Colaboraciones

Copenhague La base de un nuevo orden climático internacional

**Sergio García

Con un deseo mundial de urgencia pocas veces presenciado inició la decimoquinta Conferencia de las Partes (CP 15) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Copenhague, Dinamarca. La meta más ambiciosa era lograr un nuevo instrumento jurídicamente vinculante con metas mayores a las que plantea el Protocolo de Kioto, sin embargo después de dos semanas de negociación, dicha prioridad no se materializó. En su lugar, surgió el Acuerdo de Copenhague, un resultado sencillo y limitado, no obstante un antecedente vital para lograr en 2010 el tan ansiado nuevo instrumento internacional en la política climática.

Desde 1995 tienen lugar las sesiones de la Conferencia de las Partes, máxima autoridad de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) con poder en el proceso de toma de decisiones concretas con miras a limitar y reducir la cantidad de gases de efecto invernadero en la atmósfera, si éstos representan una amenaza para la vida. La importancia de la CP radica en que ella está facultada para decidir las medidas necesarias con miras a acatar las líneas que establece la Convención, entre ellas su principal tarea: estabilizar la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera terrestre para que ni la vida en el planeta, ni el desarrollo económico sean amenazados. La anterior razón es el motivo primario para llevar anualmente la Conferencia de las Partes.

En la capital danesa el pasado 7 de diciembre fue inaugurada la Conferencia de las Partes sobre cambio climático. Ahí no solamente asistieron delegaciones, también lo hicieron miles de participantes de organizaciones no gubernamentales (ONG) medio ambientales, científicos, académicos, representantes de varios Órganos y programas de Naciones Unidas como el PNUMA o la OMM, medios de comunicación, personal de organizaciones internacionales como la OCDE o el BM, y finalmente participantes de ONG en materia de negocios o como en inglés se les denomina BINGO. Dicho encuentro internacional auspiciado por Naciones Unidas se caracterizó por un deseo mundial de urgencia y sin precedentes, al menos desde la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en 1992, por alcanzar decisiones concretas que se tradujeran en un acuerdo con metas más ambiciosas que las que establece el Protocolo de Kioto en su primer periodo obligatorio de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. En 2007, en la Conferencia de Bali, Indonesia, los países miembros de la CMNUCC fijaron 2009 como la fecha límite para alcanzar un nuevo resultado en política climática.

Por un lado está la urgencia de actuar ante los efectos adversos del cambio climático, también se encuentra la fecha establecida por la Hoja de Bali y finalmente el plazo que sigue su marcha antes de que se termine el primer periodo de reducción de gases de efecto invernadero que plantea Kioto que tendrá una vigencia hasta 2012. Por ello el encuentro internacional de Copenhague significa una etapa muy especial en la rama de la política climática.

Hasta la fecha cinco han sido los ejes de acción sobre los cuales se centra la negociación climática: adaptación, financiamiento, fomento de la capacidad, mitigación y transferencia de tecnología. El primero tiene que ver con el ajuste humano y natural para implementar medidas frente a los efectos adversos que el cambio climático produce. El segundo se enfoca en el suministro de recursos financieros necesarios para llevar a cabo las medidas que estipula la CMNUCC. El fomento de la capacidad se traduce en las acciones necesarias en lo individual y en el ámbito institucional con miras a un desarrollo sostenible teniendo presente en estas acciones los efectos adversos del cambio climático. Mitigación quiere decir la intervención humana para estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero, tal y como lo establece el objetivo primario de la Convención. Finalmente la transferencia de tecnología se centra en la promoción y apoyo de instrumentos que controlen y reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero. Estos cinco ejes fueron la línea rectora de las negociaciones entre los miles de delegados y asistentes a la Conferencia de las Partes.

En Copenhague durante la primera semana del encuentro el hecho que más captó la atención, paralelo a las negociaciones que se llevaban a cabo en los diferentes órganos subsidiarios, fue el boicot y el abandono parcial de las negociaciones de casi la mayoría de las delegaciones asistentes, a iniciativa de los países miembros del G-77 y los estados insulares, entre otros. La causa fue un borrador que era circulado por la delegación anfitriona, Dinamarca, donde se favorecía a los países desarrollados, porque se mencionaba en aquel documento dejar de lado la estructura que se ha estado utilizando hasta la fecha, el Protocolo de Kioto, que compromete a los países desarrollados a reducir la cantidad de gases de efecto invernadero, para dar paso a un nuevo esquema de reducción de emisiones para un mayor número de países y no sólo los desarrollados. La delegación danesa puntualizó que dicho documento existía y era verdad, sin embargo éste era solamente un borrador y no era un documento oficial. Dinamarca buscaba e intentaba alternativas para que el encuentro internacional no terminase sin resultados, sin embargo no todas las delegaciones opinaban lo mismo y este acontecimiento derivó en un boicot parcial de las negociaciones con lo que valioso tiempo de negociación en los diversos órganos subsidiarios fue desaprovechado; no obstante las reuniones informales y fuera del marco de negociación se alargaban y un par de días más tarde un consenso frágil era logrado para que principalmente los países menos desarrollados, los Estados Insulares y varias delegaciones del continente africano regresaran a las negociaciones formales.

El anterior suceso dio paso para que en la segunda semana de negociaciones se produjera uno de los episodios más frecuentes dentro de muchos órganos de Naciones Unidas, el trabajo en dos bloques y cada uno formulando su propia hoja de trabajo.

Las posiciones de los distintos bloques

El principio de responsabilidades comunes, pero diferenciadas que plantea la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático es la línea rectora más conocida dentro del área de la política climática. Dicho principio ha marcado la pauta para la negociación y acciones concretas contra los adversos del cambio climático entre los países miembros de la Convención. Igualmente ha contribuido a uno de los obstáculos más conocido en el proceso de toma de decisiones concernientes a la política climática: el debate “norte-sur”.

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