Biodiversidad

Anturios fino negocio

Los anturios son flores exóticas que a primera vista asemejan la textura del plástico. Sus co-lores vivos y el gran tamaño que pueden alcanzar las hace únicas, por lo que sus precios en el mercado pueden lograr buenos parámetros, según su calidad.

Hace más de una década se introdujo en México el anturio y paulatinamente fue teniendo presencia. Actualmente se cultiva en Veracruz, Chiapas, Morelos y Estado de México, entre otras entidades.

Una de las experiencias más enriquecedoras es la que llevan a cabo un grupo de mujeres en Yucatán, quienes pertenecen al llamado sector social, habitan en comunidades consideradas de alta marginación y en poco tiempo han logrado obtener flores de gran calidad que comienzan a venderse en el mercado canadiense.

Su historia comenzó hace dos años cuando Fernando Poblano Cantón, director general de Flores Finas de Teya, probó la actividad florícola en tierra yucateca, donde nunca se habían producido flores.

Las primeras variedades que introdujo fueron crisantemo, gladiola y nardo. El anturio entraría después, luego de que una empresa que los asesora se los recomendó para la zona. En la actualidad tienen 14 variedades de anturios de diversos colores como verde, rojo, rosa, naranja, blanco o chocolate.

Los grupos están integrados en un 80 por ciento por mujeres campesinas de la región comprendida entre Mérida, Cancún y Valladolid, donde antes de la introducción de esta actividad el ingreso familiar en promedio era de 15 pesos diarios.

En este sentido, Poblano Cantón anota que el alcoholismo en hombres de la entidad es alto y “las mujeres son más responsables y comprometidas con el trabajo”.

El proyecto arrancó con el apoyo de las autoridades estatales, la empresa Flores Finas de Teya y el trabajo de las propias mujeres, quienes son capacitadas durante tres meses sobre los cuidados que debe recibir el cultivo, preparación de sustrato, plantación, riego, fertilización, entre otros. Durante ese mismo periodo se construyen los invernaderos y se prepara todo lo necesario para la producción.

Los técnicos de la empresa le dan seguimiento a su cultivo para que la calidad de la flor sea uniforme. Fernando Poblano señala que “hay ingenieros agrónomos que van cada semana, pasa uno de nutrición, otro que enseña a pesar, porque allá no conocían las medidas convencionales, no conocían una báscula, ni una probeta. El arado no lo conocen, el tractor menos. No tienen suelo arable, ya que esa zona era henequenera”.
El apoyo gubernamental para cada grupo es de dos millones de pesos por proyecto. Empezaron con tres grupos y hoy existen 18 cooperativas, 14 de las cuales pertenecen al sector social. El cultivo principal es anturio en invernadero y a cielo abierto gladiola, crisantemo, nardo y azucena.

La flor se cotiza a precios elevados a Yucatán por el costo del transporte —98 por ciento procede de la ciudad de México—, y los técnicos realizan un buró para saber qué están sembrando y cuándo van a cosechar, para no saturar el mercado y se caigan los precios.

Fina exportación

La calidad de estas flores yucatecas posibilitó la exportación del anturio a Montreal, Canadá, por lo que desde hace cinco meses se envían 50 cajas a la semana, de 24 flores cada una. El potencial para ampliar su mercado es grande, ya que tan sólo en esa ciudad existen tres mil florerías y la gente está habi-tuada a adquirir flores.

El primer intento de exportar se realizó a ocho meses de creada la empresa, como parte de una mi-sión comercial del gobierno de Yucatán hacia Miami —el ferri de Progreso a Nuevo Orleans o Miami hace 36 horas—; sin embargo, los empresarios de aquel país requerían grandes volúmenes, que la pequeña empresa aún no produce.

“No podemos competir con las empresas que ya tienen toda una vida y un capital privado; nosotros somos capital que viene del sector social. Apenas son 20 familias”, expresa el administrador de Flores Finas de Teya.

Por ello, hicieron una cartera para llevarla a Montreal con apoyo institucional, instalaron un local y contrataron un vendedor triple A. “Todo lo que tiene calidad de exportación se manda, se vende caja por caja en la florería. No dependemos de un intermedia-rio”, afirma Fernando Poblano.

