Ciencia y tecnología

Jitomate hidropónico protegido

Es común pensar que la tecnología se aleja de los bolsillos de pequeños productores, sin embargo, investigadores de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) han desarrollado un paquete tecnológico llamado invernadero tipo PB (polibicenital) que de manera práctica, sencilla y económica, permite al productor obtener altos rendimientos en la producción de jitomate hidropónico.
Sara Antonio

Esta tecnología contempla desde la producción de plántula hasta la cosecha del jitomate.

Policarpo Espinosa Robles, investigador del Departamento de Fitotecnia de la UACh, destaca que con este sistema el cultivo de jitomate puede llegar hasta seis racimos de alto lo que garantiza hasta tres kilos por planta.

“Los rendimientos son muy alentadores con respecto a la media nacional en campo, que es de 40 toneladas (ton) por hectárea en un ciclo. Con este paquete tecnológico podemos obtener una producción de 500 a 600 ton por año, ya que nos permite tener dos ciclos”, puntualiza el especialista.

El productor comienza a tener ganancias desde el primer ciclo de venta por lo que recupera parte de su inversión en este periodo, pero generalmente se ven resultados positivos en año y medio, aunque hay ganancias en los tres ciclos, calcula el investigador.

Por ejemplo, en dos mil metros cuadrados de invernadero, el productor puede albergar 18 mil plantas a una densidad de nueve plantas por metro cuadrado. La plantación se efectúa en doble hilera, lo que permite la existencia de 10 plantas en un metro lineal, cinco de un lado y cinco del otro. En medio de ellas pasa una cinta de goteo tipo brazalete, elaborado con poliducto de baja densidad, que tiene perforaciones cada cierta distancia y un brazalete que permite la salida del agua en forma de gota y no de chorro.

El investigador explica que se forman dos paquetes de cama de cultivo separadas por un pasillo central de un metro. Las camas son de 40 centímetros (cm) de ancho, 20 cm de profundidad y 23 metros de largo, separadas por un pasillo de 60 cm.

Éstas pueden ser forradas con polietileno o construidas con cemento, madera o plástico.

Tecnología económica

Esta tecnología surge como respuesta a la necesidad de los productores que desean contar con invernaderos de bajo costo, eficientes y con la misma calidad que los importados, que en su mayoría son muy costosos y por lo mismo inaccesibles para cierto nivel de productores.

El paquete tecnológico PB ya se probó en algunos estados del país como Veracruz, Oaxaca, Hidalgo y Estado de México.

Busca capacitar al productor en la construcción de su propio invernadero para que forme parte de la producción nacional en la medida que vaya creciendo.

La idea original para el desarrollo de este invernadero se fundamenta en los años de experiencia que ha acumulado Policarpo Espinosa Robles, quien empezó su recorrido por este sector construyendo invernaderos de madera, tubulares y posteriormente tipo túnel, hasta llegar al modelo de dos ventilas cenitales, lo que dio origen al invernadero PB –Poli de Policarpo y Bicenital alusivo a las dos ventanas de aire que permiten una rápida ventilación y renovación del aire.

El diseño no es una copia fidedigna de modelos importados; surge a raíz de un conocimiento de las condiciones de cada una de las regiones del país en las que se ha establecido. “Obviamente con una lectura que se hace sobre lo que ya existe en el mundo”, explica el investigador.

Su estructura puede contener diferentes materiales. En este caso el diseño está elaborado de perfiles cuadrados tipo cintro –calibre delgado–, que permite soportar cargas pesadas de producto, como es el cultivo del jitomate hidropónico que presenta altas densidades de población.

También los hay de madera y hasta de bambú. En la región de Huatulco, se ha asesorado en la construcción de invernaderos de bambú, conocido como “el acero de la selva”, el cual predomina en esta zona y permite ser moldeado para establecer una ventila cenital curva. Para que la estructura de este material tenga mayor solidez es necesario darle un tratamiento, que consiste en inmersiones de boro, “el bambú bien tratado, no se pudre ni se pica y puede durar hasta la eternidad”, señala el experto.

