Cuando el animal alcanzó 200 kilos de peso, la familia acudió a las autoridades para dar aviso y enviarlo a un centro de rescate de vida silvestre
Teorema Ambiental/Redacción
Una familia adoptó a un cachorro de lo que creían era un mastín tibetano en China, sin embargo, dos años después y con 200 kilos de diferencia se dieron cuenta que no era un perro sino un oso negro.
“Se podía comer una caja llena de frutas y dos ollas de fideos al día”, aseguró el ama de casa.
Al tomar consciencia del peligro que conllevaba tenerlo en casa, los propietarios optaron por acudir a la Policía Forestal para exponer la situación.
Las autoridades confirmaron que se trataba de un oso negro asiático, una especie protegida, que fue enviada a un centro de vida silvestre para que reciba mejor atención.
Por los buenos cuidados que le dieron sus amos el animal no tenía lesiones ni problemas de salud.
Esta especie se encuentra en peligro de extinción y es objeto de tráfico ilegal por parte de contrabandistas, ya que muchas personas suelen usar partes de su cuerpo para la fabricación de medicamentos.