Biodiversidad

Guerra enemigo del medio ambiente

Las guerras tienen siempre un seguro perdedor: el medio ambiente. Tarde o temprano, los conflictos armados causan efectos nocivos en el suelo, aire, agua y en las especies de flora y fauna.

Esto se ha incrementado en los últimos años, ya que con el uso de las armas químicas los efectos dañinos al medio ambiente aumentan debido a la persistencia y capacidad destructiva de las sustancias.

De acuerdo con el investigador de la UNAM José Luis González Chávez, los conflictos armados han sido responsables de innumerables desastres ecológicos, entre los que destaca por su magnitud el que se originó en la guerra de Estados Unidos contra Vietnam.

La alerta ambientalista surgió después de la operación “Ranch hand”, llevada a cabo en la selva vietnamita para exterminar la vegetación y expulsar de ella a los combatientes comunistas.

Entre 1962 y 1971 la aviación militar estadounidense arrojó sobre ese país unos 70 millones de litros de herbicidas muy poderosos, en particular el “agente naranja”, lo que afectó al menos 1.7 millones de hectáreas.

Al finalizar la guerra, una quinta parte de los bosques de Vietnam del Sur había sido destruida químicamente y más de un tercio de los manglares había desaparecido, pero además los efectos de estos químicos se reflejaron en la salud de los niños quienes presentaron malformaciones.

De acuerdo con el investigador, que ha sido parte del grupo de inspectores de armas químicas de la Organización de las Naciones Unidas, la zona del Golfo Pérsico ha sido en los últimos años de las más devastadas desde el punto de vista ambiental a causa de la guerra.

Durante la Guerra del Golfo en 1990, los desiertos de Kuwait resultaron seriamente dañados debido a derrames petroleros y se considera que las tortugas que pueblan las costas resultaron seriamente dañadas.

También el transporte militar en el desierto dañó dunas que actuaban naturalmente como barreras antierosión, y se dañó el paisaje natural de unos 900 kilómetros cuadrados de desierto.

También fueron lanzadas 60 mil bombas de fragmentación, que contenían unos 30 millones de minibombas, y que junto a unas 1.7 millones de minas antipersonales colocadas por los iraquíes, tapizaron amplias zonas desérticas.

Aunado a esto, en general la industria militar hace una importante aportación al fenómeno de calentamiento global, al generar en las diferentes etapas de producción de armas, vehículos y entrenamiento militares gases efecto invernadero.

El uso de desiertos como campos de entrenamiento militar y para el uso de nuevas armas químicas aún no ha sido evaluado desde el punto de vista ambiental, pero se estima que tiene efectos negativos en los ecosistemas cercanos a estas áreas.

Según datos de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, actualmente hay en el mundo unas 70 mil toneladas de armas químicas, las cuales representan una amenaza hacia el medio ambiente y hacia la vida humana en general.

González Chávez comentó que hay además efectos al medio ambiente a causa de los desplazamientos humanos que la guerra provoca, ya que los refugiados de guerra invariablemente ocuparán zonas naturales que cambian radicalmente su uso de suelo.

Armas de alto poder

El medio ambiente es más susceptible a las armas de alto poder destructivo, químicas y nucleares. De hecho, se considera que el medio ambiente es afectado desde el proceso de fabricación de las armas, en donde se genera una gran cantidad de residuos tóxicos y peligrosos.

La contaminación del suelo, mencionó el investigador de armas químicas, en los procesos de fabricación de armas puede tener efectos nocivos en el agua y en general en los ecosistemas cercanos a donde se fabrican o prueban estas armas.

Asentó que según estudios científicos, químicos como el ántrax, tienen la propiedad de sobrevivir a largos periodos de tiempo incluso si se les entierra con fines de confinamiento.

Mientras que en lo referente a las armas nucleares, tan sólo los residuos generados en su fabricación, representan un alto peligro para cualquier ecosistema.

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