México es uno de los cinco países del mundo con mayor riqueza natural. Posee 12 por ciento de las especies del mundo, abundancia que no obstante, ha sido poco valorada.
El crecimiento de ciudades, tierras agrícolas y ganaderas, y la sobreexplotación de recursos, ha ocasionado que la mitad de las áreas naturales del país haya desaparecido.
Rodolfo Dirzo Minjarez, compilador de Capital Natural de México, dijo: “¿Dónde? Es bastante general, pero los datos muestran que en gran medida las selvas tropicales, tanto secas como húmedas, tienen las tasas de deforestación mayores.”
Para crear conciencia entre la población y los gobiernos sobre los recursos de México, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) presentó el estudio Capital Natural de México, único en el mundo.
“En el libro registramos unas 147 especies ya extintas en el país, en las últimas décadas”, expresó Patricia Koleff, directora de Análisis y Prioridades de la Conabio.
Más de 600 científicos participaron en la integración de este documento y explican que en México se tiene el registro de 110 mil especies de animales, plantas y hongos, mostrando también su localización en los diferentes ecosistemas.
Otros apartados analizan las políticas públicas impulsadas a la fecha. Un ejemplo, el establecimiento de áreas protegidas, a las que considera insuficientes, debido a que 90 por ciento de los ecosistemas son de propiedad comunal con altos niveles de pobreza, por lo que sugiere fomentar más el aprovechamiento sustentable de recursos en vez de restringirlos.
“No es nada más el valor monetario directo de vender madera o muebles, es el valor integral de todos estos servicios que se están manteniendo por ese tipo de usos que además está dándoles ingresos a una comunidad”, apuntó José Sarukhán Kermez, coordinador nacional de la Conabio.
La conclusión del estudio es que las políticas ambientales son limitadas al no tener objetivos definidos.
“Seguimos reforestando en donde después pasa el ganado, y seguimos poniendo proyectos ecoturísticos donde después se deforesta. Seguimos con una bola de contradicciones en la acción, porque la red de operación en lo local no existe”, destacó Julia Carabias Lillo, del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Fuente: Once Noticias
