Cambio climático

Reiteran rechazo Estados Unidos y Australia del Protocolo de Kyoto

Los neoyorquinos están asoleándose en enero, los moscovitas no tuvieron su gruesa capa de nieve navideña y en el norte de Escocia las flores de primavera aparecieron meses antes de lo normal.

En los últimos meses el hemisferio norte ha registrado un invierno inusualmente templado, y el pronóstico para 2007 es que será el año más caliente en la historia. El cambio climático no es necesariamente el culpable de estos efectos, dado que pueden ser resultado de simples variaciones naturales.

No obstante, son evidencia de una creciente tendencia de calidez en el clima que según científicos es resultado de la combustión de combustibles fósiles. Asimismo, representan una fuerte señal de los cambios climáticos que podemos esperar como resultado del calentamiento global: muchas áreas del norte experimentarán inviernos más templados y veranos más calientes, mientras que las regiones que ahora gozan de temperaturas agradablemente cálidas en el futuro se convertirán en desiertos.

A pesar de las crecientes señales de peligro, los gobiernos todavía no han llegado a acuerdos sobre el modo de combatir el cambio climático. El Protocolo de Kyoto, el único acuerdo internacional para limitar la producción de gases de invernadero, es rechazado por Estados Unidos, el mayor emisor en el mundo, y por Australia, y no impone obligación alguna sobre países en desarrollo como China, que emite más bióxido de carbono que la Unión Europea.

El año próximo se registrará el principio del fin del tratado de Kyoto. Los recortes a las emisiones acordados, en promedio 5 por ciento menores a los niveles de 1990, deberán ser medidos entre 2008 y 2012.

Sin embargo, hasta ahora no hay ningún acuerdo que reemplace al protocolo cuando las cláusulas de éste expiren. Las pláticas que las Naciones Unidas han sostenido desde que el tratado fue negociado en 1997, no han generado un acuerdo sobre objetivos de reducción que pudiera ser aceptado por Estados Unidos y que frene el rápido incremento en las emisiones de países en desarrollo.

“Muchas personas están cuestionando el proceso completo, preguntándose si la ONU es un organismo lo suficientemente fuerte como para hacer eso”, aseguró Catherine Pearce, activista del grupo ambiental Friends of the Earth.

El proceso de Kyoto ha sido bastante complicado: fueron necesarios cinco años desde la creación del tratado original -Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático en 1992- para que el protocolo fuera negociado, y otros siete para que entrara en vigor a principios de 2005.

Estados Unidos ha tratado de “darle la vuelta” a la ONU estableciendo sociedades con otros países, incluyendo la Sociedad Asia-Pacífico para el Desarrollo y el Clima, que incluye a China, Japón y Australia.

Paula Dobriansky, subsecretaria de Estado para Democracia y Asuntos Globales de Estados Unidos, destacó los distintos acuerdos bilaterales y multilaterales de Estados Unidos para reducir emisiones. “Estamos logrando grandes progresos mediante una variedad de acuerdos con otros países.”

No obstante, críticos aseguraron que a pesar de que dichos acuerdos podrían frenar el aumento de las emisiones de Estados Unidos, ninguno obliga a ese país a recortar su producción general de gases de invernadero, aspecto que sí es cubierto por el Protocolo de Kyoto.

La ONU insiste en que podrá reducir las emisiones, y encabezará las acciones necesarias para lograrlo. En las pláticas de noviembre sobre el tratado de Kyoto en Nairobi, Kofi Annan, el entonces secretario general, comentó que “la ONU ofrece las herramientas que el mundo necesita para responder. Las iniciativas regionales y nacionales tienen su valor”.

“No obstante, la Convención Marco de la ONU es el foro en el que se está formulando una respuesta verdaderamente global.”

Grupos ambientalistas, aunque frustrados por la falta de progreso dentro de la ONU, coinciden en que el Protocolo de Kyoto es el único foro en el que se puede crear un acuerdo para lograr los recortes necesarios a las emisiones. Al respecto, Pearce comentó: “Científicos señalaron que tenemos 10 años para comenzar a reducir las emisiones y evitar cambios climáticos catastróficos. Dado el tiempo que tardaron las negociaciones de Kyoto, no nos podemos dar el lujo de comenzar desde cero.”

Advirtió que los países no deben considerar otros foros y acuerdos multilaterales entre un puñado de países como una alternativa a la ONU: “Solamente la estructura de la ONU tiene la autoridad y la legitimidad para acordar algo tan profundo como un acuerdo internacional que se extienda más allá del año 2012.”

Fuente: El Universal online

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