Ciencia y tecnología

Chocan cuatro galaxias

En un hallazgo tan fortuito como sorpresivo, el telescopio espacial Spitzer de la NASA encontró uno de los choques cósmicos más grandes jamás registrados: En un lejano cúmulo, cuatro galaxias se dan un encontrón, y están soltando estrellas como vidrio roto.

Eventualmente, las cuatro galaxias se aglomerarán en un solo cuerpo supermasivo, de 10 veces el tamaño de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea.

“La mayoría de las fusiones galácticas que ya conocemos son como dos carros compactos chocando”, dijo Kenneth Rines, investigador del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian.

“Lo que tenemos aquí es como cuatro camiones volcadores con arena aplastándose en uno, tirando arena por todos lados.”

Tres de las galaxias en esta colisión son aproximadamente del tamaño de la Vía Láctea. La cuarta tiene tres veces su tamaño.

“Ésta es la fusión más grande en términos de masa estelar total”, dijo Rines a la revista New Scientist, añadiendo que el segundo lugar se lo lleva una colisión de dos galaxias del tamaño de la Vía Láctea, conocidas como las Galaxias Antena, magistralmente captadas por el telescopio espacial Hubble.

“Cuando esta fusión esté completa, ésta será una de las galaxias más grandes en el universo”, dijo Rines.

Spitzer halló este choque múltiple por accidente, durante una inspección del memorablemente nombrado CL0958+4702, un cúmulo de galaxias a unos cinco mil millones de años luz de distancia. En el centro del cúmulo, el telescopio espacial infrarrojo se tropezó con una pluma de luz, particularmente grande y con forma de abanico, saliendo de una reunión de cuatro galaxias elípticas.

La pluma está compuesta de miles de millones de viejas estrellas rojas en sus últimas luces. Se extienden hasta unos 360 mil años luz del choque, aparentemente lanzadas hacia afuera cuando las galaxias comenzaron girar en espirales unas en torno a las otras.

“Y ésa es otra cosa bastante asombrosa, el número de estrellas en la pluma es de más o menos el de tres Vías Lácteas”, dijo Rines, líder del estudio que se publicará en la revista técnica Astrophysical Journal Letters.

Eventualmente, más o menos la mitad de esas estrellas regresarán a las galaxias fusionadas.

A los planetas de las que queden flotando libres, fuera de las galaxias, les espera un cielo nocturno espectacular, y muy distinto al de la Tierra. Desde la órbita de estas estrellas huérfanas, las noches serán iluminadas no por pequeños puntitos de luz dispersos, sino por galaxias enteras, con sus brazos, barras y nubes.

Además del infrarrojo Spitzer, Rines y su equipo usaron otros tres telescopios, en la Tierra y en el espacio y en múltiples espectros, para ver este suceso a cinco mil millones de años luz. La distancia implica que estamos viendo el choque como era hace cinco mil millones de años.

“Si pudiéramos ver como es el cúmulo ahora, la fusión se habría acabado hace mucho”, explicó Rines. El resultado se parecería a las masivas galaxias que se encuentran en el centro de otros tantos cúmulos.

Colisiones cósmicas

Las colisiones o fusiones entre galaxias son comunes en el universo, ayudadas por la gravedad que las atrae cuando se acercan, y las hace enredarse y unirse.

Aunque las estrellas salen disparadas en las colisiones, el espacio que separa una de la otra asegura que sobrevivan al viaje.

Hay fusiones menores y mayores. En fusiones menores, como la llamada galaxia Telaraña, la gravedad de una enorme galaxia atrae a docenas de otras más pequeñas, como moscas en su red.

Las fusiones mayores involucran a dos galaxias de igual tamaño, como las galaxias Antena o este recién descubierto choque múltiple.

A nuestra Vía Láctea le espera una fusión con su vecina Andrómeda en unos cinco mil millones de años.

Fuente: Milenio

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