Ciencia y tecnología

Crean venenos de fauna endémica

Una toxina del veneno del caracol Conus magus, es la base de un nuevo medicamento aprobado recientemente en Europa, cuya efectividad supera en casi mil veces a la morfina y no crea adicción.

Este fármaco Prialt, desarrollado por Baldomero Olivera, de la Universidad de Utah, es sólo uno de los ejemplos de cómo los venenos de especies animales se emplean en la actualidad en el área farmacéutica para crear soluciones a diversas enfermedades y padecimientos.

Una de las regiones más prolíficas de este tipo de investigaciones es, sin duda, América Latina, principalmente México, Costa Rica y Brasil, donde se encuentran en desarrollo diversos medicamentos a partir de venenos de fauna endémica de la región.

En México, actualmente se estudian los compuestos de los venenos de diversos alacranes y escorpiones, que han demostrado eficacia en cardiología y oncología, así como bactericidas y antibióticos.

Los alacranes y escorpiones son, a decir de los especialistas, una gran farmacia de compuestos potencialmente útiles para el desarrollo de fármacos, dado que existen poco más de 1,500 variedades en el mundo (221 en México), con un promedio de 70 péptidos por especie, por lo que se calcula podría haber más de 50 mil agentes viables para el desarrollo de medicamentos.

Algunas de estas sustancias, explicó Alejandro Alagón Cano, biotecnólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pudieran servir como compuestos modelo para el desarrollo de nuevos medicamentos antirrítmicos y algunos otros, como antibióticos.

Un ejemplo de ello, dijo, es el alacrán de Guerrero, en cuyo veneno se encontró un compuesto denominado hadrurina, que hasta el momento ha demostrado ser un potente antibiótico en pruebas realizadas por científicos del Instituto de Biotecnología de la UNAM.

La escorpina proveniente del veneno del alacrán de Gabón (Pandinus imperator) es otro de los compuestos estudiados en la UNAM, que ha resultado ser un excelente bactericida, altamente eficaz como inhibidor en el desarrollo de protozoarios.

Al igual que el alacrán de Guerrero, el denominado de Turquía también presenta ciertas potencialidades terapéuticas en su veneno, dado que entre las toxinas encontradas en éste, las clasificadas como poco tóxicas han resultado la base de potenciales fármacos en área oncológica.

En estudios clínicos realizados hace poco más de un año, estas sustancias han demostrado inhibir la metástasis (desplazamiento de células tumorales a otras regiones), además de reducir considerablemente los tumores al actuar únicamente en las células malignas.

Fuente: El Universal

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