Ciencia y tecnología

¿Qué es la salud planetaria y cómo puede combatir pandemias?

La diferencia de criterios aplicada entre países dificulta mucho la contención del virus, ya que tenemos un sistema económico y social muy globalizado y la movilidad de personas es altísima

Teorema Ambiental/Redacción

Bogotá, Colombia, 27 de marzo de 2020.— Más del 80 por ciento de los países del mundo tiene confirmados casos de COVID-19. La multiplicación de casos fuera de China, epicentro de los contagios, ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a declararla pandemia y a subrayar que, por lo tanto, se trata de un problema de salud de alcance global.

Sin embargo, a la hora de luchar contra la expansión de la enfermedad no existe una estrategia común, sino que cada país ha optado por iniciativas diferentes. “No tenemos un criterio único para definir las medidas de protección y cuándo deben aplicarse”, explica Salvador Macip, profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), con sede en Bogotá, Colombia.

Según el profesor Macip, “la OMS podría ser el organismo que dictará los protocolos relacionados con las estrategias de salud que es necesario seguir a escala planetaria, pero de momento estas decisiones se dejan a los Estados, que no actúan de forma coordinada”.

Hay países que han optado por un confinamiento riguroso de la población, como China, que prohibió los desplazamientos en la ciudad de Wuhan, foco del contagio, y en toda la región de Hubei, habitada por 50 millones de personas. Otros países, como Colombia, Chile y Argentina, han adoptado medidas más progresivas de confinamiento de la población, mientras tanto, gobiernos como el de Ecuador han adoptado medidas como el toque de queda para sus ciudadanos desde las 2:00 pm a las 5:00 am.

Esta diferencia de criterios dificulta mucho la contención del virus, ya que tenemos un sistema económico y social muy globalizado y la movilidad de personas entre países es altísima.

“Necesitamos que se establezcan estrategias globales para encarar los grandes problemas de salud planetaria actuales. Esto es especialmente relevante en cuanto a las enfermedades infecciosas, que, como vemos con este coronavirus, pueden tener un impacto enorme en poblaciones que no disponen de medios para enfrentarse a ellas”, afirma Macip, que es autor del libro Les grans epidèmies modernes.

En la situación actual, mientras se trabaja en la obtención de una vacuna y de antivirales que puedan ser efectivos, la única vía de protección posible es la concienciación de la población para limitar las vías de contagio, según la epidemióloga Cristina O’Callaghan-Gordo, también profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC.

Pero hay dos aspectos más que son también cruciales: analizar las causas de esta crisis y tomar medidas para que no vuelva a producirse.

El análisis del genoma de este coronavirus hace pensar a la comunidad científica que el virus procede de los murciélagos y que se ha transmitido a los humanos en un mercado de animales de la ciudad de Wuhan.

Tal y como explican los autores de este artículo, los virus de procedencia animal han sido responsables de otras epidemias recientes, como la del SARS, el MERS o el ébola. En este sentido, la profesora O’Callaghan-Gordo cree que “la disrupción de los ecosistemas y los cambios de producción de alimentos que facilitan el contacto entre fauna salvaje y humanos en zonas altamente pobladas favorecen la aparición de nuevas enfermedades infecciosas que se propagan con rapidez en un mundo globalizado”.

De este modo, la crisis sanitaria actual “pone de manifiesto la urgencia de impulsar el estudio de la salud planetaria, que analiza cómo la disrupción y la sobreexplotación de los ecosistemas pueden conllevar problemas para nuestra salud, y busca soluciones basadas en la interacción de los sistemas naturales, sociales y económicos”, según explica Ramon Gomis, director de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC.

Gomis considera que necesitamos tomar conciencia de “que nuestras conductas tienen un impacto que puede afectar a la salud de personas que viven en zonas muy alejadas del planeta”.

El profesor Macip señala que no se ha aprendido lo suficiente de las epidemias anteriores. “Hemos desaprovechado la oportunidad de prepararnos para la próxima pandemia, que, tal y como temíamos, ha tenido un mayor impacto que las anteriores.”

Y agrega: “debemos formar a profesionales capaces de analizar los factores que favorecen el origen de nuevos virus y que sean capaces de diseñar planes de contingencia contra estas epidemias”. Estos planes deberían integrar factores ambientales, sanitarios, económicos y sociales, “del mismo modo que existen planes estándar para actuar en casos de accidentes nucleares o petroquímicos”.

“A falta de un organismo que coordine las acciones a escala global, es necesario que los gobiernos y los sistemas sanitarios de cada país dispongan del conocimiento básico y cuenten con capacidad de interactuar entre ellos y aprender unos de otros, a diferencia de lo que vemos actualmente.”

Finalmente, el experto considera que esta “no es la peor pandemia que podemos imaginar, no es impensable que aparezcan virus más agresivos o infecciosos que el SARS-CoV-2, así que quizás la próxima vez tengamos que actuar más rápidamente para evitar tener muchas víctimas y es importante preparar a un conjunto de profesionales de diversos ámbitos que tengan claro cómo actuar durante la próxima epidemia, y que estudien lo que se ha hecho bien y mal en las pandemias víricas anteriores”.

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