto de desaparecer por la introducción de una especie de tortuga de concha blanda que es exótica invasora con la cual se hibridiza. El patrimonio natural de México está en peligro por estas invasiones que son promovidas por la negligencia de las autoridades ambientales”, dijo María Elena Sánchez, presidenta de Teyeliz, AC, mediante un comunicado.

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