Ni los ciudadanos ni los gobiernos suelen ser completamente conscientes de la importancia de esta reserva natural de 250 mil hectáreas
Teorema Ambiental/Redacción
Al sur de la Ciudad de México existe una enorme reserva de biodiversidad cuya supervivencia es fundamental para el futuro de la ciudad, en cuanto a disponibilidad de recursos naturales.
La vida diaria de millones de personas está estrechamente ligada al bosque de agua, ubicado en la alcaldía de Milpa Alta, en la zona rural de la Ciudad de México. Sin embargo, ni los ciudadanos ni los gobiernos parecen estar completamente conscientes de la importancia de esta reserva natural de 250 mil hectáreas, que se distribuye entre las fronteras de la Ciudad de México, Morelos, el Estado de México, que además resguardan varios parques nacionales.
Con los niveles de contaminación ambiental que produce la ciudad, tener un bosque que fije el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, no es un lujo sino una responsabilidad. Los bosques no solo ayudan a limpiar el aire contaminado, sino que son fundamentales para mantener el ciclo del agua, pues captan y filtran las lluvias y reabastecen los depósitos subterráneos de agua.
En el caso del bosque de agua, por sí mismo establece conexiones con dos de los ríos más grandes del país, el Lerma y el Balsas, que abastecen dos terceras partes del abasto de agua para la ciudad.
Además, el bosque es hogar de diferentes especies de flora y fauna amenazadas por la expansión de la mancha urbana. Muchas de ellas, además son endémicas del sur de la ciudad, como el gorrión serrano, el “conejo zacatuche” o teporingo.
Sin embargo, la Ciudad de México está muy lejos de ser sustentable en cuanto al abasto de agua.
Hasta 40 por ciento del agua utilizada viene de otras regiones del país, y se encuentra perpetuamente amenazada por deficiente mantenimiento, fugas, robo y extorsión, situaciones como la que se vive en la alcaldía de Iztapalapa, cuyos habitantes no tienen un abasto de agua constante a lo largo del año.
