Biodiversidad

Bosques de México, riqueza forestal y biodiversidad

Resguardan genes, belleza paisajística y servicios ambientales, así como una farmacia natural

Ciudad de México, 18 de febrero de 2021.— México es uno de los diez países con mayor superficie de bosques primarios y en su territorio se registran todos los tipos de vegetación natural conocidos, indica un documento de la Comisión Nacional Forestal (Conafor).

A diferencia de los bosques secundarios donde la mano del hombre intervino para crearlos o alterarlos, decir bosques primarios es referirnos a la superficie terrestre que constituye un gran reservorio de genes, mantiene la mayor biodiversidad y variedad de ecosistemas, es hábitat de pueblos y comunidades indígenas, reúne belleza paisajística, regula el clima, realiza una acción depuradora y es una verdadera farmacia natural.

Por eso aún podemos celebrar que existan bosques primarios en México, ya que al menos 76 países han perdido ya todos sus bosques primarios, a consecuencia de la tala indiscriminada para la fabricación de papel, el cambio de uso del suelo para la ganadería y la agricultura y la explotación petrolera, todo lo cual ha reducido a solo el 20 por ciento los bosques primarios que existieron en el mundo.

Gustavo Chapela, coordinador del libro Estado de los bosques de México, considera que “en el contexto internacional, México se debe caracterizar como un ‘país forestal’ o ‘medianamente forestal’, ya que si comparamos al sector forestal mexicano con una muestra de otros 23 países de importancia forestal, vemos que un tercio de la superficie terrestre de México está cubierta con bosques o selvas, mientras que otros países, como Brasil, Bolivia, Congo, Perú o Finlandia, tienen más del 50 por ciento de su superficie terrestre cubierta de bosques o selvas”.

Sin embargo, prosigue, “si tomáramos en cuenta las áreas cubiertas con vegetación de zonas áridas y semiáridas de México como parte de la superficie forestal del país, tendríamos que dos terceras partes del área terrestre de México está cubierta por vegetación forestal y, por lo tanto, México debería considerarse como un país forestal, semejante a las otras naciones mencionadas”.

Hay suficiente razón para sostener lo anterior porque en México existen más de 60 tipos de vegetación forestal, si bien los mayores conglomerados son el bosque de coníferas, bosque de encino, bosque mesófilo de montaña, selva perennifolia, selva caducifolia, selva espinosa, vegetación hidrófila, matorral xerófilo, pastizal y otros tipos de vegetación especial como el matorral espinoso tamaulipeco, el chaparral y el mezquital.

Así lo registró el Departamento Forestal de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) en su Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales 2010.

Los bosques mesófilos de montaña de México, bosques de neblina o de niebla, entre otros nombres, de los que tenemos 21 áreas naturales protegidas con 184 mil 484 ha, poseen gran relevancia biológica por el importante número de especies que contienen.

La relevancia ecológica de estos ecosistemas radica en que capturan y controlan los flujos del agua. Sin embargo, el bosque nublado es una de las comunidades vegetales más vulnerables y amenazadas por factores como el cambio climático global, pues al reducirse críticamente la humedad y ocurrir menor precipitación en las temporadas habituales, se presentan menos días con neblina y periodos de sequía con mayor duración.

Los bosques mesófilos de montaña albergan aproximadamente el 27 por ciento de la riqueza florística del país, el 60 por ciento para las especies de anfibios (ranas, sapos y salamandras), más del 55 por ciento de reptiles (serpientes y lagartijas) y más del 40 por ciento de mamíferos.

Otro importante ecosistema de México lo representa el bosque de pino que crece en lugares templados y fríos en la parte superior de las montañas, donde existen alrededor de 50 especies de pinos que conviven con cedros y oyameles, pero también con encinos.

Los bosques de encino crecen en la base de las montañas de lugares templados. Existen más de 150 especies de encinos en México. Sus hojas son duras y algunos las tiran en época de secas. Sus bellotas son alimento de muchos animales, como las ardillas.

Los bosques templados, conocidos también como bosques de coníferas, bosques de pino, bosques de oyamel o bosques mixtos de pino y encino, están presentes en nuestro país. Este ecosistema retiene el agua de lluvia, infiltra el agua al subsuelo y favorece la recarga de los mantos acuíferos, disminuye la erosión del suelo y reduce el riesgo de inundaciones. Por la variedad de hábitats que ofrece, alberga a muchas especies de flora y fauna, así como una gama de árboles maderables.

Los bosques tropicales se han reducido notablemente no solo en México sino en todo el mundo. Conocidos también como selvas secas y selvas húmedas, contienen la mayor biodiversidad. Desgraciadamente, esas superficies han sido roturadas para la ganadería extensiva, el desarrollo agrícola industrial y la industria maderera, principalmente, aunque también han sido impactados por los incendios forestales, la cacería de subsistencia y el tráfico ilegal de especies.

Uno de los bosques tropicales más importantes de Mesoamérica es la Selva Maya, que se extiende por el sureste mexicano, el norte de Guatemala y parte del territorio de Belice. Esta región destaca por la gran producción de agua y mantenimiento de la conectividad paisajística, con múltiples corredores ecológicos que permiten la movilidad de organismos y especies.

Produce maderas preciosas —cedro, caoba, palo de rosa, chechén, chicozapote, ciricote y otros— y es hábitat de fauna como el pecarí de labios blancos, mono araña, mono aullador, temazate, tapir, tlacuache dorado, águila solitaria, pavo ocelado, guacamaya roja, zopilote rey, cocodrilo de pantano e iguanas, boas, serpientes de cascabel, varios tipos de ranas, sapos y salamandras. Entre su flora sorprendente está una variedad de orquídeas endémicas, así como la Lacandonia schismática, que reúne un conjunto de rarezas.

Pero la Selva Maya enfrenta el impacto de la deforestación o degradación de la vegetación y el suelo por la ganadería, agricultura, infraestructura, incendios forestales, tala ilegal, uso de pesticidas, saqueo ilegal de especies y extracción de maderas preciosas, por lo que es necesario sumar esfuerzos entre los países que comparten la riqueza natural de la Selva Maya, con el fin de desarrollar estrategias conjuntas de mitigación de estos impactos.

Conservar los bosques es un deber de gobiernos y sociedad en general porque de ellos depende la sobrevivencia humana y el bienestar de las generaciones presentes y futuras.

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