Ciencia y tecnología

Organismo de murciélago podría ser clave en lucha contra el cáncer

Generan más agentes antioxidantes y su mecanismo de protección de ADN es mejor al de los humanos, entre otras características

Teorema Ambiental/Redacción

Ciudad de México, 23 de diciembre de 2019.— Basado en relatos húngaros sobre un conde que vivió en el siglo XV, el escritor irlandés Bram Stoker creó uno de los personajes más representativos de la época de Halloween, el conde Drácula, un ser que extrae la sangre de sus víctimas y tiene hábitos nocturnos como los murciélagos.

El relato publicado en 1897 refiere que ese personaje se convierte en un “murciélago de gran tamaño”. Desde entonces se le dio mala fama al único mamífero volador que existe en el mundo.

Sin embargo, estos animales habitan diversos ecosistemas, al estar esparcidos prácticamente en todo el mundo, donde son polinizadores y contenedores de diversas plagas de insectos.

Su importancia no solo radica en su papel dentro del ecosistema, ya que se ha comenzado a estudiar sus procesos genéticos y moleculares para entender su mayor resistencia a enfermedades oncológicas, así como sus características que los hacen tener una longevidad mucho mayor en comparación con otras pequeñas especies.

Eso llamó la atención de Francisco Alejandro Lagunas Rangel, estudiante de doctorado del Departamento de Genética y Biología Molecular del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), quien al tener interés de estudiar la relación del cáncer y la longevidad identificó que estos mamíferos tienen ciertas características biológicas que los hacen más resistentes al desarrollo de diversos tipos de cáncer.

Resulta que generan más agentes antioxidantes y su mecanismo de protección de ADN es mejor al de los humanos, entre otras características.

“Durante una estancia de investigación realizada en la Universidad de Oxford, Inglaterra, trabajé con un modelo de envejecimiento y resistencia a cáncer, con un roedor tipo topo cuyo nombre científico es Heterocephalus glaber, el cual resulta ser muy longevo y resistente a cáncer. Una característica que de acuerdo con la literatura científica comparte con otras dos especies, una de ellas los murciélagos”, señaló el estudiante.

A partir de esa experiencia, el investigador pudo comprobar que se trata de una especie interesante desde un planteamiento molecular, al presentar características epigenéticas que reducen el riesgo de generar mutaciones, con lo que evitan al máximo la aparición de células alteradas que pudieran convertirse en tumores malignos.

De hecho, los murciélagos presentan sistemas de reparación de ADN más avanzados que los humanos. Por ejemplo, tienen una sobreexpresión de la proteína p53, la cual está relacionada con el control de los mecanismos de proliferación celular; lo que significa que si una célula llega a descontrolarse y comienza a reproducirse de sobremanera, esa proteína ayuda a controlar la proliferación o bien, coadyuva a que las células alteradas mueran al activar los mecanismos de apoptosis.

“La proteína p53 es denominada guardián del genoma, porque cuando detecta un daño, le indica a la célula que pare y se repare. Todos los mamíferos tienen este tipo de mecanismos de control, pero en los murciélagos es más sensible y ayuda a identificar fácilmente las mutaciones generadas en las células. De no repararse, esa proteína también ayuda a eliminar las células dañadas mediante la activación de vías de señalización que conducen a su muerte”, explicó Lagunas Rangel.

Además, esos animales tienen más agentes antioxidantes (proteínas), como la superóxido dismutasa, que degrada del superóxido en oxígeno y peróxido de hidrógeno, representando una importante defensa antioxidante en la mayoría de las células expuestas al oxígeno. Asimismo, sus mitocondrias crean menos especies reactivas de oxígeno por cada molécula del mismo que entra a su organismo, de esa forma produce menor daño al ADN, las proteínas y los lípidos.

Esas características fisiológicas de los murciélagos los hace una de las especies mamíferas más longevas, de acuerdo a su tamaño, al superar algunas especies las cuatro décadas de vida y pesar no más de siete gramos, a diferencia de los roedores que solo llegan a vivir cinco años.

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