Agricultura, transporte marítimo, hidrocarburos, explotación minera… Numerosos sectores se beneficiarán del derretimiento de los hielos del Gran Norte.
“Gran Bretaña podrá producir un vino blanco de mejor calidad porque mejorará su uva, mientras que la calidad de los vinos de Burdeos se resentirá del calor excesivo”, añadió. La pesca también puede conocer un boom. “La industria forestal se beneficiará de un tiempo más cálido que facilitará el crecimiento de árboles en latitudes hasta ahora improbables.”
Con el retroceso del banco de hielo, el transporte marítimo vía el Ártico será posible de 120 a 140 días al año a finales de siglo, en lugar de los 30 actuales.
“Un barco tardará 10 días menos entre Rotterdam y Japón pasando por el océano Ártico que por el canal de Suez, e incluso menos si el hielo desaparece del todo en el polo norte”, estimó Prestrud.
No aludió al precario futuro del mayor puerto de los bien llamados Países Bajos tras el aumento del nivel del mar por el deshielo.
Otra perspectiva más golosa es que la retirada de los hielos facilitará el acceso a los recursos de hidrocarburos del Ártico, que encierra una cuarta parte de las reservas restantes de petróleo y gas.
Hasta los dirigentes de territorios considerados víctimas directas del calentamiento climático parece que se frotan las manos.
“Será el momento de pasar a ser autosuficientes, de dejar de depender de las subvenciones de Dinamarca y de crear empleos para la población local”, añadió.
Groenlandia contiene al parecer filones de oro, rubíes y diamantes. El derretimiento total de su casquete glaciar provocaría una subida de siete metros del nivel de los océanos, que se tragarían regiones enteras del planeta.
Fuente: Milenio
