Biodiversidad

Conservar la biodiversidad evitaría que animales contagien a humanos

Las enfermedades zoonóticas incluyen un mayor contacto con los reservorios microbianos de vida silvestre, provocado por la destrucción de su hábitat

Teorema Ambiental/Redacción

Ciudad de México, 12 de mayo de 2020.— El respeto y protección de los animales silvestres y la conservación de sus hábitats sería una medida adicional para preservar a la humanidad del surgimiento de pandemias como el COVID-19, pues este virus surgió de la destrucción de los ecosistemas y de la inadecuada manera de relacionarnos con el medio ambiente.

En el último medio siglo, estas enfermedades emergentes han captado la atención de la comunidad médica, porque se ha visto la aparición de estos males, pero también el rebrote de otras enfermedades más antiguas, algunas de las cuales ya se consideraban erradicadas, como el brote de sarampión ocurrido recientemente en el país.

Las infecciones emergentes pueden ser causadas por bacterias, virus, hongos, protozoarios o parásitos, que afectan a la humanidad actualmente por una serie de factores particulares de esta época.

Por ejemplo, las enfermedades zoonóticas (que se transmiten entre animales y humanos) incluyen un mayor contacto con los reservorios microbianos de vida silvestre, provocado por la destrucción de su hábitat natural a consecuencia del crecimiento no planificado de las poblaciones humanas.

Pero también afectan: la colonización de regiones anteriormente poco habitadas, un mayor contacto con animales domésticos, mercados de animales sin regulación sanitaria, el aumento en los desplazamientos transcontinentales y la disminución en el tiempo de estos traslados, incremento de las áreas agrícolas y pecuarias, la introducción de especies exóticas invasoras, aunado todo ello al tráfico indiscriminado de animales de vida silvestre.

Ante la emergencia sanitaria que provocó la pandemia por COVID-19, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) menciona que: “La vía de transmisión predominante es de humano a humano. La información disponible actualmente sugiere que el SARS-CoV-2 tiene un origen animal y es pariente cercano de otro CoV que circula en poblaciones de murciélagos del género Rhinolophus (murciélagos de herradura).

“No obstante, hasta el momento, no se dispone de suficiente evidencia científica para identificar el origen del SARS-CoV-2 o explicar la vía de transmisión original a los humanos (que podría haber implicado un huésped intermedio). Se requieren investigaciones para encontrar la fuente, determinar cómo el virus se introdujo en la población humana y establecer el posible papel de un reservorio animal en esta enfermedad.”


Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE)

Sin embargo, la gente en su ignorancia ha atacado a los murciélagos, por considerarlos responsables de las enfermedades emergentes, porque los humanos los ven con miedo, pero estos ataques disminuyen aún más las posibilidades de supervivencia de estos quirópteros, pues estaban en peligro de extinción, precisamente por actividades humanas y sus modos de consumo.

Sin embargo, los murciélagos generan beneficios no solo a la naturaleza, a la salud y bienestar de los humanos, como la polinización y dispersión de semillas de más de 130 plantas, entre ellas el agave, que son utilizadas para la producción de alimentos; el control de plagas agrícolas que reduce el uso de insecticidas tóxicos y disminuye los costos de producción y el daño generado al medio ambiente.

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