Apoyo a los grupos

Cada grupo cuenta con dos mil metros de invernadero y cuatro mil metros a cielo abierto. Se les proporciona bulbo o plántula para seis meses, según la variedad. Reciben un apoyo de 50 pesos durante ese periodo para que cuando empiecen a tener utilidades el proyecto sea sustentable.

La empresa recolecta lo que hay en las unidades de producción, selecciona y empaca.
Con poco más de un año de cultivar anturio, cuya plántula procede de Holanda, recogen 50 flores al año por metro cuadrado, cuando el potencial es de 90 y confían en irlo aumentando. “Es un lugar donde nunca ha habido flores, no tenemos con quién comparar”, señala Poblano.

Reciben apoyo del Instituto Tecnológico Agropecuario, que tiene 12 estudiantes en Teya y seis ingenieros agrónomos, quienes clasifican plagas, capacitan a las señoras, se trata de hacer un proyecto integral.

Poblano Cantón anota que la calidad de las flores depende del esfuerzo de las señoras; se trata de que confíen en el proyecto, pues como en muchos proyectos no existe el sentido de propiedad, sienten que aunque les den el invernadero no es de ellas, se acaba la ayuda económica y abandonan los invernaderos. Tratamos de motivarlas, que sientan que el proyecto es de ellas y de que estén pendientes.

Cada tres meses reciben la visita de técnicos de la empresa que los asesora, observan las deficiencias, toman muestras del sustrato del agua, que envían a Holanda, de donde les mandan indicaciones. “Tiene que ver mucho el soporte técnico para nosotros que estamos empezando”, asegura el responsable de Flores de Teya.

En las comunidades de Yucatán ya se nota el efecto social, las casas empiezan a tener sanitarios, los habitantes comienzan a recibir vacunas y apoyos básicos; está cambiando la calidad de vida de la gente, afirma Poblano.

Flores chiapanecas

En el sureste mexicano, Chiapas Flower tiene seis años de trabajar con anturio en una extensión que va de cinco a 10 hectáreas.

La idea surgió hace cuatro años como una prueba de la compañía ante los bajos precios del café, cultivo que también trabaja.

Andrés Domínguez, representante de la empresa en el Distrito Federal, señala que la firma tiene 30 empleados para producir anturio, orquídea, además del café y la palma africana.

En un principio, agrega, los productores de la zona no le tenían tanta fe a producir anturio, pero cuando observaron cómo respondía el mercado comenzaron a cultivarlo, lo que ocasionó que Chiapas Flower sufriera una reducción del 60 o 70 por ciento de sus ventas.

Antes había sólo cinco productores importantes de anturio en el país, ahora suman alrededor de 25, en Veracruz, Cuernavaca, Tapachula —donde creció en seis o siete veces más—, además de Villa Guerrero.

La característica es que son pequeños grupos porque la inversión requerida es alta, sobre todo si se piensa en ampliarse a varias hectáreas, por lo que quienes las tienen son socios. En general, el material es importado de Holanda y España.
En el caso de esta empresa para una hectárea se utilizan cinco mil bulbos y la producción es cada seis meses, aunque se obtiene producto cada ocho meses. Al día cortan 200 cajas (de 20 tallos por caja en promedio).

La venta se realiza directamente a florerías del Distrito Federal y a pequeños comerciantes; mientras que las exportaciones se canalizan hacia Los Ángeles, Houston y San Diego. Chiapas Flower tiene presencia en la Central de Abasto, Tenancingo, Puebla y Querétaro.

La promoción ha sido por medio de exposiciones y sus propias ventas. Su proveedor de Holanda (Antura) le otorgó recientemente una calificación de 8.86 en calidad a escala internacional.

Andrés Domínguez expone que la calidad es difícil de lograr y depende de la altitud, la humedad, los cuidados que se le brinde a la planta, eliminar plagas y hongos, pero sobre todo requiere mucha limpieza.

Destaca que cuando un productor ve que alguien tiene éxito en un cultivo, todo mundo quiere producir lo mismo. Esto causa una saturación del mercado y caída en los precios. Por ello, recomienda hacer antes una investigación de mercado y encontrar un producto innovador para tener buenos resultados en el futuro.

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