Cambio climático

Chimpancés fueron claves para recuperar selva del Congo hace 2 mil años

Fueron importantes dispersores de semillas, principalmente de especies de flora selvática que se demoran en crecer. Sin embargo, actualmente están amenazados por la deforestación

Teorema Ambiental/Redacción

Kinshasa, República Democrática del Congo, 12 de agosto de 2020.— La selva tropical del centro y occidente de África, denominada selva del Congo, es considerada la segunda más grande del mundo, aun cuando tiene apenas dos mil años de edad, y cobró su vigor actual, tras 500 años de regeneración, pues fue fuertemente impactada por una sequía atípica hace dos mil 500 años.

Para esta recuperación, los chimpancés jugaron un papel crucial, pues fueron importantes dispersores de semillas, principalmente de especies de flora selvática que se demoran en crecer. Sin embargo, actualmente están severamente amenazados por la deforestación, la cacería y el tráfico ilegal.

Además, este ecosistema es impactado por el cambio climático, que ha debilitado la resistencia de los bosques lluviosos tropicales.

Este descubrimiento es reciente, pues el consenso científico indicaba que los humanos habían sido los principales responsables de la degradación de la selva del Congo, hace tres mil años, aunque habitaron este espacio en los últimos diez mil años.

Sin embargo, las evidencias comprobaron que el daño fue natural y se extendió desde la cuenca del río Congo y abarcó desde Senegal hasta Ruanda, lo cual desestimó la idea de que las pequeñas poblaciones humanas hubieran sido responsables de un daño tan severo.

En un estudio publicado recientemente en la revista Global Planetary Change, los investigadores Alex Chepstow-Lusty del Quaternary Palaeoenvironments Group, de la Universidad de Cambridge, así como Pierre Giresse y Jean Maley analizaron los registros de vegetación en el centro y oeste de África para demostrar el fenómeno climático.

Los científicos señalaron que las semillas de la palma aceitera son muy pesadas, por lo que no pueden ser dispersadas por el viento. Esto no comprobó que el hombre hubiera arrasado la selva para cultivar palma aceitera, mientras que por la sequía provocó la aparición de vegetación de sabana (pastos, arbustos y árboles dispersos).

En los siglos que siguieron, los bosques se regeneraron espontáneamente. En el caso de la palma aceitera, necesita mucha luz por lo que crece en áreas abiertas y se le considera una “especie pionera” que permite que el bosque vuelva a crecer. Para ello, son dispersadas en los excrementos de animales como los chimpancés, que pueden tragar las semillas grandes, mientras que el fruto es una parte importante de su dieta.

Actualmente, el mercado de la carne de animales silvestres ha provocado la virtual eliminación de especies clave como los chimpancés. Sin animales para mover las semillas pesadas como estas, la composición natural y la regeneración de los bosques están bajo amenaza. A comienzos del siglo XX había alrededor de un millón de chimpancés. Hoy se estima que solo quedan entre 172 mil y 300 mil viviendo en estado silvestre.

Estos primates brindan un servicio invaluable, por lo que su protección es prioritaria, pues su presencia ayuda a proteger a los bosques y evitar más impactos imprevistos, como la transmisión de enfermedades a humanos, relacionadas con la venta de carne de animales silvestres.

Pero también son amenazados por enfermedades que los humanos les pueden transmitir. Por ejemplo, en junio de 1996 murió la mitad de los chimpancés de Mituba que habitaban en el Parque Nacional de Gombe, por un brote de enfermedad respiratoria presumiblemente de origen humano.

Suscríbete al Boletín

PAÍSES QUE NOS ESTÁN VIENDO