Ciencia y tecnología

Falta educación y cultura para enfrentar los peligros volcánicos

En el mundo existen mil 600 volcanes activos y cada año, entre 20 y 50 de estas estructuras geológicas, pueden presentar alguna erupción de manera alternada

Teorema Ambiental/Redacción

De acuerdo con el Centro Nacional de Protección Civil, en México existen 31 volcanes potencialmente activos, siendo el de Colima y el Popocatépetl los que se monitorean los 365 días del año por su constante actividad, la cual se puede consultar en tiempo real en el Atlas Nacional de Riesgos (http://www.atlasnacionalderiesgos.gob.mx/).

Por ello, la inversión de recursos económicos en la investigación y, sobre todo, en la instrumentación para el monitoreo de fenómenos volcánicos es esencial para conocer los diferentes procesos que se presentan.

Dar seguimiento a la actividad volcánica es la mejor forma de proteger a la población y el mejor producto que puede generar la comunidad científica, sostuvo en rueda de prensa Hugo Delgado Granados, director del Instituto de Geofísica (IGEF) de la UNAM, para abordar el tema: “Erupciones en Guatemala y Hawái, ¿y el Popo?”.

Volcán de Fuego

Robin Campion, doctor en ciencias geológicas e investigador en el Departamento de Vulcanología del IGEF-UNAM, indicó que el Volcán de Fuego es el más activo de Guatemala, sus mayores erupciones históricas se registraron en 1581, 1717, 1737, 1880, 1932 y 1974. Es un sistema con pendientes muy fuertes en sus laderas. Ha presentado actividad casi permanente con explosiones “inofensivas”, lo que creó una falsa sensación de seguridad en la población, tanto que hay pueblos ubicados a seis kilómetros del cráter.

El vulcanólogo señaló que el principal peligro asociado a las erupciones, como las que presentó este volcán, son las avalanchas de material caliente (roca, ceniza, fragmentos lava y gases) con temperaturas que van de 100 a 500 grados centígrados, una velocidad de propagación de 50 a 400 kilómetros por hora (km/h), 100 veces más rápido que un flujo de lava y diez veces más que un flujo de lodo.

Como estos materiales son más densos afectan principalmente las barrancas, pero en algunas condiciones salen de ahí y tienen impacto en otras zonas. “El alcance que pueden tener depende de la pendiente del volcán y del volumen del material involucrado”, precisó Campion.

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El proceso de erupción se debe a una acumulación progresiva de presión en la cámara magmática que se libera después de exceder un cierto umbral. En el caso del Volcán de Fuego, la erupción fue acompañada de un colapso parcial de la ladera lo que provocó una mayor cantidad de material involucrado y generó que las avalanchas llegaran a ocho kilómetros, lo que hizo que el material piroclástico tuviera mayor alcance.

Este contexto demostró dramáticamente la falta de educación al riesgo, tanto en los habitantes como en las autoridades. Por ello, “la enseñanza que queda para México después de lo ocurrido en Guatemala y con dos volcanes muy activos en el país, como lo son el Popocatépetl y el volcán de Colima, es muy importante mantener la vigilancia al más alto nivel, esto implica inversión para mantener y mejorar el monitoreo, y evitar entrar en una rutina embrutecedora, porque aun cuando un volcán mantenga un patrón de conducta, este puede cambiar y presentar fenómenos peligrosos con poca anticipación”.

Volcanes activos

Servando de la Cruz-Reyna, investigador del Departamento de Vulcanología del IGEF-UNAM, explicó que decir que un volcán está activo no necesariamente se refiere a que está en erupción, pero sí que tiene el potencial de entrar en erupción porque en su interior cuenta con suficiente material de magma para hacerlo en algún momento.

De la Cruz-Reyna informó que en México ha habido un desarrollo importante en la generación de mapas de peligro volcánico con énfasis en los de mayor riesgo: Popocatépetl, el de Colima, Pico de Orizaba y Chichonal, que cuentan con mapas de peligro en distintos niveles de desarrollo.

“En el caso del Popo y el de Colima, desde el siglo pasado hay una labor considerable de documentación sobre peligros volcánicos, pero falta apoyo de los medios de comunicación para que la conciencia se forme con mayor fuerza”, apuntó el académico.

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