Biodiversidad

Sufren selva y ríos de Amazonas su peor sequía en más de 40 años

La peor sequía en más de 40 años está dañando la selva tropical más extensa del mundo, plagando la cuenca de la Amazonia de incendios, enfermando a los moradores debido a la contaminación del río y matando a millones de peces a medida que los arroyos se secan.

«Lo que es horrible para nosotros es que todos estos peces han muerto, y cuando el agua regresa quedarán apenas algunos», lamentó Donisvaldo Mendonça da Silva, pescador de 33 años en Manaquiri, Brasil.

Cerca de allí, decenas de pirañas se retorcían en espasmos en los cinco centímetros de agua que quedaron del alguna vez caudaloso río Paraná de Manaquiri, afluente del Amazonas. Miles de peces en descomposición se alineaban en sus secas orillas.

El gobernador de Amazonas, estado de la mitad del tamaño de México, ha declarado en crisis a 16 municipios, mientras la sequía, que ya lleva dos meses, dificulta la vida de quienes viven junto al río, ya que no pueden encontrar comida ni vender sus cosechas.

Otro efecto del calentamiento global

Algunos científicos consideran que la sequía se debe a las altas temperaturas del océano, provocadas por el calentamiento global, que también se vinculó con una inusual, activa y mortal temporada de huracanes en Estados Unidos y Centroamérica.

Las masas de aire ascendente en el Atlántico norte que alimentan las tormentas podrían haber causado que el aire descienda en el Amazonas, lo cual evitó la formación de nubes y precipitaciones, según algunos científicos.

«Si el calentamiento del Atlántico norte es el disparador, esto realmente muestra cómo el mundo está cambiando», dijo Dan Nepstadt, ecologista del Instituto de Investigación Woods Hole, con sede en Massachusetts, fundado por el gobierno de Estados Unidos y por subvenciones privadas.

«El Amazonas es un canario en una mina de carbón para la Tierra. A medida que ingresamos en una tendencia más calurosa estamos en territorio incierto», agregó.

La deforestación también pudo haber contribuido a la sequía, debido a que derribar árboles recorta la humedad del aire e incrementa la penetración de la luz solar en la Tierra.

El viento seco y la falta de lluvias hicieron a la selva más susceptible al fuego.

Normalmente, en las temporadas de sequía las lluvias son suficientes para apagar las llamas que escapan de las granjas y se propagan hacia la selva. Este año la selva se incendia y permanece en llamas.

«Es ilegal quemar, pero todo el mundo por aquí lo hace. Lo hago para deshacerme de insectos y cobras y para que crezca pasto fresco para mis vacas», argumentó un hombre que se identificó como Calixto, mientras utilizaba fardos de hojas verdes para suavizar las llamas y controlar el fuego cerca de una carretera.

Fuente: Reuters

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