Biodiversidad

Déficit ambiental

El consumo de los servicios ecosistémicos por la humanidad sobrepasa la capacidad del planeta para remplazarlos, actualmente la humanidad vive más allá de sus capacidades ambientales de sustentabilidad.

“El hecho de que este año el día de la deuda ecológica cae el 9 de octubre, cuando sólo han pasado tres cuartas partes del año, significa que estamos viviendo más allá de nuestras capacidades ambientales”, dijo el think tank Fundación Nueva Economía (NEF), con sede en Londres.

“Esto conduce. a un agotamiento neto de los recursos. Desde el 9 de octubre hasta el final del año, la humanidad estará en déficit ecológico, acumulando una deuda ambiental mayor”, agregó.

Mathis Wackernagel, director ejecutivo de la Global Footprint Network, que también participa en la proyección, dijo que “la humanidad está viviendo de su tarjeta de crédito ecológica, y sólo puede hacer esto liquidando los recursos naturales del planeta”.
Calculando el ritmo de consumo de los recursos contra la capacidad del planeta para reabastecerlos, el grupo dijo que la humanidad entró en fase de deuda ecológica por primera vez el 19 de diciembre de 1987.

Ocho años después, la fecha se había adelantado en casi un mes hasta el 21 de noviembre, y ahora, en 2006, se ubicó el 9 de octubre, evidenciando un ritmo de cambio acelerado.

“Al vivir tan más allá de nuestros recursos ambientales y contraer deudas ecológicas cometemos dos errores”, dijo el director de políticas de la NEF, Andrew Simms.

“En primer lugar, en todo el mundo le negamos a millones que ya carecen de acceso a suficientes tierra, alimentos y agua limpia la oportunidad de cubrir sus necesidades. En segundo término, ponemos en peligro los mecanismos planetarios para soportar vida”, dijo.

Por ejemplo, si cada vez se capturan más peces de los que nacen, al año siguiente habrá menos peces disponibles, dijo la fundación.

Gran Bretaña llegó a su propia fecha de excedencia ecológica desde el 16 de abril, lo cual sugiere que si todos en el mundo consumieran al mismo ritmo que los ingleses, serían necesarios los recursos de tres planetas como la Tierra para poder mantener a éste. Si consumiéramos recursos al ritmo de los estadounidenses, necesitaríamos otros cuatro planetas como la Tierra.

“La única forma de equilibrar el presupuesto y terminar con estos excesos consiste en exigir menos de nuestro planeta”, dijo la fundación.

La mayoría de los científicos coinciden en que las temperaturas globales podrían crecer en entre dos y seis grados centígrados para fines de siglo —sobre todo debido a la quema de combustibles fósiles para las necesidades de energía y transporte—, lo cual causaría hambrunas e inundaciones y pondría en peligro a millones.

El Protocolo de Kyoto, que aspira a controlar las emisiones de los llamados gases de invernadero, como el dióxido de carbono, compromete a la acción a la mayor parte de los países.

Pero Estados Unidos, el contaminador más grande del mundo, se rehúsa a firmarlo, las economías explosivas como la de China están exentas, y el importante crecimiento en el sector aviación ni siquiera es mencionado.

Como parte de su promesa de reducir las emisiones de carbono, Inglaterra dijo que aumentará a 20 por ciento, en 2020, el porcentaje de electricidad que genera por medios renovables. La electricidad limpia actualmente asciende a 4 por ciento.

Futuro complicado

• Vivir bajo déficit ambiental significa comerse el capital. En vez de que la humanidad viva de los intereses que produce la Tierra, consume tanto que le da mordidas al capital, reduciendo así la capacidad del planeta para sostener vida.

• “Para tener un futuro sustentable es necesario reducir la demanda, mejorar la eficiencia y movernos hacia renovables”, aseguró Craig Simmons, cofundador y director de Best Foot Forward, otra de las entidades asociadas a la Fundación Nueva Economía.

• El planeta tiene contrastes muy marcados en cuanto a consumo. Para los estadounidenses, la “huella ecológica”, es decir, la tierra y agua requerida per cápita para mantener el estilo de vida, es de 9.6 hectáreas. Para un africano típico es de 1.4 hectáreas.

Fuente: Milenio

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