Especies

Los chimpancés buscan las mejores camas para dormir

Los chimpancés de la Reserva Toro-Semliki duermen en los árboles para evitar a los depredadores nocturnos

Los chimpancés pasan aproximadamente ocho o nueve horas cada noche en las camas que construyen en lo alto de los árboles.

Las elaboran a partir de ramas que escogen de árboles concretos, eligiendo las que permiten crear una cama más estable y firme.

Sin embargo, hasta la publicación de un estudio reciente en la revista PlosOne, no se sabía cómo seleccionan los materiales de construcción.

El director del estudio, David Samson, de la Universidad de Nevada (Las Vegas, Estados Unidos) y su equipo midieron la dureza y resistencia de las siete especies de árboles más utilizadas por los chimpancés de la Reserva Toro-Semliki, en Uganda. Igualmente, estudiaron la estructura de los árboles y la calidad de las hojas.

Los resultados fueron sorprendentes: los científicos descubrieron que de los 1844 nidos analizados, el 73.6% estaba compuesto por ramas de un robusto árbol llamado muhimbi (Cynometra alexandri), a pesar de que esta especie representa únicamente 9.6% de los árboles de la región.

“Aunque se trata de un árbol relativamente poco común, siete de cada diez veces los chimpancés lo eligen para dormir”, afirma Samson.

Los chimpancés de la Reserva Toro-Semliki duermen en los árboles, en parte, para evitar a los depredadores nocturnos como los leopardos o los leones. Por ese motivo sus camas deben ser muy resistentes, para no correr el riesgo de caer durante la noche, y en ese sentido, los muhimbis son los más fuertes de las siete especies analizadas durante el estudio.

Las ramas de estos árboles, además, tienen una distancia entre brotes que les permite unirlos y crear un somier más resistente. “Les preocupa la comodidad para dormir igual que a nosotros”, comenta el experto.

En última instancia, Samson quiere descubrir si el sueño ha influido en la evolución humana.

Por ejemplo, los homínidos, incluidos los humanos, son los únicos en construir plataformas, o camas, para dormir; otros primates duermen sobre las ramas.

En algún momento durante el Mioceno, que comenzó hace 23 millones de años y finalizó hace aproximadamente cinco, los simios cambiaron las ramas por las plataformas para pasar la noche, lo que les permitió dormir mejor.

Estudios realizados con humanos y orangutanes han demostrado que una mejor calidad del sueño permite mejorar la memoria y la cognición. Según Samson, sin duda esta mejoría habría proporcionado a los simios y humanos una ventaja evolutiva.

“Los grandes cerebros necesitan grandes almohadas”, bromea.

Con información de PlosOne

Teorema Ambiental

Suscríbete al Boletín

PAÍSES QUE NOS ESTÁN VIENDO