Biodiversidad

La Amazonia ante su mayor desastre ecológico

BELÉM, BRASIL.— El derrame de caolín producido por la transnacional francesa Imerys el 11 de junio en Barcarena, en el brasileño estado de Pará, es el mayor accidente industrial con daños ambientales registrado hasta hoy en la Amazonia.

El informe técnico emitido el 30 de junio por el Ministerio de Salud Pública denuncia “impactos ambientales gravísimos” como consecuencia de la contaminación del agua por la ruptura del depósito de los desechos de la fábrica, sumada al flujo regular que siguió vertiéndose a los ríos y riachuelos del área.

Los técnicos previenen sobre la inconveniencia de utilizar el agua de la zona afectada y recomiendan el alejamiento de la población próxima a las instalaciones.

Éste es sólo el último de una serie de incidentes en la zona industrial de Barcarena, situada a 50 kilómetros de Belém, capital de Pará, principal estado amazónico de Brasil. De acuerdo con las probabilidades estadísticas, este tipo de incidentes continuarán repitiéndose ya que en el área existe una preocupante densidad de actividades productivas con elevado potencial de agresión al ambiente.

Así lo testimonia la trayectoria de la propia Imerys, principal productora mundial de caolín, una arcilla que tiene diversos usos industriales.

La empresa comenzó en 1996 con una capacidad instalada de 250 mil toneladas anuales de caolín y alcanzó el liderazgo cuando llegó a producir un millón de toneladas. El accidente tuvo lugar cuando Imerys, mediante la inversión de 200 millones de dólares, expandía su capacidad para llevarla a un millón y medio de toneladas.

Se estima que a fines de esta década la producción de caolín de Pará —de Imerys y sus competidoras— sobrepasará los tres millones de toneladas, consolidando la posición del estado como tercer productor mundial del mineral, que exporta en 95 por ciento.

Al lado de Imerys se encuentra Alunorte, la mayor fábrica de alúmina (óxido de aluminio) del mercado internacional, que también expande su producción de 4.2 a 6.6 millones de toneladas.

Otra vecina es Albrás, octavo productor mundial de aluminio. Su principal accionista, Companhia Vale do Rio Doce, está instalando una usina termoeléctrica de 600 megavatios para asegurar el crecimiento de Albrás. Lástima que utilizará carbón mineral, poderoso agente de contaminación y causante de la triste hazaña que acaba de lograr China, al superar a Estados Unidos como el país que más ensucia la atmósfera.

La sede de estas y muchas otras actividades que transforman minerales en insumos o bienes semielaborados mediante baños de ácidos o de energía, es uno de los más complejos y delicados estuarios de Brasil. En uno de los puertos de confluencia de sus cursos de agua se halla Belém, con 1.4 millones de habitantes.

El crecimiento de la producción en esta área ha seguido un ritmo tan alucinante que los aspectos sociales y ecológicos han sido subestimados o ignorados.

La ruptura de uno de los depósitos que acumulan los desechos de la fábrica de caolín, de 450 mil metros cúbicos, provocó el derrame del material el 11 de junio, pero sólo al día siguiente se informó a las autoridades.

Es probable que se hubiera podido evitar el derrame si se hubieran adoptado medidas en el momento adecuado. En agosto del año pasado una inspección oficial comprobó fisuras en el mismo depósito. Esto indica que el problema no fue eliminado, lo que indujo a las autoridades a suspender parcial y temporalmente la fábrica desde el día que supieron del derrame.

La suspensión tuvo repercusión internacional, ya que Imerys abastece a 450 clientes en todos los continentes. El temor de que éstos se sintieran presionados por esta agresión a la naturaleza parece haber inducido a la empresa a minimizar por todos los medios los efectos del accidente, asegurando que el material, por ser inerte y no contener productos químicos, sólo afectaría las aguas de drenaje más próximas y luego se dispersaría sin dañar organismos vivos.

El fallo ministerial contradice esta versión y atribuye parte del desastre al no funcionamiento desde hace años de una planta de tratamiento de los residuos.

Para no arriesgar mayores daños se desalojó a la población directamente afectada por el derrame, unas 250 personas.

Es claro que ninguna de las industrias asentadas en Barcarena desea accidentes, pero al parecer no emplean los recursos posibles para prevenirlos. La compensación social y ambiental, si es que fue realizada al inicio, hace tiempo quedó desfasada por la notable expansión de estas industrias. Ellas cumplen con las normas legales en los planos tributario y fiscal, pero esto no les resulta difícil ya que gozan de importantes exenciones impositivas a los fabricantes de productos semielaborados.

El interés internacional por el caolín de Pará obedece a su excepcional calidad, pero también al hecho de que en otros países se aplican restricciones a su explotación que no existen en Brasil. Por ello la británica English China Clays, que hasta 1999 fue la mayor empresa mundial procesadora de caolín, no pudo mantener su producción en Cornualles, su tierra de origen, y fue adquirida por la francesa Imetal, que controla Imerys.

Esto nos indica que Pará no recibe todos los beneficios que le pueden proporcionar sus ricos yacimientos. Hace ya tres décadas que produce caolín y celulosa, pero no papel, que se obtiene de esos dos insumos y tiene un valor muy superior.

Articulista: Lúcio Flávio Pinto

Fuente: Tierramérica

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