Ecosistemas

El mar de Aral, víctima mortal de la industria algodonera

Antes de evaporarse, el mar de Aral tenía una superficie de 60,000 kilómetros cuadrados

elmar-aralUzbekistán.— En tan sólo 40 años la explotación y el cambio climático consumieron el cuarto lago más extenso de la Tierra —el mar de Aral— ubicado en Asia Central.

Lo que alguna vez llegaron a ser 60 mil kilómetros cuadrados de agua, con profundidades de hasta 40 metros en algunas zonas, se vieron reducidas a sólo el 10 por ciento. Todo esto debido a la industria del algodón.

Los soviéticos querían transformar a Asia Central en el mayor productor de algodón del mundo. Y, por un periodo en los años ochenta, Uzbekistán cultivó algodón más que ningún otro país.

A medida que el lago iba encogiéndose, los volúmenes de pesticidas e insecticidas acumulados gradualmente, se fueron concentrando y la fauna marina murió por el grado de contaminación.

El clima empezó a cambiar, dejó de llover, la pastura se secó y los pequeños lagos de agua fresca que existían cerca de las costas desaparecieron; las manadas de antílopes que solían visitar el área se redujeron drásticamente.

Al reducirse, el lago adquirió la forma de un muñeco de nieve con un cuerpo gordo y una cabeza pequeña. A la cabeza se la conoce ahora como el mar de Aral del Norte o Pequeño Mar de Aral. Hay una represa en lo que sería su angosto cuello.

Es la represa de Kokaral la que ha permitido que la superficie del agua aumente tres metros desde que llegó a su punto más bajo en 2005.

El pequeño Aral representa sólo el 5 por ciento de la superficie total de este mar interior. Por eso, las grandes plantas procesadoras de pescado de esta región siguen todavía sin trabajo, sabiendo que nunca volverán a ser lo productivas que fueron antes.

Soluciones

El gobierno kazajo se propuso expandir el área del Pequeño Mar de Aral hasta alcanzar sus antiguas costas. Junto con el Banco Mundial, invirtió 85 millones de dólares para construir la represa de Kokaral.

Algunos creen que las autoridades uzbecas no están preocupadas por salvar al mar de Aral ya que bajo su lecho se han identificado depósitos de gas y petróleo a los que es mucho más fácil acceder en condiciones secas.

En el lado sur de la represa, la gente está furiosa porque dice que ésta les quitará la única fuente de agua que ingresa en el lago.

Empresas rusas y coreanas ya están empezando los trabajos.

Fuente

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