Agua

Frente a desastres naturales no hay acuerdo entre gobiernos

Son muchos los científicos que afirman que los cambios atmosféricos son causados por las emisiones contaminantes de la industria y el transporte, además de que estas actividades humanas tienen una fuerte influencia en el incremento de tornados y huracanes alrededor del mundo.

Para los especialistas, esto no es más que una de las consecuencias del llamado calentamiento global, ante el cual, los países todavía no atinan a ponerse de acuerdo sobre como enfrentarlo. En varios lugares del planeta, desde el norte de Canadá hasta la Patagonia, los efectos del calentamiento global ya son patentes.

Cada día es más preocupante la trayectoria de los huracanes del Atlántico americano, que casi todos los años y con más violencia azotan de frente a la región, con graves pérdidas humanas, materiales y económicas. También preocupa una de las principales consecuencias del calentamiento, es decir, el ascenso del nivel de los mares.

El istmo de Panamá, por ejemplo, es una estrecha franja de tierra que separa a las dos mayores masas de agua del planeta y obviamente no escaparía a las consecuencias de este grave fenómeno. Los ciudadanos de Honduras todavía no olvidan los efectos del huracán Match, una de las tormentas ciclónicas más devastadoras de los últimos 200 años, donde quedaron bancos de arena y tierra en lugar de los poblados que antes había. El cauce de los ríos cambió, amontonando troncos podridos donde antes hubo bosques.

Pero resulta que son los países más desarrollados los principales causantes del calentamiento de la tierra y todo por su afán de lograr un vertiginoso desarrollo industrial y en una frenética carrera por conseguir dividendos. En contraste, los países menos desarrollados (donde se concentra la mayor parte de los recursos naturales), la pobreza y el atraso impiden la incorporación efectiva de tecnologías limpias para poder garantizar un desarrollo sin afectar el patrimonio natural. Este patrimonio tal vez es la última barrera que posee la humanidad para contrarrestar la catástrofe ambiental que surge como algo inminente.

El mundo parece estar atrapado en un círculo vicioso, porque los países industrializados que sí cuentan con tecnologías limpias, se muestran reticentes en generalizar y desarrollar su uso por razones de rentabilidad y costo, lo peor es que acusan a los países en desarrollo de afectar su ambiente por el uso de tecnologías primitivas muy contaminantes.

Fragilidad total

Por otra parte, lo cierto es que no sólo en México, sino en el mundo entero, no hay una adecuada preparación para hacer frente a los desastres naturales. La falta de métodos eficaces para mitigar sus efectos provoca grandes pérdidas económicas. La situación es más caótica cuando poblaciones enteras se instalan en zonas de riesgo.

Entre 1991 y el año 2000, según un informe de las Naciones Unidas, el número de personas afectadas por los desastres naturales pasó de 147 a 211 millones, pereciendo más de 665 mil personas. Más del 90 por ciento de los desastres tuvieron que ver con el agua. Las pérdidas monetarias pasaron de 30 mil a 70 mil millones de dólares.

Además del agua, los desastres están relacionados con epidemias (28 por ciento), sequías (11 por ciento), desprendimientos de tierras y avalanchas (9 por ciento) y hambruna (2 por ciento). El 97 por ciento de los desastres ocurren en países en desarrollo y la distribución por continentes es la siguiente: Asia, 35 por ciento; África, 29; América, 20; Europa, 13, y Oceanía, 3 por ciento.

El documento de las Naciones Unidas advierte que desde 1996 se ha duplicado el número de desastres ocasionados por inundaciones y sequías. Obviamente, las personas más pobres son las más afectadas, y dentro de este grupo están las personas mayores, las mujeres y los niños.

También es preocupante que la falta de voluntad política contribuye notablemente a que el problema continúe. Una inversión adecuada en materia de reducción del riesgo, junto con una reasignación de recursos para destinarlos a la prevención, modificaría notablemente la situación actual.

El documento asegura que existe una relación directa entre recursos hídricos, variabilidad climática y riesgo. En el caso de las inundaciones, es posible calcular su aparición y preverlas en tiempo real. Junto a las medidas de prevención, hay que tomar en cuenta elementos estructurales como son la existencia de presas y diques, y los no estructurales, como es la planificación en el uso de la tierra, la prevención de inundaciones y los planes de socorro.

En cuanto a las sequías, su comienzo es lento y las medidas de mitigación pueden incluir una modificación de las prácticas en el uso de la tierra, una irrigación mediante un sistema de pozos o embalses, planes de seguro para las cosechas, programas de ayuda y protección de los usuarios prioritarios.

La ira de los dioses

Aunque el tornado es un fenómeno de escala local que se produce durante las tormentas de gran intensidad, sus consecuencias son muy destructivas. Los tornados se caracterizan por su movimiento circular en forma de embudo, que descienden de la base de una nube cumuliforme, alcanzando un diámetro de algunos cientos de metros en la superficie.

Su duración es muy variable, y va de algunos segundos hasta varias horas. Sus vientos máximos son muy difíciles de medir, aunque en casos muy intensos pueden superar los 650 kilómetros por hora. El peligro de este fenómeno natural es que la diferencia de presión, entre el centro (muy baja) y los bordes (muy alta), es tan grande que puede aprisionar en el ojo (centro) a personas y objetos, que debido a la falta de presión en su interior, prácticamente estallan. Estados Unidos es el país más expuesto a la ocurrencia de tornados, ya que ahí se registran cerca de 750 fenómenos de este tipo al año.

Por el contrario, el fenómeno más peligroso y temido para México y Sudamérica es el huracán, cuyo nombre viene del término indígena Hura Kan, que significa vientos de los dioses. El huracán es un tipo de ciclón tropical, término genérico que se usa para cualquier fenómeno meteorológico que tiene vientos en forma de espiral y que se desplaza sobre la superficie terrestre.

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