Biodiversidad

Las maravillosas propiedades de la stevia rebaudiana

Es 30 veces más dulce que el azúcar con la ventaja que no deja calorías en el organismo

Es una planta (arbusto) originaria de Paraguay y Brasil, dado que es de clima cálido. En sus orígenes crecía espontáneamente en las zonas semiáridas de las laderas montañosas del nordeste de Paraguay en la Cordillera de Amanbay.

Botánicamente es una Astareceas de la familia de los crisantemos (Crysantheum compositae). Pertenece a una especie alógama (de fecundación cruzada), una propiedad muy importante desde el punto de vista comercial ya que en la zona de origen existen otras 150 especies de Stevia que la pueden fecundar.

Existen más de 300 variedades de Stevia en la selva paraguayo-brasileña

Sus hojas contienen “steviósidos y rebaudósidos” que son los principios activos que le confieren ese sabor dulce. De ahí su nombre científico: Stevia Rebaudiana Bertoni, éste último en honor al doctor Bertoni (botánico suizo) que fue el primero que se interesó en estudiarla y clasificarla (1899) y al químico paraguayo Ovidio Rebaudi, quien en 1900 realizó los primeros estudios del componente dulce de la hoja.

Los indios guaraníes ya la utilizaban para endulzar y la llamaban “Kaá-heé”, lo que en su lengua significa: “hierba dulce”. Los niños guaraníes chupaban sus hojas a modo de golosina.

Hay citas de los jesuitas misioneros donde dicen que los indios tomaban una infusión amarga a la que cada tanto endulzaban con una hierba dulce. La infusión amarga es el mate y la hierba dulce la stevia.

Los españoles tuvieron conocimiento de este arbusto en el siglo XVI cuando arribaron a nuestras tierras, pero no le dieron mayor importancia.

Veamos un poco su historia:

En 1905 se registra como Stevia Rebaudiana Bertoni en los libros internacionales.

En 1908 Juan B. Aranda Jiménez, esposo de Vera Bertoni (hija del doctor Bertoni) en Puerto Bertoni-Alto Paraná, realiza el primer cultivo extensivo. En 1919 en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la República Argentina se realizan análisis y estudios de las hojas de stevia, comprobándose su gran poder endulzante.

En 1921 el esteviósido se registra como una sustancia 300 veces más dulce que el azúcar ante la Unión Química Internacional.

En 1945 el Instituto Biológico Argentino ensaya y obtiene algunos preparados para diabéticos.

En 1952 se realizan investigaciones sobre la estructura química de la stevia en Estados Unidos.

En 1953 el doctor Miguel Ovidio de Paraguay, concluye un estudio sobre el esteviósido y su efecto sobre la glucemia.

En 1959 se planta en el Jardín Botánico de Río de Janeiro, se llevan otras especies a San Pablo y ahí comienzan los estudios de los diversos laboratorios de Brasil y del mundo.

En 1966 comienza en Paraguay la venta de “Kaá-heé”, en hojitas, bajo el nombre de “Dulce té del Paraguay” del señor De Gásperi. Se registra la patente de invención al señor De Gásperi sobre “Utilización de Ramas y Tallos de Stevia” y otra sobre “Extracto de la hoja”.

En 1967 se inicia la investigación de la stevia en Kosakoka, Japón, con muestras llevadas desde Paraguay. En 1970 el doctor Carlos Oviedo de la Facultad de Medicina de la UBA expone sobre los efectos hipoglucemiantes de la Stevia. Brasil también está dedicado a su estudio y se exponen oficialmente sus valores terapéuticos. Estos estudios se intensifican también en la Universidad de Paraguay.

En ese mismo año se llevan nuevas plantas a Japón, comienza su cultivo y las autoridades sanitarias de este país aprueban el empleo de la hierba dulce como edulcorante y poco tiempo después hacen lo mismo las autoridades de Brasil, Corea del Sur, Israel y China.

Ahí comienza el gran avance en Japón. Se estudian todos sus principios activos, se comprueba su inocuidad y ahí la industria japonesa inicia su industrialización que continúa favorablemente hasta la actualidad.

En 1976 en el Congreso Farmacéutico Argentino también hubo una exposición sobre esta hierba.

En 1993 se incorpora el esteviósido al Código Alimentario Nacional (Resolución 101 del 22 de febrero de 1993).

Bajo el artículo 1398.64.3., se define al esteviósido como un “polvo blanco cristalino, inodoro, no higroscópico, no fermentescible, de sabor dulce aún en soluciones muy diluidas, muy soluble en agua”.

En septiembre de 1995 la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos aprobó la stevia, autorizando su venta sólo en las tiendas naturistas, a fines de no interferir con los intereses de las industrias productoras de edulcorantes artificiales. Este recorrido a través de la historia de la hierba dulce, tiene como objetivo demostrar su antigüedad en la naturaleza, a pesar de lo cual resulta desconocida para infinidad de personas.

Cuando murió Bertoni, las investigaciones las continuó el agrónomo Juan B. Aranda Jiménez (yerno del doctor Bertoni). Por falta de una producción masiva y organizada no convencieron a los países industrializados de importar este rubro, por temor de que no haya suficiente materia prima, para satisfacer las demandas a crearse en el futuro.

Stevia como edulcorante natural

Mientras en la misma época el edulcorante sintético estaba en su mejor época impulsado por publicidades masivas en todo el mundo y siendo el edulcorante sintético un subproducto de la metalúrgica o petroquímica sus costos de producción eran menores, teniendo en cuenta que la Stevia era de origen vegetal y habría que cultivarlas porque en su hábitat eran escasas o sea que en forma natural no abundan.

Además la planta poseía resina aromática amarga imposible de separar del dulzor en aquella época, por cuyas razones limitarían su uso, mientras los sintéticos endulzaban los más delicados gustos.

Cuando comienzan las primeras investigaciones científicas se comprueba que estas simpáticas hojas son 30 veces más dulces que el azúcar común, con la ventaja que no aportan calorías. Esto se debe a que es un endulzante no metabólico. O sea confiere sabor dulce tanto a las bebidas, infusiones o comidas, pero no queda en el organismo, por ese motivo no aporta calorías.

Fuente: Buena Siembra

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