Biodiversidad

Contaminación en más de 250 ríos y afluentes de Cuba

La presidenta del Instituto de Recursos Hidráulicos alertó de la presencia de bacterias que constituyen un riesgo potencial para la ocurrencia de enfermedades como la amebiosis, la hepatitis A y la disentería

Cuba.— La contaminación de más de 250 ríos y afluentes, provoca en buena medida la alta incidencia de enfermedades de transmisión digestivas en la mayoría de las ciudades del país.

Cuarenta y dos personas fallecieron en Cuba en 2012 por esta realidad que afecta a millones de ciudadanos, según datos aportados por diputados del gobierno, autoridades de Salud Pública, del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente y el Instituto de Recursos Hidráulicos en la última sesión de la Asamblea Nacional, en diciembre pasado.

Una veintena de los afectados radica en el oriente del país; 14 de ellos, enfermos de cólera. Mientras, en La Habana se reportaron 18 enfermos por ingerir el agua proveniente de los ríos que abastecen los acueductos, pertenecientes a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado, conocida como Aguas de La Habana.

Sólo el río Almendares recibe un tratamiento, sin grandes resultados, según refieren las autoridades gubernamentales.

En el caso del río Quibú de La Habana, uno de los más contaminados de Cuba, los esfuerzos por limpiarlo no pasan de la iniciativa de estudiantes y voluntarios, liderados por los integrantes del grupo musical Cubanos en la Red. Mientras, la corriente del Quibú sigue arrastrando animales muertos, alimentos putrefactos, botellas, latas y en sus orillas el basurero crece.

La presidenta del Instituto de Recursos Hidráulicos, Inés Champan, alertó de la presencia, en casi la totalidad de las muestras analizadas en sus laboratorios, de coniformes fecales termotolerantes (escherichia coli y de enterococcus), por encima de los niveles permisibles; incluso, aparecieron pseudomonas, otro microorganismo patógeno oportunista, causante de varias afecciones.

Estas bacterias constituyen un riesgo potencial para la ocurrencia de enfermedades de transmisión hídrica: la amebiosis, la hepatitis A y la disentería, entre otras.

Un documento emitido en diciembre pasado, luego de una inspección realizada en julio por instituciones sanitarias, aporta otros signos del cuadro “clínico” de las fuentes de abasto construidas en el centro o zonas bajas de la capital, por donde corren los cursos superficiales de agua y sobresalen además los pozos con brocal desprotegidos, la presencia de larvas de mosquito, ranas y peces. En suma, el líquido no se encuentra apto para el consumo humano.

El máster en enfermedades microbiológicas Carlos Avilés Sánchez, quien no olvida la aparición en Cuba de un brote de hepatitis a inicios de la década de 1990, indicó: “Yo sé que en el país ha habido cólera, inclusive, fallecidos. Por eso, le digo a los compañeros del gobierno y de Recursos Hidráulicos, ¿qué están esperando para dar una respuesta concreta a esta situación de los ríos y de toda la ecología del país? Es nuestra situación, no es de más nadie.”

Avilés Sánchez explicó que en estos casos hervir el agua no es aconsejable “porque tiene altas concentraciones de nitratos y nitritos. Al hervirla se eliminan los patógenos; pero químicamente se concentran las sales”.

Ante la contaminación de los ríos, presas y pozos, debido en lo esencial a la cercanía de letrinas, la aplicación de productos químicos en los sembrados durante largo tiempo y las características del terreno, la vicepresidencia de la Asamblea Nacional y el Centro Nacional de Higiene sostienen que se han explorado otras fuentes para el suministro, pero con resultados negativos.

Representantes del Poder Popular, encargados de gestionar una solución, aclaran que no se han desentendido del problema, pero no admiten que su entidad se haya mostrado pasiva, independientemente de la escasez de recursos, el socorrido argumento que a menudo esgrimen.

La contaminación de los ríos cubanos es una preocupación vieja. Desde 1979 se conocen estudios de la situación de ríos como el Quibú, cuyo nombre incluso titula una novela de Ronaldo Menéndez y funciona como símbolo de podredumbre y mala vida.

El licenciado en derecho Yuniesky San Martín, residente en el municipio Colombia, en Las Tunas, destaca que en su localidad el problema de la contaminación del río Tana es permanente y según “el gobierno municipal no tiene planes para evitar el avance de la contaminación”.

Fuente: Marti Noticias

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