Agua

Podría carecer de agua 33 por ciento de población mundial

En el año 2000 los expertos adelantaron que para 2025 una de cada tres personas padecerá por la escasez del líquido, pero desde hace un año esto ya es una realidad

Uno de los bienes más preciados de la humanidad es el agua. Sin ella todo vestigio de vida desaparecería de la Tierra. Sin embargo, los cambios climáticos, la mala administración y la contaminación, entre otros factores, han hecho que el vital líquido comience a escasear.

En un informe dado a conocer en días pasados, Frank Rijsberman, director general del Instituto Internacional para la Administración del Agua (IWMI, por sus siglas en inglés), dijo que “las preocupantes predicciones hechas en el año 2000 en términos de que 33 por ciento de la población mundial padecería escasez de agua para el año 2025, han empeorado”, pues ya desde 2005 se presenta este problema.

“Tenemos que cambiar el estado de las cosas a fin de resolver la creciente escasez de agua que está haciendo crisis en países como la India, China y la frontera entre México y Estados Unidos”, aseveró.

Una evaluación exhaustiva efectuada por 700 expertos de todo el mundo en los últimos cinco años indica que la tercera parte de la población mundial habita en sitios donde el agua se encuentra sobreutilizada, cuyos ríos están en vías de secarse y sus reservas bajo tierra han reducido dramáticamente sus niveles o donde simplemente no se puede acceder al líquido por la falta de infraestructura para ello.

Según Rijsberman, el acceso al agua confiable, saludable y rentable debe ser aceptado como clave para que 800 millones de personas salgan de la pobreza en el mundo, así como tomar en cuenta que mucha gente que depende para su subsistencia de ríos, lagos y tierras húmedas está en riesgo de caer en la pobreza debido a la falta de abastecimiento del líquido, la contaminación y la falta de derechos para su explotación.

Por su parte, David Molden, quien condujo la evaluación, dijo que “para alimentar a la creciente población y reducir la malnutrición el mundo tiene tres opciones: expandir la irrigación destinando más agua a la agricultura y construir más presas, a un costo elevado para el ambiente; extender el área de cultivos en áreas con buena precipitación pluvial a expensas de una deforestación masiva y la destrucción de muchos hábitats, u optimizar el agua que ya utilizamos actualmente: debemos obtener más granos por gota, más carne y leche por gota y más pescado por gota”.

La sabana africana —que alberga la mayor cantidad de gente que vive en la pobreza en todo el mundo, y que típicamente depende de la lluvia para sus productos agrícolas— ha sido señalada por el estudio como la de mayor potencial para incrementar la productividad del líquido al aumentar la cantidad de cultivos obtenidos por unidad de agua.

“La sabana es frágil y su precipitación pluvial es variable, lo cual hace que los sistemas productivos de los granjeros sean muy difíciles. Este año, el Premio Mundial de Alimentos fue conferido a tres científicos que utilizaron variedades mejoradas de pastos africanos para conquistar la sabana brasileña. Pues bien, el mismo milagro debe hacerse en África”, señaló Rijsberman.

Según los especialistas, las consecuencias de la escasez de agua ya se dejan ver en diferentes países: Egipto importa más de la mitad de los alimentos que consume debido a que no tiene suficiente agua para producirlos. Australia enfrenta una de las mayores crisis de escasez del vital líquido en la cuenca de Murray-Darling, como resultado del desvío de grandes cantidades de agua para uso agrícola.

La agricultura utiliza 70 veces más agua para la producción de comida que la utilizada para beber y otros propósitos domésticos, incluidos cocinar, lavar y bañarse. De hecho —explican los expertos— cada caloría consumida como alimento requiere alrededor de un litro de agua para ser producida.

En Tailandia, por ejemplo, el agua requerida diariamente para la producción de alimentos es de 2,800 litros por persona: 40 por ciento para cereales, 20 por ciento para productos animales y el resto para frutas, azúcar y aceites. Por su parte, los italianos utilizan cada día 3,300 litros de agua por persona, la mitad de los cuales es para la producción de jamón y queso y una tercera parte para la elaboración de pastas y pan.

A pesar del panorama amenazante, los estudiosos señalan que también existen puntos luminosos: aproximaciones innovadoras que tienen mucho potencial para el futuro, que incluyen tecnología de bajo costo para facilitar el acceso al agua y su explotación por parte de la población rural más pobre.

Asimismo, afirman que con medidas sanitarias pertinentes, en las urbes podría utilizarse el agua de desecho para propósitos productivos. Los sistemas de riego incluso podrían verse reformados y transformados para incrementar la productividad y reducir el desperdicio.

Tanto Rijsberman como sus colegas saben que aún se deben sortear muchas dificultades para tener un uso más racional y mejor administrado del agua en las ciudades y el campo; en la industria y el medio ambiente, pues, por ejemplo, en el caso de cuencas cerradas, abastecer de agua a un grupo significa quitársela a otro.

“El estudio muestra que es posible reducir los niveles de escasez, alimentar a las personas y erradicar la pobreza, pero la clave está en negociar con el ambiente”, concluyó Molden.

Fuente: El Universal

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