El puente de hielo que se había formado en el extremo del glaciar Perito Moreno en contacto con la península de Magallanes, en el oeste de la austral provincia argentina de Santa Cruz, se desmoronó hoy tras varios días de expectativa y en uno de los espectáculos más bellos de la naturaleza.
Fue la primera vez, desde que se tiene registro, que el rompimiento del glaciar más famoso del país sucedió en pleno invierno austral.
La enorme masa de hielo cayó a las 11:15 horas locales, según precisó el intendente del Parque Nacional Los Glaciares, Carlos Corvalán, quien dijo que sólo muy pocas personas pudieron asistir al espectáculo natural.
“La cantidad que cayó equivale a 40 camiones con acoplado de hielo”, comparó Corvalán.
Las autoridades del Parque Nacional Los Glaciares habían informado que el rompimiento tendría lugar el jueves o viernes, porque tras la formación del túnel se habían nivelado las aguas del Brazo Rico y el Canal de los Témpanos del lago Argentino, que antes estaban separadas por la lengua de hielo que se erigía como dique natural.
Según los expertos, el desmoronamiento no se iba a producir entonces por la erosión del flujo de agua, sino como consecuencia del proceso de avance y “empuje” del glaciar.
El desnivel de las aguas entre los dos brazos del lago Argentino antes de la formación del túnel había superado ocho metros de altura.
Para sorpresa de expertos y lugareños, la lengua de hielo comenzó a filtrar agua el viernes pasado, en pleno invierno. De esta forma el flujo de agua comenzó a formar el túnel, mientras grandes bloques de hielo fueron cayendo, lo que generó estruendosas explosiones.
El especialista en glaciares Ricardo Villalba precisó que “se trata de un proceso dinámico que depende de dos variables como son la masa de hielo y la presión del agua”. Descartó que la inédita ruptura ocurrida en invierno esté relacionada con el calentamiento global.
El glaciar Perito Moreno está ubicado a unos 80 kilómetros de la ciudad de El Calafate y a dos mil 880 kilómetros al suroeste de Buenos Aires.
Fuente: La Jornada
