Especies

La gran diversidad de hormigas mexicanas

Existen unas mil especies descritas, pero el número podría duplicarse a partir de la enorme biodiversidad con que se cuenta en la escala mundial

Teorema Ambiental/Redacción

El género Cephalotes describe una gran variedad de hormigas que hacen sus nidos en las ramas y sus cuerpos presentan curiosas adaptaciones evolutivas para vivir en las alturas. Los soldados de las llamadas “hormigas tortuga” (Cephalotes varians) tienen una modificación en la cabeza que funciona como una especie de corcho que utilizan para bloquear mejor la entrada de sus nidos y evitar a los depredadores. Algunos estudios han descubierto que esta deformación también les ayuda a “volar” cuando descienden por las ramas de los árboles: en su cuerpo está integrado un paracaídas para cuando deciden lanzarse al vacío.

Las hormigas son uno de los grupos con mayor diversidad. “En México hay alrededor de mil especies registradas, pero podrían duplicarse porque como somos megadiversos, se considera que tenemos 10 por ciento de los grupos que habitan en el mundo. A nivel mundial han sido registradas 14 mil, pero se estima que en realidad hay más de 20 mil especies”, señaló la doctora Gabriela Castaño Meneses de la Facultad de Ciencias de la UNAM, quien labora en la Unidad Multidisciplinaria de Docencia e Investigación de Juriquilla.

En México es más común encontrar a las “hormigas tortuga” en selvas tropicales, pero también se han registrado hallazgos en el centro y norte del país.

Las hormigas tienen múltiples funciones en los ecosistemas, por ejemplo las llamadas hormigas cortadoras se consideran ingenieras de ecosistemas porque prácticamente modifican y crean nuevos ambientes para que otros organismos vivan.

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“Aunque no son tan buenas polinizadoras, se ha visto que las hormigas ejercen óptimamente este trabajo en algunas especies de flora, como los helechos, además hay muchas plantas que tienen asociaciones con hormigas porque los insectos hacen sus nidos en ellas y a las plantas les sirven sus desechos.” Es así que hay semillas que son dispersadas exclusivamente por hormigas, pero otra de sus funciones principales es que son una de los principales depredadoras de muchos ecosistemas terrestres, lo que ayuda al equilibrio ecológico, pero también a remover constantemente el suelo, en una persistente función de “arado”.

Sin embargo, cuando se asocian con plagas se vuelven dañinas para las plantas. La especialista señala que en nuestro país hay algunas especies que pueden representar también un riesgo para la población.

En las zonas urbanas, hay algunas que son problemáticas por su persistencia al ingresar a las viviendas donde incluso pueden establecer nidos en lugares peligrosos, como contactos eléctricos. “Este problema es más grave en EEUU donde las casas son de madera y esto provoca incendios”, señala y agrega que incluso pueden llegar hasta penetrar los cimientos de una casa. “También pueden dispersar patógenos. Según estudios realizados en hospitales, se ha visto que pueden ser un vector indirecto que debe considerarse.”

También existen especies invasoras que representan un peligro para la salud humana, como la llamada hormiga roja de fuego (Solenopsis invicta) caracterizada por su agresividad y dolorosa picadura.

Originaria de Sudamérica ha invadido muchas partes del mundo. Recientemente se publicó el libro Hormiga de fuego invicta (Carlos A. Blanco, FCE. 2017) donde el autor explica incluso que su nombre científico es muy atinado “porque debido a su fascinante biología este diminuto animal ha derrotado a cientos de científicos, agricultores y ganaderos, así como a millones de personas que viven en las zonas urbanas”.

“Esta variedad podría ser considerada la más peligrosa para la salud, pero también depende mucho de la sensibilidad que tengan las personas a su veneno. Prácticamente todas las hormigas tienen veneno, pero no todas tienen aguijón”, señala Castaño Meneses y agrega que lo que sucede es que todas expelen ácido fórmico.

Se considera que por tener grandes extensiones de selva tropical, Veracruz tiene el mayor número de especies registradas, pero también contribuye que ahí se ubica la estación científica Los Tuxtlas, líder en las investigaciones biológicas y ecológicas realizadas de las regiones cálido-húmedas de México.

Hidalgo ocupa el segundo lugar porque en las zonas áridas también se ha trabajo mucho y contribuye la importancia del grupo de los famosos escamoles que hay en la zona, larvas de la hormiga güijera Liometopum apiculatum. Por otra parte, el doctor Miguel Vásquez-Bolaños, otro de los más importantes investigadores en este tema en el país, ha realizado mucha investigación en Jalisco, por lo que este estado ha pasado al cuarto lugar de especies. En el Laboratorio de Hormigas de la Universidad de Guadalajara hay proyectos muy diversos que van desde la identificación de más especies y su distribución en el país, hasta cuestiones específicas, como las hormigas que se pueden identificar en el estómago del oso hormiguero.

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