El paquete tecnológico tipo PB es versátil, ya que se pueden sembrar desde plantas pequeñas como lechuga, hasta plantas de porte alto como jitomate o pepino, también es apto para cultivar plantas medicinales; esto permite al productor tener un invernadero acorde a sus necesidades de venta y producción.

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Las medidas del invernadero PB pueden variar de acuerdo con la parcela del productor y la región en la que se establezca. Las modificaciones generalmente se dan en la altura de columnas y paredes.

Para climas templados se construyen estructuras con columnas de dos metros (m) y en su parte central hasta el cenit o cumbrera se da una altura de hasta 4.70 m. En lugares cálidos las columnas se aumentan a tres metros de altura para que exista mayor ventilación y frescura y de 5.50 a seis metros en su centro.

El largo del invernadero varía de acuerdo con las condiciones del terreno, pero el prototipo que se ha establecido para PB es de 11.50 m de ancho por 48 m de largo, que suman aproximadamente 550 metros cuadrados de superficie, indica Policarpo Espinosa.

El largo de un invernadero como éste puede llegar hasta los 100 m, pero es importante que sea dividido en naves individuales y no unido en batería, para que el sistema sea más operativo. Las uniones en batería complican la ventilación y el control de las enfermedades, afirma el investigador.

Establecer puertas de doble acceso en el invernadero PB es importante para la proteger el cultivo de insectos plaga y enfermedades, que introduce el hombre al momento de visitar el invernadero. Este mecanismo funciona como las puertas de los bancos, evita que entren fácilmente los ladrones de la savia y de los nutrientes de plantas y frutos.

Bueno, bonito y barato

El costo de un invernadero tipo PB –de 550 metros cuadrados de superficie– es de 36 mil pesos aproximadamente. Su estructura requiere un tubular de 1.5 por 1.5 pulgadas con un largo de seis metros, que cuesta 130 pesos. Es importante señalar que el invernadero se ajusta a las dimensiones del tubular, es decir, si se elaboran columnas de dos metros de altura con un tramo se obtienen tres postes, por lo que no se desperdicia material. Las curvas requieren tramos completos y las cumbreras se hacen del tamaño que permita obtener piezas exactas a la medida del tramo. El gasto total aproximado sólo en la estructura metálica es de 25 mil pesos.

La malla que se utiliza es antiáfidos, pero también se puede ocupar malla tipo mosquiteras o con las que se elaboran las bolsas de mandado. Su costo varía según la casa constructora pero generalmente se encuentra entre los 15 y 25 pesos el metro cuadrado. Para proteger un invernadero del tipo bicenital se requiere de un gasto de cinco mil pesos de este material, costo que se equipara a la cubierta de polietileno blanco lechoso, que es de seis mil pesos.

El enfoque de este paquete tecnológico es utilizar el material que tenemos en el país con miras de abatir los costos de producción. A pesar de que este invernadero es sencillo y económico, permite ser automatizado hasta donde alcancen las posibilidades del productor.

Necesaria asesoría y capacitación

Los riesgos a los que está expuesta esta tecnología responden principalmente a los desastres de tipo meteorológico, por lo que el experto recomienda tener un seguro agrícola, con el que se suavicen las pérdidas del agricultor. No programar adecuadamente las fechas de siembra, ocasiona que el producto no esté listo cuando lo demanda el mercado o cuando sus precios son más altos, y esto se traduce en pérdidas.

La falta de una instalación que abastezca de agua para el riego o aquella que permita la captación de la precipitación pluvial cuando ésta es nula, es factor importante por el cual se puede venir abajo la producción de los cultivos.

Por ello toma relevancia la asesoría y capacitación de personas expertas que permitan vislumbrar los posibles riesgos y sus oportunas soluciones. El equipo de investigación que desarrolló este paquete y el cual es encabezado por el investigador Policarpo Espinosa, está a favor de resolver los problemas de los productores, con el propósito de que tengan la confianza para adoptar la tecnología según sus posibilidades.

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