Ecosistemas

Analizan bacterias para combatir derrames de petróleo

Investigadora de la UNAM asegura que algunas baterías tienen la capacidad de reducir los riesgos de los derrames en aguas profundas

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Con el objetivo de identificar bacterias que degradan petróleo y luego cultivarlas para que auxilien en caso de derrames, el Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM realiza un minucioso trabajo de investigación dentro del Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGOM).

Liliana Pardo López, encargada de la investigación, explicó detalles de este proyecto: “Las bacterias las obtenemos del mar, de aguas profundas de tres mil a cuatro mil metros. Salimos a bordo del buque de investigación Justo Sierra, de esta casa de estudios, y ahí tomamos muestras tanto de sedimentos en el fondo del mar (con ayuda de un nucleador) como de agua.”

Tras obtener las muestras en botellas, guardan el sedimento en nitrógeno líquido (a 70 grados bajo cero) y el agua filtrada se lleva al laboratorio en pequeñas cantidades, se congela y se extrae su ADN.

Para este último proceso, la universitaria y su grupo utilizan dos técnicas de vanguardia: la metagenómica (estudio del material genético a partir de muestras ambientales) y la metataxonómica (un gran estudio a partir de la clasificación de los organismos).

“Queremos identificar todas las bacterias que viven en el Golfo de México, saber lo que tenemos en esa zona, conocer cuáles pueden degradar hidrocarburos, las que son patógenas en el mar, las que degradan plásticos y las que crecen o disminuyen con el calentamiento global”, dijo.

En especial, a los científicos les interesan las que degradan hidrocarburos, porque con la reforma energética se han ampliado las exploraciones del crudo en los mares mexicanos y hay riesgos de fugas y derrames. “Nos sirven para planes de contingencia, que es el gran proyecto que financia la Secretaría de Energía (SE) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).”

Cuando hay una mancha de petróleo en el océano, ciertas bacterias comienzan a comérsela. “Lo maravilloso es que tienen la capacidad de degradar ese hidrocarburo hasta su etapa de mineralización, es decir, cuando se convierte en dióxido de carbono y agua. Por eso tienen un gran potencial biotecnológico, pues son unas fábricas biológicas magníficas”, detalló.

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