El 2005 pasará a la historia como el año con los fenómenos meteorológicos de mayor intensidad registrados en la historia. A su vez, a raíz del huracán Katrina, un altísimo porcentaje de integrantes de la comunidad científica levantaron la mano para reconocer que la intensidad del fenómeno tuvo origen humano (el cambio climático originado en el Calentamiento Global del Planeta). A su vez, diversos estudios muestran que nuestra huella ecológica (la cantidad de recursos que cada ser humano requiere para sobrevivir) actualmente se encuentra 40% rebasada de su capacidad planetaria total.
Nos encontramos escribiendo las primeras páginas en blanco del libro 2006 que recién estrenamos, por lo que; como inicio de un periodo de renovación sería conveniente que como sociedad nos hiciésemos cuestionamientos profundos, acerca de los resultados que como especie hemos dado hacia la salud de la casa que nos da cobijo y sustento (la etimología del término ecología viene del griégo aikós=casa); y la reflexión acerca de cuál será nuestro papel en la regeneración de futuro ya que cada festividad de año nuevo es una promesa de renovación, del “despertar de la vida” después del frío y la oscuridad del invierno, así como una permanente promesa para construir una realidad mejor.
Estas líneas buscan expresar un deseo hacia el futuro en donde, como tomadores de decisiones y como sociedad tomemos conciencia de la gran oportunidad que tenemos en nuestras manos, de ofrecer una alternativa de contrapeso en este mundo depredador, donde el humano solo importa tanto como estadística, como consumidor potencial; si logramos adicionar en red humana una suma ilimitada de acciones positivas las cuales; aunque de pequeña escala, puede ser de grandes alcances.
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