Cambio climático

Se secan cataratas

Iguazú, Argentina.— La intensa sequía que ha reducido el caudal de las cataratas del Iguazú a una sexta parte del habitual puede mantenerse hasta octubre próximo, amenazando el turismo y la estabilidad de ese ecosistema compartido por Brasil y Argentina.

Aunque para el próximo fin de semana se esperan algunas lluvias y la llegada de un frente frío desde el sur, fuentes de la Secretaría de Turismo de Foz de Iguazú, en el lado brasileño de las cataratas, explicaron que eso será insuficiente para recuperar el caudal a corto plazo.

Para superar la que está considerada la mayor sequía en la zona en las últimas dos décadas “es necesario que llueva, y mucho, en las cabeceras del río Iguazú”, que se sitúan a unos mil kilómetros al este, en la Sierra del Mar, indicó a la agencia informativa EFE Rafael Langwinski, portavoz de la alcaldía de Foz de Iguazú.

Según el servicio de meteorología, no se esperan precipitaciones intensas en las cabeceras hasta mediados de septiembre próximo, lo que supone que el caudal del Iguazú al llegar a las cataratas no se recuperaría hasta principios de octubre.

En el interior del estado de Paraná (Brasil) la situación tampoco es alentadora y la intensa sequía ha propiciado en varias zonas agrícolas incendios que comprometen la producción agraria y ponen en riesgo a la fauna.

Algunos incendios se han desatado incluso dentro del Parque Nacional de Iguazú. El último comenzó hoy en el extremo norte de esa área natural protegida, que tiene 185,262 hectáreas y un perímetro de 420 kilómetros.

Esos incendios, hasta ahora controlados, son producto de la combinación de sequía y altas temperaturas, que esta temporada han llegado casi a 30 grados, cuando la media para esta época del año es de entre 15 y 18.

Las autoridades del parque han adoptado medidas para proteger la fauna, constituida por aves, roedores y pequeños reptiles y que también empieza a sentir los efectos de la intensa sequía, al igual que la exuberante flora.

Según mediciones hechas por la Compañía de Energía Eléctrica del estado de Paraná, el caudal del río Iguazú al caer desde las cataratas era hoy de unos 250 mil litros por segundo, cuando en épocas normales llega a ser seis veces mayor.

Ese bajo nivel es el mismo que ha mantenido el río durante la última semana, en la que la espectacular imagen que suelen ofrecer las 250 cascadas por las que cae el Iguazú ha quedado reducida en muchas zonas a unos hilos de agua que dejan ver unas paredes rocosas cubiertas de musgo habitualmente ocultas.

Turistas citados por la prensa local opinan que se trata de “algo diferente”, pero lamentan la ausencia de los espectaculares saltos de agua que los llevaron hasta allí y que de la sequía no se haya salvado ni la famosa Garganta del Diablo, de 80 metros de altura.

“Es diferente. Es casi imposible ver eso”, dijo respecto al paisaje actual Jorge Pegoraro, representante del Instituto Brasileño del Medio Ambiente en la zona, para quien se trata de “un espectáculo inédito que vale la pena ver”.

Sin embargo, muchos otros turistas no parecen tan convencidos. Desde el pasado día 1 han visitado la zona unas 80 mil personas, frente a las 115 mil que lo hicieron el año pasado en el mismo mes, tradicional periodo de vacaciones invernales tanto en Brasil como en Argentina.

Portavoces del Sindicato de Hoteles de Foz de Iguazú confirmaron a EFE que el sector turístico ha sufrido perjuicios, que pueden agravarse.

Según cifras de ese sindicato, la capacidad hotelera de Foz de Iguazú es de 19 mil camas y la ocupación actual es del 65 por ciento.

En julio del año pasado, la tasa de ocupación llegaba casi al 80 por ciento, de acuerdo con un informe sindical que atribuye la caída a la cancelación de reservas por la falta de agua en las cataratas.

Fuente: La Vanguardia

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