Biodiversidad

Preocupa a los investigadores robo de animales exoticos

Preocupa a los investigadores robo de animales exoticos

40 por ciento de los parques de Europa han sido robados, según pesquisas recientes

Jonathan Brown y Caron Kemp The Independent

Londres.— Bandas criminales toman de blanco pequeños zoológicos y parques de safari para satisfacer demandas de coleccionistas privados que intentan reunir un “arca de Noé” de animales exóticos, enfocados particularmente en primates raros, según revelan nuevos indicios.

El robo de cinco monos este mes ha reactivado la inquietud sobre la magnitud del problema. Tres micos plateados y dos monos araña de Geoffroy fueron hurtados de sus jaulas en el barrio londinense de East Sussex.

Investigadores han revelado que hasta hace tres años no se habían reportado robos de primates en el país, pues las bandas se concentraban en aves, reptiles y anfibios exóticos. Pero el incidente en el zoológico Drusillas, cerca de Eastbourne, ha elevado a 80 el número de monos sustraídos. Se cree que muchos murieron durante las incursiones, y que sólo un puñado han sido recuperados.

Elevado número de monos sustraídos

La noticia se produce cuando pesquisas han mostrado que 40 por ciento de los zoológicos de Europa han sido atacados por ladrones de animales; algunos han perdido hasta ocho ejemplares. En un caso se sorprendió a una banda que trataba de llevarse un león, al cual habían inyectado tranquilizantes y le quitaron las garras.

Otros robos han sido los de un cocodrilo aligator en un zoológico del condado inglés de West Midlands, unos flamencos en el sur de Inglaterra y el caso, que recibió mucha publicidad, del pingüino Toga, capturado en el Parque Zoológico Mundo Amazónico, en la isla de Wight, en diciembre pasado. Algunos son cometidos por visitantes que cargan por impulso con pequeños conejos y tortugas. Pero lo que alarma a los investigadores es el creciente número de primates sustraídos.

En mayor riesgo están los monos pequeños, que se pueden tener en aviarios, como los titíes suramericanos, los monos arañas y algunos micos.

John Hayward, jefe del Registro Nacional de Robos, que enlista los animales hurtados, asegura que los zoológicos son víctimas de bandas profesionales. “Es lo más cercano al crimen organizado. Es internacional y altamente especializado, como las bandas que van tras obras de arte o antigüedades”, comenta.

Además de correr el riesgo de ser mordidos por los animales, los ladrones necesitan saber cómo manejarlos y transportarlos. A menudo utilizan las mismas redes de tránsito de los narcotraficantes y roban sobre pedido, por cuenta de un receptor criminal que luego coloca el botín con los coleccionistas interesados, para quienes este “pasatiempo” se ha vuelto una obsesión, sin reparar en gastos.

Por ejemplo, se cree que los flamencos escamoteados recientemente en Gran Bretaña han terminado en una colección privada en el sur de Francia, donde el comprador reúne una pareja de cada especie —una suerte de arca de Noé— para intentar aparearlas.

El precio que alcanza un animal depende de su rareza en estado silvestre, explica Hayward. Como las cifras en el hábitat natural decrecen, el costo se eleva de forma dramática.

“Son coleccionistas privados, como los que hay en el mundo del arte. Tienen dinero en serio y todos quieren poseer la Mona Lisa. No hacen preguntas, sólo pagan lo que les piden, y no se contentan con periquitos o peces dorados”, añade.

Las aves más exóticas, enlistadas en el apéndice uno de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies en Peligro —como el guacamayo azul gigante, que llega a medir 90 centímetros de alzada—, alcanzan precios hasta de 18 mil dólares.

Fuente: The Independent, La Jornada

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