Biodiversidad

Baja delfín 50 kilos en menos de 2 semanas por tristeza

Luego de que su mamá adoptiva fuera asesinada en una escandalosa pelea vecinal, Mary G. no quiere comer y se muestra deprimida. Bajó 50 kilos.

Mary G. padece una crisis nerviosa y sólo tiene ánimos para nadar sin compañía en el estanque.

Mary G. ya había perdido a una mamá. Mientras aguardaba que la muerte le hiciera olvidar esa pena en un puerto italiano, un hada madrina la encontró. A fuerza de mimos, atenciones y muchos cuidados, la pequeña descubrió en esa mujer una entrañable madre sustituta.

Aunque ésta no es la descripción de la trama de una película, los personajes, sin duda, se distinguen en la realidad: Mary G. es un delfín, y su mamá adoptiva, la cuidadora de cetáceos Tamara Monti.

Sin embargo, la historia de estos dos amigos no tuvo un final feliz.

El 2 de febrero un intolerante vecino de la mujer no soportó más los ladridos de los dos perros que ella tenía en su vivienda y la asesinó en una escandalosa pelea.

La pérdida de Monti no pasó inadvertida para Mary G. que, desde que su cuidadora dejó de concurrir al delfinario para alimentarlo, padece una crisis nerviosa.

Según contó un coordinador de la fundación Cetáceos de Riccione, donde ahora nada Mary G., el animal siente un enorme dolor por la muerte de la mujer y está deprimido.

La pena es tal que el delfín se niega a comer su dieta diaria de leche y calamares, y vomita si los encargados del parque lo obligan a ingerir alimentos.

En 15 días, Mary G. perdió alrededor de 50 kilos y los expertos advierten que está en peligro de muerte. Incluso, padece una infección gástrica.

“La relación entre un delfín y su instructor es siempre especial, pero en el caso de Tamara y Mary G. era realmente estrecha”, declaró Leandro Stanzani, director del delfinario, que agregó que los veterinarios de la institución se encuentran muy preocupados por esa situación.

“Tamara estaba siempre acariciando a Mary y ésta no dejaba de frotar su hocico en su mejilla”, recordó un empleado.

En un intento por devolver a Mary G. las ganas de alimentarse, los responsables del parque acuático introdujeron en su piscina a un delfín llamado Pele, con la esperanza de que en él encuentre una nueva hada madrina.

Fuente: La Gaceta

Suscríbete al Boletín

PAÍSES QUE NOS ESTÁN VIENDO