Cambio climático

Consumo en las ciudades incrementa las emisiones globales

Las nuevas formas de medir la huella climática de las áreas urbanas que incluyen el consumo muestran que las ciudades tienen una mayor influencia en las emisiones globales de lo que se solía pensar

Teorema Ambiental/Redacción

En la próxima década, para evitar la crisis climática, las ciudades de ingresos altos deberán reducir las emisiones procedentes del consumo en dos tercios. Conseguirlo salvaría cientos de miles de vidas y generaría ahorros globales multimillonarios.

Las nuevas formas de medir la huella climática de las áreas urbanas que incluyen el consumo (qué utilizan, comen y visten las empresas y la ciudadanía en nuestras urbes, y cómo se elaboran y transportan estos productos) muestran que las ciudades tienen una mayor influencia en las emisiones globales de lo que se solía pensar.

De acuerdo con un estudio de la Red de Ciudades C40, se concluyó que las emisiones procedentes del consumo de casi 100 de las ciudades más grandes del mundo representan ya el 10 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Sin una actuación urgente esas emisiones serán casi el doble llegado el año 2050. El estudio revela asimismo una oportunidad increíble para que las ciudades y sus habitantes contribuyan aún más al esfuerzo global de reducir las emisiones y abordar la emergencia climática.

Un análisis previo denominado El futuro del consumo urbano en un mundo de 1.5 °C, a cargo de la Universidad de Leeds, Inglaterra, advierte que las emisiones procedentes del consumo deberán reducirse en al menos un 50 por ciento para 2030 si se quiere mantener el aumento de la temperatura global por debajo del umbral de 1.5 °C.

Es necesario recortar mucho más rápido —en dos tercios— para 2030, en las zonas de ingresos altos, ya que estas generan la mayor parte de las emisiones. Afortunadamente, el estudio llega a la conclusión de que si los países, las empresas, las ciudades y sus habitantes actúan firmemente por el clima en los próximos diez años, las ciudades lograrán reducir sus emisiones en línea con un mundo de 1.5 °C.

“Evitar la crisis climática significa mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1.5 °C sobre los niveles preindustriales. Transformar la economía global para conseguir ese objetivo requerirá medidas en una escala nunca antes vista en tiempos de paz. Todo y todos tendrán que cambiar, pero el primer paso es entender qué es lo que hay que hacer.

“Este estudio demuestra claramente que cambiar la forma en que consumimos puede suponer una aportación significativa a la reducción de las emisiones”, dijo Mark Watts, director ejecutivo de la Red de Ciudades C40. “Esto es una llamada de alerta a todos los líderes, empresas y la ciudadanía para que tengan en cuenta el impacto climático, tanto local como global, de lo que consumen.”

Hay que empezar por aquellos que consumen más. Para alcanzar la reducción necesaria, las zonas urbanas de ingresos altos deben reducir en dos tercios el impacto climático de su consumo durante la próxima década, mientras que las economías de rápido desarrollo deberán adoptar patrones de consumo sostenibles a medida que sigan creciendo. Muchos habitantes de las ciudades de C40 todavía no consumen lo suficiente para cubrir sus necesidades básicas, por lo que es crucial asegurar que tanto la reducción de las emisiones del consumo como la transición sean justas.

Abordar las emisiones procedentes del consumo en seis sectores:

Alimentación: Las medidas adecuadas reducirían las emisiones procedentes del consumo de alimentos en un promedio de 31-37 por ciento para 2030: la adopción de dietas con un mayor componente vegetal, promover el consumo de cantidades consideradas saludables y reducir los desperdicios alimenticios, así como promover los huertos comunitarios para fomentar el ejercicio, la cohesión local y una dieta sana, y regular el acceso a la comida rápida a los más jóvenes, apoyando a su vez a los distribuidores de comida sana para evitar que la ciudadanía tenga que realizar viajes de larga distancia para acceder a alimentos saludables.

Esto podría ayudar a reducir hasta un máximo de 16 kg el consumo de carne y 90 kg el consumo de productos lácteos por persona anualmente, bajando del promedio actual de 58 kg de carne y 155 kg de productos lácteos, y finalmente lograr bajar los niveles de consumo que reducirán aún más las emisiones.

Construcción: Los nuevos edificios e infraestructuras podrían reducir el consumo en un 26 por ciento para 2030 en las ciudades de C40: Regulaciones e incentivos para utilizar menos materiales podrían reducir el uso de acero y cemento en un 35 y 56 por ciento, respectivamente. Asegurar que todos los edificios sean utilizados a plena capacidad podría conducir a una reducción del 20 por ciento en la necesidad de nuevos edificios.

Ropa: Para reducir las emisiones procedentes del consumo de ropa y textiles en un 39 por ciento para 2030 en las ciudades de C40, con medidas tales como promover nuevos modelos de negocio en ropa centrados en el reciclado, la modernización de prendas antiguas, el alquiler y la reutilización de la ropa.

Vehículos: Con medidas que reduzcan y eventualmente se acerquen a eliminar por completo la necesidad de tener un automóvil privado, que reducirá costos y cederá espacio en las calles a los peatones. Esto se lograría reforzando el transporte público y facilitando y rentabilizando el uso de vehículos compartidos o alquilados. Las ciudades pueden también trabajar con los fabricantes con el fin de maximizar la duración de los vehículos e incrementar la eficiencia de los materiales.

Aviación: Es necesario reducir las emisiones procedentes del consumo de aviación en un 26 por ciento para 2030. En parte, esto se conseguirá gracias a intervenciones tecnológicas, como el uso de combustible sostenible en la aviación. Para ello, se deberá restringir en un 28 por ciento el número de vuelos a través de las ciudades de C40. Las mayores reducciones se requerirían en los lugares donde haya más vuelos.

Electrónica: En este punto se contempla reducir las emisiones procedentes del consumo de electrónica y bienes de consumo en un 18 por ciento para 2030 en las ciudades de C40, con medidas como prolongar la vida de los artículos de electrónica por lo menos siete años, ahorrando dinero y residuos. Esto se podría lograr por medio de talleres comunitarios que permitan la reparación de artículos de electrónica, o “bibliotecas de herramientas” donde estas pueden tomarse prestadas de forma temporal.

Los beneficios de la reducción de emisiones procedentes del consumo incluyen:

• Una ciudad densa y de ingresos altos como Londres podría ahorrar casi 11 mil millones de dólares en los próximos cinco años al optimizar la eficiencia y el uso de los edificios existentes, y evitando nuevas construcciones.
• Podrían evitarse 170 mil muertes al año en las ciudades de C40 si sus habitantes comieran menos carne roja y más frutas y verduras.
• Si se redujera la propiedad de vehículos privados, podrían devolverse al dominio público 170 millones de metros cuadrados de plazas de estacionamiento en las calles de las ciudades de C40, lo que permitiría plantar 2.5 millones de árboles y ofrecer 25 mil km de carriles para bicicletas.
• Los habitantes de las ciudades de C40 podrían ahorrar 93 mil millones de dólares al cambiar su forma de consumir ropa y textiles.
• Se podría evitar gastar 70 millones de dólares en daños a la salud humana, edificios e infraestructuras en las ciudades de C40 al reducir los vuelos y adoptar combustibles de aviación sostenibles.
• Una transición global hacia la producción no contaminante hará el mundo más seguro y más verde, y los estudios sugieren que a largo plazo se generarán más puestos de trabajo que los que se reemplazarán.

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