Especies

El pavón, unicornio del bosque de niebla

Fernando González-García*

Dicen que en México el pavón (Oreophasis derbianus) toma su nombre común por las características del plumaje; en Guatemala lo llaman pavo de cacho por la estructura ósea, desnuda, casi vertical que corona su cabeza, de color rojo coral y de casi seis centímetros de largo. Es un ave relativamente grande, de 90 cm de longitud, perteneciente a la familia Cracidae, compuesta por 50 especies de aves galliformes, que viven en los bosques tropicales y subtropicales de América y muchas de las cuales están amenazadas o en peligro de extinción en la mayor parte de su distribución, debido a eventos como la destrucción y alteración de hábitat y cacería de subsistencia. A ella también pertenecen otros parientes cercanos del pavón como las chachalacas, pavas y hocofaisanes.

Peculiaridades del hábitat del pavón

En México, el pavón habita en gran parte de la Sierra Madre de Chiapas y posiblemente en Oaxaca (Los Chimalapas), y en Guatemala en la cordillera central. Es una especie de alta prioridad de conservación, que vive en altitudes comprendidas entre mil 650 y tres mil 350 metros sobre el nivel del mar y su existencia está íntimamente ligada al bosque de niebla, aunque se sospecha que también se desplaza hacia tierras más bajas. Uno de los sitios más importantes para esta ave, en la Sierra Madre de Chiapas, es el bosque de niebla de la Reserva de la Biosfera El Triunfo.

Allí el bosque de niebla es denso, con una altura que oscila entre los 20 y 30 metros, aunque hay árboles emergentes, como los encinos, que alcanzan los 40 m de altura. El dosel presenta dos estratos arbóreos, uno de seis a 12 metros y otro de 15 a 30, donde las copas de árboles emergentes se encuentran bastante separadas unas de otras. Es irregular siendo más homogéneo en el estrato medio y bajo. El estrato arbustivo y arbóreo bajo se caracterizan por la presencia de helechos arborescentes de varias especies con alturas de hasta diez metros. Desde el punto de vista de la fauna, la Reserva es un sitio de gran diversidad de especies, donde vive también otra de las aves más espectaculares del mundo: el quetzal (Pharomachrus mocinno).

El posible origen evolutivo del pavón

Oreophasis, que etimológicamente significa faisán de montaña, es un género antiguo cuyo surgimiento se estima ocurrió hace 31 millones de años, en el periodo Terciario, probablemente en la actual región norte de Centroamérica. A esta conclusión se ha llegado al tomar en cuenta sus características morfológicas, su patrón único de coloración entre los crácidos y su aislamiento de la distribución geográfica que presentan los restantes miembros de la familia, excepto el pajuil (Penelopina nigra), que en algunas partes comparten el mismo hábitat, es decir, donde hay pavón puede haber pajuil, pero donde hay pajuil no necesariamente hay pavón. El pavón se encuentra distribuido únicamente en México y Guatemala, es decir, se desarrolla en un ámbito acotado. La especie es de naturaleza sedentaria y vive en condiciones ecológicas específicas y restringidas al bosque mesófilo de montaña, lo que sugiere un limitado sitio de origen; quizás en el pasado el pavón habitó las tierras bajas del Terciario.
Recientemente, Oreophasis ha sido catalogado en la subfamilia de los hocos (Cracidae); sin embargo, en términos de conducta y ecología es más similar a la subfamilia de las pavas (Penelopinae), considerando sus hábitos más arbóreos que terrestres, aunque vocalmente parecería estar más relacionado con los hocofaisanes. Así que evolutivamente, el pavón se ubica entre las pavas (género Penelope, Penelopina) y los hocofaisanes (género Crax).

Intimidades del pavón

En esta especie los sexos son morfológicamente similares; es difícil diferenciar un macho de una hembra adultos, y mucho más a los polluelos y juveniles. La diferenciación sexual sólo se detecta a través de las vocalizaciones, sobre todo en los adultos. El macho tiene cuatro diferentes tipos de vocalizaciones y la hembra hasta ocho con variaciones. El macho emite sus constantes llamados de cortejo desde principios de noviembre hasta fines de mayo, que consisten en una especie de mugido profundo de siete notas y de baja frecuencia, cuya función es la de atraer a las hembras y delimitar su territorio.

Durante el cortejo el macho realiza desplazamientos cortos entre árboles, llamando persistentemente a la hembra; cada llamado tiene una duración de siete segundos y es producido repetitivamente hasta por casi una hora, en una especie de tren de llamados. Como parte del cortejo, el macho proporciona a la hembra frutos y fragmentos de hojas verdes, ya sea de forma directa o a través de regurgitaciones.
Este hecho, denominado conducta alimentaria, es un atributo de los machos, el cual necesariamente tienen que desarrollar, entre otras pautas conductuales, para acceder a una o varias hembras. El sistema social es poligámico de tipo serial y un macho puede tener acceso de tres a cinco hembras durante la época de reproducción que generalmente se inicia en la etapa de menor precipitación (noviembre a mayo). La temporada de anidación (postura e incubación de huevos y cuidado de pichones en el nido) va de febrero a mayo, e incluso puede acontecer desde enero. La selección del sitio para anidar es trabajo del macho, previa supervisión de la consorte, la cual al final determina si el sitio escogido por el macho es adecuado para la postura e incubación. El macho, mediante sacudidas y movimientos pendulares de la cola y una especie de marcha, le da forma al nido dentro de su territorio y motiva el acercamiento de la hembra. Por lo general los nidos se encuentran en la parte alta o media de los árboles, donde se acumula una densa población de bromelias y orquídeas, especies típicas del bosque de niebla. Una vez que la hembra decide que el nido satisface sus requerimientos de protección y seguridad, sobreviene la separación de los consortes. La hembra anida en la parte elevada de árboles relativamente aislados del resto de la vegetación.

Pone dos huevos grandes de color blanco y textura áspera, cuya incubación dura alrededor de 34 a 35 días y sólo la realiza la hembra, al igual que el cuidado de los pollos. Durante la incubación sale del nido de una a cuatro veces diariamente, para alimentarse o tomar baños de tierra. Al término de la incubación, los huevos eclosionan casi simultáneamente, con una o dos horas de diferencia.

En contraste con otras especies de crácidos, los polluelos del pavón permanecen en el nido de tres a seis días y lo abandonan arrojándose al suelo, al llamado de la madre. En el suelo, hembra y pollos se identifican mutuamente mediante vocalizaciones cortas. Los pichones acompañan a su madre durante un periodo que puede durar hasta diez meses, pero todavía se desconoce esta etapa de su biología.

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