Cambio climático

Enfermedades Meteotrópicas ¿de origen climático?

Desde hace mucho tiempo se sabe que la atmósfera ejerce determinados efectos en la salud. El clima afecta el estado somático de las personas, quienes se ven afectadas por anginas y espasmos en los vasos sanguíneos, lo cual puede influir en su comportamiento psicológico.

A principios del siglo XX, cuando la investigación de fenómenos cósmicos y meteorológicos comenzó a cobrar mayor relevancia, los científicos iniciaron la búsqueda de las posibles relaciones entre estos fenómenos y las reacciones del cuerpo humano ante ellos. Chizhevsky, en 1976, afirmaba que la vida es más que un fenómeno cósmico y que el complejo sistema de los procesos biológicos debería ser estudiado casi como un organismo general y unitario.

En su obra Aires, aguas y lugares, Hipócrates asienta: quien quiera investigar adecuadamente en medicina, debería empezar por considerar las diferentes estaciones del año, ya que, cuando se analizan sus influencias, no sólo es que en nada se asemejan, sino que en mucho difieren. Seguidamente, deberían estudiarse los vientos, el calor y el frío, especialmente aquellos valores que son comunes para todos los países y luego aquellos otros que son particulares para cada región.

De forma similar, cuando alguien llega a una ciudad que le es ajena, debería siempre considerar la situación de ésta y tomar en cuenta los vientos dominantes y el lugar por donde sale el sol, ya que su influencia no es la misma si está orientada al norte o al sur, a la salida o a la puesta del sol.

Paracelso, en 1493-1541, realizó una valiosa investigación sobre las características climáticas y meteorológicas desde una perspectiva médica, y concluyó que cualquier persona que hubiera estudiado los vientos, los relámpagos y el tiempo, entendería la causa de las enfermedades. Húfeland, el doctor de Goethe, fue el primero en establecer una conexión entre las tasas de mortalidad observadas y los fenómenos climáticos, y fue hacia la segunda mitad del siglo XIX cuando se determinó que el clima y el tiempo influían en todo tipo de enfermedades, incluso en las mentales.

El aire afecta en gran medida al metabolismo diario de las personas. El organismo humano puede resistir mucho tiempo sin agua y sin comida, pero sin aire no podría sobrevivir más que unos pocos minutos, además de que su calidad influye en las condiciones generales de la persona y en su salud. Por tanto, un aire limpio y con características confortables, constituye la condición más importante para un medio ambiente saludable. La temperatura y la humedad del aire determinan las condiciones para los cambios de temperatura del cuerpo, respiración, ritmo cardiaco, circulación sanguínea y en tegumento.

El intercambio de calor está íntimamente ligado al proceso metabólico, que a su vez se encuentra regulado por el sistema nervioso. Cuando el aire está contaminado, transporta consigo bacterias y virus cuyo vigor y viabilidad también dependen de la temperatura y la humedad del aire, o en otras palabras, del tiempo atmosférico.

Las condiciones climáticas locales tienen un efecto de gran importancia en el ambiente necesario para asegurar la supervivencia humana y su salud, como muestran los siguientes ejemplos:

1) La colonización vikinga, primero de Islandia y luego de Groenlandia, empezó en el siglo X, durante la breve bonanza climática y terminó con el comienzo de la pequeña Era Glacial.

2) Entre 1433 y 1485 descendió en número la población de Inglaterra.

3) La estatura media y la esperanza de vida varían de acuerdo con el clima: durante el periodo más cálido de la era cristiana europea correspondiente a los siglos XII al XIV, aquéllas aumentaron en 10 por ciento, comparadas con el periodo frío posterior, durante el cual sólo se incrementaron en 1.6 por ciento.

El proceso evolutivo de los seres vivos está acompañado por los cambios morfofisiológicos biológicamente oportunos tanto en la estructura como en la función del organismo. No obstante, existen ciertos límites con respecto de las mejoras que pueden experimentar los órganos y funciones naturales del organismo.

Indicadores antropológicos tales como la estatura, el peso, la superficie corporal y la intensidad de los procesos vitales, están limitados por normas biológicas y por otros factores climático-geográficos y geofísicos, como los gravitacionales, energéticos y termales. Algunos estudios han mostrado que una de las formas que tiene un organismo para adaptarse al clima es variando su tamaño, ya que cuanto más grande es el animal, menor es la relación entre la superficie del cuerpo y su volumen, al ser la superficie una magnitud cuadrática y el volumen una magnitud cúbica. Por lo tanto, cuanto más grande sea el animal, menos energía necesitará para mantener la temperatura de su cuerpo.

El peso medio de la población que vive permanentemente en una zona climática determinada, es menor cuando mayor es la temperatura ambiente. Los resultados de las investigaciones de Clyde Orr muestran que el peso medio de los habitantes de Finlandia es de 69.3 kg; en Mongolia, al norte de China, es de 55.8 kg y en Vietnam es de sólo 50.4 kg. Esto indica que la estatura y el peso presentan sus valores más bajos en las personas que viven en zonas ecuatoriales. El peso medio de un bosquimano que vive en el desierto de Kalahari es de 40 kg. De todas formas, la gente tiende también a ser pequeña en regiones frías norteñas, lo que podría explicarse por la reducción del área de sus cuerpos en contacto con la atmósfera, aunque lógicamente también entran en juego factores médico-biológicos y sociales.

Las modificaciones fisiológicas permiten al hombre una fácil adaptación a los cambios significativos en las condiciones meteorológicas. La adaptación genética del cuerpo humano al estado de la atmósfera origina algunos cambios periódicos en muchas funciones fisiológicas, conocidos como biorritmos.

Los ritmos diarios y anuales están ligados a factores meteorológicos y astronómicos. Las investigaciones demuestran que muchas enfermedades tienen en común la ruptura entre la coordinación de las funciones del cuerpo y la percepción temporal.

El cuerpo requiere una adaptación a periodos determinados, ya sean cortos o largos, en los que las diferentes funciones fisiológicas trabajan unidas mientras aquél se está adaptando.

Las enfermedades relacionadas con los procesos geofísicos y meteorológicos se conocen como enfermedades meteotrópicas, y se agrupan en distintas categorías: regionales, reacciones meteotrópicas, tales como la exasperación de los procesos fisiológicos y el factor de riesgo inherente a los mismos; y enfermedades que son causadas por contrastes climático-geográficos.

Existen numerosas causas para la aparición de relaciones entre ciertos climas y enfermedades como lo muestran los siguientes ejemplos:

• Una enfermedad surge a veces como resultado directo del clima. Es el caso de la congelación o la insolación.

• El cáncer de piel es más frecuente en zonas con mayor intensidad de radiación solar.

• Las cataratas pueden desarrollarse como resultado de un aumento en la irradiación del ojo por radiación ultravioleta.

Por último referiremos que los avances que se tienen respecto al mecanismo que con mayor probabilidad puede causar cataratas, es a partir de la oxidación de sustancias en los ojos bajo la influencia de la radiación ultravioleta.

De todo lo anterior podemos concluir que actualmente y con todos los adelantos de la civilización, aún respondemos de manera importante a las fluctuaciones del clima.

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