Especies

Científicos del IPN estudian virus y tumores en tortugas marinas

La investigación tiene como objetivo caracterizar 58 ejemplares de tortuga golfina y 24 de tortuga negra, consideradas en peligro de extinción

Teorema Ambiental/Redacción

Un grupo de investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) se dedica a estudiar diferentes ejemplares de tortugas golfina y negra, ambas en peligro de extinción, para determinar la prevalencia del herpevirus y su relación con la tumoración denominada fibropapilomatosis (FP).

Este estudio es dirigido por el doctor Alan Alfredo Zavala Norzagaray, del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR), Unidad Sinaloa y pretende caracterizar 58 ejemplares de tortuga golfina (Lepidochelys olivácea) y 24 de tortuga negra (Chelonia agassizii) de regiones del norte de Sinaloa.

La fibropapilomatosis es una enfermedad neoplásica, viral, severamente infecciosa y uno de los problemas de salud más importantes y con gran afectación sistémica en las tortugas marinas. Se caracteriza por el desarrollo de tumores cutáneos (fibropapilomas) y tumores internos (fibromas) que miden desde 0.1 hasta 40 cm de diámetro.

Los tumores cutáneos se presentan en aletas, piel, tejidos perioculares, cabeza, región cloacal, plastrón y caparazón, lo que limita su capacidad de movimiento y de alimentación, mientras que los fibromas se presentan principalmente en hígado, pulmones y corazón, por lo que afectan funciones digestivas, cardiacas, respiratorias y la flotabilidad.

De acuerdo con los expertos, estos análisis normalmente se realizan en tortugas muertas, por ello su descripción clínica ha sido limitada, por lo que este estudio pretende ampliar su caracterización y crear estrategias preventivas ante estos padecimientos.

“Mediante una muestra de sangre, se determinaron parámetros hematológicos como el hematocrito mediante la técnica de microhematocrito (MH) y las proteínas totales (PT) en plasma con un refractómetro de uso veterinario y para la detección del herpevirus. A cada individuo se le tomó una biopsia de piel normal, o en su caso, de protuberancias anormales (tumores), para extraer el ADN total y determinar la presencia del virus”, explicó el investigador.

Por su parte, Yanel Mejía Radillo, maestra en Recursos Naturales y Medio Ambiente, detalló que respecto el contagio con estos virus aumenta por factores de estrés tanto internos (fisiológicos) como externos (ambientales), relacionado con la cercanía a las costas.

“Cuando las tortugas entran a estas zonas, llegan libres de la enfermedad y al permanecer en ellas hasta alcanzar una talla reproductiva e iniciar su migración a sitios de reproducción, están expuestas a todas las variaciones ambientales, contaminantes y a la posibilidad de contagio por la interacción con organismos enfermos”, dijo.

Otro factor de riesgo es la presencia de contaminantes ambientales, asociados a la reducción de la capacidad de defensa del sistema inmune. Entre estas sustancias tóxicas se encuentran pesticidas, metales pesados y organoclorados. Las tortugas pueden ingerir estos contaminantes con su dieta.

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