Agua

México podría perder sus ecosistemas costeros

México, uno de los países con mayor biodiversidad de ecosistemas costeros del mundo, con poco más de 600 cuerpos de agua, enfrenta un proceso de deterioro y contaminación de lagunas costeras, esteros, estuarios, deltas de ríos, bahías y ensenadas, los cuales cumplen una función «vital» para el equilibrio ecológico y ambiental de la región.

Ofelia Castañeda López, investigadora del Departamento de Hidrobiología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)-Iztapalapa, aseguró que la contaminación por hidrocarburos, los desechos generados por la industria turística y la sobreexplotación de sus recursos naturales son factores de deterioro que afectan la biodiversidad de las lagunas costeras de las cuales depende una enorme variedad de vida silvestre, como los bosques de manglar, hábitats indispensables para reptiles y mamíferos, así como para la migración de aves provenientes de Canadá y Estados Unidos.

La especialista en el estudio de lagunas costeras e integrante del equipo de investigadores de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud de la UAM-Iztapalapa, señaló que tras la importante labor de investigación y difusión que realizó Francisco Contreras Espinosa, fallecido en diciembre pasado y fundador del laboratorio de ecosistemas costeros de esa casa de estudios, «podemos afirmar que de continuar el proceso de eutrofización, es decir, la acumulación de nutrientes, en un lapso de 20 a 50 años podríamos enfrentar la pérdida de estos ecosistemas, vitales para la subsistencia de plantas y animales, pero también de importantes sectores de la sociedad».

Agregó que de alcanzar mayores niveles de concentración de nutrientes en las lagunas costeras, las cuales tienen afluentes de agua dulce y salada, además de mantener contacto permanente o semipermanente con el mar, se pueden transformar en pantanos o humedales improductivos, debido a la muerte de los diferentes niveles tróficos, ya sea por arrastres de tierra de zonas agrícolas con importantes cantidades de fertilizantes y plaguicida o por contaminación directa.

La investigadora alertó sobre los riesgos de continuar con una visión «sexenal» de las políticas ambientales, y afirmó que de no aplicar medidas de prevención, «se podría perder no sólo una fuente de alimentos y desarrollo de la industria pesquera, sino de ecosistemas que cumplen una importante función ecológica al participar en la captación de gases de efecto invernadero que dañan la capa de ozono».

Fuente: La Jornada

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