Esta nube tiene las concentraciones más altas de partículas de arena desértica en el último medio siglo. Comenzó hace una semana y hasta ahora ha recorrido más de 5 mil kilómetros
Teorema Ambiental/Redacción
Ciudad de México, 24 de junio de 2020.— Desde hace unos días, una mancha color ocre se observa en las imágenes satelitales situadas en la costa noroccidental de África y sobre el océano Atlántico.
Actualmente, la mancha se extiende desde África hasta el Caribe. Se trata de una capa de aire muy seco, surgida en el desierto del Sahara, y llena de polvo del desierto que viaja miles de kilómetros para llegar a América Latina. De hecho, en el Caribe ya se siente su efecto y varios países recomendaron el uso de mascarillas y el evitar actividades al aire libre, por las altas concentraciones de partículas que hay en el aire.
También emitieron advertencias para embarcaciones que naveguen en el Atlántico, por la reducción de la visibilidad en la navegación que provoca el fenómeno meteorológico.
De acuerdo con Olga Mayol, experta del Instituto de Estudios de Ecosistemas Tropicales de la Universidad de Puerto Rico, esta nube tiene las concentraciones más altas de partículas de arena desértica en el último medio siglo. Comenzó hace una semana y hasta ahora ha recorrido más de cinco mil kilómetros hacia el Caribe e incluso rumbo a las costas de Venezuela.
Mientras que la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU (NOAA, por sus siglas en inglés) pronostica que la columna de arena desértica continuará su movimiento hacia el oeste y llegará a Centro y Sudamérica, e incluso el Golfo de México.
¿De qué se trata?
Esta masa de aire seco y cargado de partículas de arena se forma al final de la primavera, el verano y principios del otoño y generalmente se mueve hacia el oeste sobre el océano Atlántico tropical cada tres o cinco días.
No suele durar más de una semana, pero bajo el efecto de los vientos alisios en ciertas épocas del año la hace más propensa a que pueda cruzar el Atlántico y recorrer más de diez mil kilómetros. Este fenómeno puede ocurrir varias veces al año.
El fenómeno se intensifica a mediados de junio, alcanza su punto máximo desde fines de junio hasta mediados de agosto y disminuye rápidamente desde mediados de ese mes.
De acuerdo con la NOAA, cada año, más de 100 millones de toneladas de polvo sahariano cruzan el océano y algunas veces llega hasta la cuenca del río Amazonas y durante su periodo de mayor actividad, la nube ha llegado hasta Florida y Texas en EEUU y se extiende en enormes áreas del Atlántico, equivalentes a los territorios de EEUU y Canadá juntos.
La capa de polvo forma una nube generalmente de entre tres y cinco kilómetros de espesor y se encuentra a una altura de entre uno y dos kilómetros en la atmósfera.
Este fenómeno es natural y contribuye en diversas formas a los ciclos naturales del planeta, por ejemplo: el calor de la capa actúa para estabilizar la atmósfera cuando el aire cálido de la nube de polvo se eleva por encima del aire relativamente más frío y denso.
También, el polvo está compuesto de diferentes elementos químicos que fertilizan los suelos y el océano.
El polvo también absorbe la luz solar, lo que contribuye a la regulación de las temperaturas del planeta y estos minerales reponen los nutrientes en los suelos de las zonas tropicales. Según la NOAA, el calor, la sequedad y los fuertes vientos asociados a este fenómeno suprimen la formación de ciclones tropicales.
Sin embargo, algunos expertos indican que varios de estos minerales pueden ser tóxicos para los ecosistemas oceánicos, especialmente los corales.
Uno de los efectos nocivos de la nube de polvo es para la salud del ser humano pues afecta la calidad del aire. También tienen aproximadamente un 50 por ciento menos de humedad que la atmósfera tropical típica, lo que puede afectar desde la piel hasta los pulmones, lo que lo hace peligroso para personas con problemas respiratorios e incluso, provocar problemas de alergias o irritación de los ojos o mucosas.
