Autoridades, investigadores, agricultores, apicultores e integrantes de la sociedad civil coinciden en que el cuidado de las abejas es una responsabilidad compartida
Teorema Ambiental/Redacción
La seguridad alimentaria es un tema considerado de gran importancia en las agendas de desarrollo de distintos países. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que, para el año 2050 seremos más de nueve mil millones de habitantes en el mundo, por lo que se requiere incrementar la producción agropecuaria hasta en un 60 por ciento.
Para la consecución de esta meta, la agricultura y apicultura son actividades productivas que se complementan y desempeñan un papel fundamental en la conservación de la biodiversidad y la producción de alimentos, ya que la tercera parte de la producción agrícola depende de la polinización a través de insectos, como las abejas. Por ello, recientemente el Senado de la República declaró el 17 de agosto como el “Día Nacional de la Abeja”, con el objeto de valorar su importancia ambiental, social y económica.
De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), en 2017 la producción agrícola en México fue de 263 millones de toneladas, con un valor de más de 468 mil millones de pesos, colocándonos como el undécimo país productor de alimentos a escala mundial, con exportaciones a más de 120 países; mientras que la producción apícola fue de 51 mil toneladas, con un valor de más de dos mil millones de pesos, colocándonos como el octavo país exportador de miel.
Para impulsar la producción agrícola, las tecnologías para el campo han evolucionado: cada año la industria de protección de cultivos invierte más de siete mil millones de dólares en investigación y desarrollo de nuevas moléculas de plaguicidas más seguras y específicas; de forma tal que los agricultores puedan implementar prácticas agrícolas modernas con las que las abejas y otros polinizadores puedan coexistir sin peligro.
Al respecto, el doctor Hugo Fragoso Sánchez, director general de Inocuidad Agroalimentaria, Acuícola y Pesquera del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), asegura que existe una estricta regulación para los plaguicidas en México, pues a través de una revisión conjunta, autoridades como Senasica, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), evalúan la seguridad de los plaguicidas para la salud y el medio ambiente, al tiempo que se garantiza un control adecuado de la sanidad e inocuidad.
Sin embargo, su uso inadecuado, así como el comercio de sustancias obsoletas, ilegales y adulteradas ha reforzado la percepción de que los plaguicidas usados en la agricultura generan un impacto en la salud de las abejas, circulando información donde pocas veces se escucha a la comunidad científica internacional o instituciones como el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) y la European Crop Protection Asociation (ECPA), quienes coinciden en que la salud de las abejas puede verse afectada por múltiples factores.
En 2015, la UNAM inició el estudio “Factores que influyen en la pérdida de colonias de abejas en diferentes estados de importancia apícola en la República Méxicana”. Al respecto, los médicos veterinarios zootecnistas Ricardo Anguiano y Assad Heneidi, descartan que exista una “muerte masiva de abejas” y comparten con base en evidencia científica que, en México al igual que en otros países, la salud de las abejas puede verse afectada por múltiples factores, entre los que destacan el ácaro Varroa, enfermedades virales, cambio climático y malas prácticas apícolas y agrícolas.
Por su parte, los apicultores y agricultores de maíz, sorgo y soya Favián Papalotzi y Jazzer Uicad, de Campeche, y Luis Manuel Pérez, de Baja California, aseguran que ambas actividades les han sido redituables gracias al buen manejo de la colmena y el uso responsable de plaguicidas. Favián, quien también es presidente del Consejo Estatal de Soyeros de Campeche, afirma que fomentar la comunicación y cooperación entre apicultores y agricultores de su región ha sido vital para asegurar la salud de las abejas y una producción sustentable de alimentos, e identifican que el factor que más ha llegado a afectar la producción de miel son las condiciones climáticas adversas, pues las sequías disparan enfermedades en las colmenas.
Para impulsar e integrar la actividad agrícola y ganadera en uno de los principales estados productores de miel del ámbito nacional, el gobernador electo de Yucatán, Mauricio Vila Dosal, tiene como prioridad impulsar una agenda en beneficio de ambas actividades mediante la capacitación técnica a los productores y buen manejo de las colmenas, pues “existen 14 mil apicultores registrados en el estado, con una producción que varía entre las diez mil y 14 mil toneladas” de acuerdo con Sayda Rodríguez Gómez, directora de la Unidad de Desarrollo Sustentable en el ayuntamiento de Mérida.
Para resolver las problemáticas identificadas, la ingeniera Gloria Meléndez, directora ejecutiva de la asociación Protección de Cultivos, Ciencia y Tecnología, AC (Proccyt), recomienda: impulsar buenas prácticas apícolas y agrícolas; identificar, ubicar y combatir el comercio ilegal de plaguicidas sin registro; fomentar la investigación y desarrollo orientados a mitigar los impactos multifactoriales, y alinear los programas de apoyo de insumos agrícolas y subsidios a colmenas con buenas prácticas. Asegura que la industria de protección de cultivos seguirá fomentando la capacitación, investigación y comunicación entre apicultores y agricultores en beneficio de la salud de las abejas y la producción sustentable de alimentos, y que “como consumidores de alimentos, es nuestra responsabilidad ser críticos con la información que consultamos y divulgamos; así como valorar la dedicación de quienes trabajan todos los días por brindar alimentos sanos, suficientes e inocuos a nuestras mesas”.
