Ciencia y tecnología

Consideraciones ambientales en la construcción de aeropuertos

Según investigaciones de ambientalistas y expertos en ecología, una de las razones para excluir a Zumpango como zona propicia para la construcción de un aeropuerto alterno al de la ciudad de México, fue porque esto afectaría la producción lechera de la región.

Estos especialistas argumentaron, hace varios años, que las vacas se angustiaban al oír el ruido de los aviones y su capacidad de producir el lácteo disminuía de manera notable. No hay que olvidar que Zumpango es una zona lechera.

Aunque está comprobado que la construcción del aeropuerto en la zona de Texcoco no afectaría a las aves que ahí habitan, en cualquier obra aeroportuaria se toman en cuenta aspectos ambientales y su posible impacto ecológico en el lugar. La climatología, por ejemplo, es muy importante para determinar la dirección de los vientos y el posible efecto negativo que pueda tener sobre los aviones.

En la construcción de aeropuertos participa un gran equipo de especialistas: ingenieros civiles, geotécnicos, topógrafos, geodésicos, arquitectos, empresas constructoras y proveedoras de materiales. Un aeropuerto cuenta con pistas, rodamientos, terracerías, edificio principal, torre de control, zona de bomberos, emergencias, caminos perimetrales y una zona federal con sus propios terrenos y áreas verdes.

Toda esta complejidad en materia de construcción de aeropuertos debe determinar con anticipación el índice y la mecánica del suelo. De igual manera, se debe considerar la problemática hidráulica, ya que con estos conocimientos se puede predecir perfectamente el comportamiento del terreno y tomar las decisiones más apropiadas.

Ingenieros civiles y geotécnicos son las personas encargadas de estudiar la mecánica del suelo y sus aportaciones son importantes para que otros especialistas puedan diseñar, trazar, cimentar estructuras, construir y pavimentar todas las instalaciones y caminos necesarios.

Los geotécnicos elaboran un documento que se conoce como Procedimientos Constructivos y éste contiene especificaciones concretas en cuanto al tipo de suelo en donde se está construyendo. También se señalan las características que deberán tener las estructuras, las cargas que se necesitarán y la profundidad mínima a la que deberá realizarse la exploración, con lo cual se obtienen muestras que se analizarán en el laboratorio y que servirán para determinar las propiedades físicas y mecánicas del suelo.

La participación de los ingenieros civiles en la construcción de aeropuertos se inicia desde la elaboración de estudios de factibilidad, es decir, en los términos más simples se hace una recomendación sobre si el sitio es el adecuado para tal o cual proyecto. Un estudio de factibilidad no solamente debe tomar en cuenta el objetivo que deberá cumplir la construcción, sino también considera la recuperación de los recursos financieros invertidos.

Según Gabriel Moreno Pecero, jefe de la División de Ingeniería Civil, Topográfica y Geodésica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cualquier construcción deberá cumplir con cuatro requisitos fundamentales: que la obra sea económica en sentido amplio, que sea funcional (es decir, que ofrezca beneficios concretos para la zona), que brinde seguridad y que armonice con la naturaleza.

Un ingeniero civil interviene en una obra desde la planeación del proyecto, en el diseño, construcción, operación y mantenimiento. Los criterios ambientales también están considerados, ya que se obtienen características dinámicas e hidráulicas, para después establecer especificaciones constructivas.

Tres en uno, así es el Valle de México

El suelo del Valle de México tiene tres características diferentes. La zona de lomas, la cual se caracteriza por poseer un suelo duro, poco comprensible y, por lo tanto, no se puede deformar; la región lacustre o área de lagos, cuyo tipo de suelo es totalmente opuesto al anterior, es decir, son terrenos blandos y con poca resistencia; por último, existe una tercera zona denominada de transición, ya que tiene una consistencia combinada entre las dos anteriores.

Con base en lo anterior, una vez que se analiza el tipo de suelo, se determina qué tipo de estructura de construcción se necesitará, los cimientos que se aplicarán, así como los materiales que se usarán. Según los especialistas, si se pudiera escoger el tipo de suelo, desde luego éste sería el duro, el más resistente y menos deformable. Pero en un lugar como el Valle de México, no es posible darse el lujo de elegir. Sin embargo, e independientemente de donde se construya el nuevo aeropuerto internacional de la ciudad de México, la ingeniería mexicana y los sistemas de construcción del país tienen la capacidad de responder de manera oportuna a cualquier tipo de suelo.

Para determinar la longitud y la ubicación de las pistas de los aeropuertos, es fundamental el trabajo que realizan los especialistas en geodesia y las labores topográficas e hidráulicas, permiten conocer las características de las corrientes de agua (si es que las hay), si la zona es propensa a inundarse o no y si hay inclinaciones o pendientes en el terreno, lo cual puede provocar escurrimientos de agua.

Con el análisis previo del subsuelo se puede elegir adecuadamente el tipo de material que se usará para pavimentar las pistas, para los accesos o rodamientos o para los caminos de terracería. La construcción del edificio terminal, los edificios aledaños, como la zona de bomberos, emergencias o la torre de control (que por regla general es de gran altura), deben tener diferentes cimentaciones y, por lo tanto, requieren de una variedad de materiales.

Generalmente, la superficie de rodamiento de un aeropuerto se hace de concreto asfáltico (que tiene la característica de ser flexible) o de concreto hidráulico (que es un material rígido). Las pistas utilizadas para el aterrizaje de los aviones casi siempre son flexibles, en comparación con los accesos, rodamientos y las plataformas donde se le da mantenimiento a las naves, que son de concreto hidráulico.

Un trabajo de pavimentación cuenta con diferentes capas y éstas deben cumplir también con una variedad de especificaciones. Así, por ejemplo, deben tener un grado de compactación que la mayoría de las veces llega a 90 por ciento. Hay capas que se elaboran para pesar menos que otras, tal es el caso del tezontle o del cemento Portland, que es más rígido.

El diseño de las pistas también debe tomar en cuenta el tamaño de las naves, con el fin de determinar el tipo de materiales que se usarán, la longitud de las pistas y el ancho de las mismas. Así, el diseño de una pista consiste en la estructura que tendrá el pavimento, los diferentes espesores de las capas que lo componen, el tipo de material de cada capa, así como las propiedades físicas y mecánicas del suelo (granulometría, plasticidad y resistencia).

La tendencia mundial en la construcción de pistas evoluciona hacia las de gran tamaño, ya que así se están fabricando las aeronaves. Por ejemplo, en Europa destacan los aerobuses que tienen una capacidad para cerca de 300 personas y las pistas, que antes medían en promedio dos mil 400 metros, ahora deben tener hasta cuatro mil metros de longitud.

Frente a estos cambios, en nuestro país hay profesores de tiempo completo dedicados a preparar a los futuros profesionales, los cuales tendrán la capacidad para responder de manera adecuada a los retos futuros. Uno de estos desafíos es mantener la excelente posición de México en el área aeroportuaria, ya que por su calidad de servicio hoy en día ocupa el segundo lugar en el continente americano, superado únicamente por Estados Unidos.

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