Ciencia y tecnología

Rastrea satélite daño a la Tierra

El Envisat, un “satélite para el medio ambiente”, es uno de los mayores objetos enviados al espacio para observar la Tierra, con sus 10 instrumentos de medidas, ocho toneladas de peso y 10 metros de largo, recuerda Henri Laur, el director de la misión que reúne a unos mil científicos esta semana en Montreux, Suiza.

Este satélite, que fue previsto para funcionar cinco años cuando fue lanzado en 2002, ha resultado tan fiable que va a continuar enviando a la Tierra sus informaciones entre cinco y siete años más, prevé este experto de la Agencia Espacial Europea (ESA).

Entre los 250 gigabytes de datos que manda a la Tierra cotidianamente, Envisat pone en evidencia las emisiones de dioxinas, contaminantes de origen industrial. Las observaciones del satélite permitieron elaborar un mapa que muestra evoluciones notables, incluso en un plazo de cinco años.

“Se constata que las emisiones son estables en Europa y Estados Unidos, pero experimentan un fuerte aumento en China”, señala Laur. “De esta manera se puede observar el impacto de los cambios económicos en el medio ambiente”, explica.

El satélite, dotado de un espectómetro, también puede evaluar la presencia en la atmósfera de metano y dióxido de carbono, los dos principales gases con efecto de invernadero responsables del calentamiento climático.

“El conocimiento de este fenómeno benefició mucho las observaciones por satélite. Muchas cosas no se hubieran visto de otra manera”, subraya el especialista.

El calentamiento se evidencia con el deshielo de los glaciares de Groenlandia, a una velocidad que se ha duplicado en 10 años, según las observaciones del satélite. También ha revelado una subida de tres milímetros por año del nivel de los mares, además de un calentamiento de las aguas del globo.

Un radar altímetro a bordo permite medir la pérdida de espesor del hielo polar, incluso de noche y bajo las nubes.

Los 230 técnicos de la ESA que recaban los datos también pueden detectar las violaciones medioambientales deliberadas como las desgasificaciones en el mar. Como el petróleo es más pesado que el agua, el satélite puede localizar una zona de menor oleaje en superficie fruto de la presencia de hidrocarburos.

“Envisat es un viejo conocido de los capitanes de petroleros”, destaca Laur. “Creemos que saben la frecuencia de nuestro paso en órbita.”

Un contaminador sólo será descubierto si está dentro del campo de visión del satélite, que pasa encima de nuestras cabezas 14 veces al día. Las autoridades de Singapur pudieron detener un petrolero con su ayuda.

A la altura del archipiélago francés de Kerguelen, al sur del océano Indico, las observaciones de Envisat permitieron reducir 90 por ciento la pesca ilegal, indica Laur.

Después de 2012, Envisat será reemplazado progresivamente por un conjunto de satélites más pequeños, los “Sentinel”, encargados de observaciones específicas. Por ahora, falta un presupuesto de los 17 países miembros de la AEE para un proyecto de química atmosférica que permitiría seguir analizando la presencia de gas con efecto invernadero.

El simposio de Montreux permitió que la comunidad científica recordara a los dirigentes europeos que una observación así “es muy importante”, señaló Laur.

Fuente: Milenio

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