Agua

Espejismos en el agua

La tendencia privatizadora de los servicios de agua potable iniciada hace aproximadamente 15 años en el mundo ha fracasado en la mayoría de los casos, revelan informes y especialistas en la materia. Esto en el marco de la celebración del IV Foro Mundial del Agua, en donde por cierto, su declaratoria ministerial no aborda el debate sobre el agua como bien público o privado.

En México, el segundo país consumidor de agua embotellada con un promedio de 117 litros por persona al año, el tema de la privatización fue ampliamente discutido por los grupos ciudadanos en encuentros paralelos e independientes del foro ministerial que fue convocado por el Consejo Mundial del Agua (CMA).

El agua, estima el coordinador del programa Ciencia y Tecnología de El Colegio de México, Alejandro Nadal, está entramada con la vida del planeta y con nuestras propias vidas, de ahí la importancia de reclamar el derecho al agua como bien común.

De acuerdo con el informe Espejismo en el agua, el fracaso de la inversiones privadas en servicios de agua en países en desarrollo, patrocinado por la Unidad de Investigación Internacional sobre los Servicios Públicos y el Movimiento por el Desarrollo Mundial (WDM, por sus siglas en inglés), la mayoría de los contratos privados de arrendamiento y gestión de los servicios de agua no consideran ninguna intención de invertir por parte de la empresa privada para extender el servicio a viviendas que no tengan conexión con la red de agua potable.

Agrega que las empresas privadas de agua no aportan nuevos fondos ni fuentes de financiamiento para las inversiones, sino que dependen fuertemente de las mismas partidas que dispone el sector público.

El informe elaborado por los investigadores David Hall y Emanuele Lobina analizó los proyectos de privatización en algunos países de África como Cabo Verde, Gabón y Gambia; en Asia, los de Manila y Filipinas, y en América Latina se examinó el caso de Argentina.

“Este informe demuestra ampliamente que la privatización del agua ni siquiera ha proporcionado las inversiones prometidas, ni qué decir que fueran suficientes para dar acceso a los servicios a comunidades en la magnitud necesaria para abordar la crisis mundial del agua”, destaca el texto.

Por su parte el investigador mexicano Nadal comenta que la privatización del agua ofrece un servicio desigual de un bien para todos. “La privatización está dentro de una racionalidad instrumental que quiere decir eficaz y eficiente, pero ello no funciona frente al manejo ecosistémico del agua y los recursos naturales”, explica.

Para el representante nacional del Programa para el Medio Ambiente de la Organización de las Naciones Unidas (PNUMA), Enrique Leef, el IV Foro Mundial del Agua fue convocado por una organización de corporaciones internacionales que tiene una agenda política clara de privatización del acceso y distribución del agua.

Mencionó que en los últimos 15 años, se ha visto un afán privatizador no nada más en el terreno del agua sino en todo tipo de obras de infraestructura y servicios como las carreteras o la energía.

Los contratos por el agua

De acuerdo con el informe de Hall y Lobina, los principales contratos que se han concretado para la privatización del agua son la “concesión”, que es cuando se otorga a una empresa privada la licencia de administrar el sistema de agua y cobrarles a los clientes por el servicio con fines de lucro. En este tipo de contrato la empresa privada es responsable de todas las inversiones, incluidas las nuevas tuberías y alcantarillas para unidades domésticas aún no conectadas a la red.

Otro contrato es el “arrendamiento”, en el que la compañía es responsable de administrar el sistema de distribución y de hacer las inversiones necesarias para reparar y renovar los activos existentes; pero la autoridad pública sigue asumiendo la responsabilidad de las nuevas inversiones y la ampliación de la red.

Finalmente, el contrato de “gestión” deja en manos de la empresa privada la responsabilidad de administrar el servicio de agua, pero no de hacer ninguna parte de las inversiones, y generalmente tampoco de emplear al personal.

Enrique Leef, quien participó en la mesa “Conflictos por el agua: ¿bien común o bien privado?” del Encuentro Internacional de Experiencias por el Agua, destaca que esta ola de privatización del agua es fomentada por la crisis de las empresas, las cuales buscan inversiones con “la mesa puesta”, es decir, negocios en donde la infraestructura ya está puesta en marcha como el caso del agua potable.

El informe del WDM agrega que los contratos de concesión firmados por compañías transnacionales del agua sí consideran inversiones de empresas privadas para extender la red, pero los compromisos que se acuerdan suelen estar sujetos a revisión, abandonados u omitidos en la práctica.

Los casos de estudio

Cabo Verde

En 1999, la ex colonia portuguesa vendió el 51 por ciento de los activos de la empresa estatal de electricidad y agua, Electra, al consorcio Eletricidade de Portugal y Aguas de Portugal, ambas empresas estatales, con apoyo de un préstamo del Banco Mundial (BM) de 22 millones de dólares (mdd). Según el BM, las inversiones totales prometidas superaban los 147 mdd, sin especificación de las partes correspondientes al agua y a la electricidad, respectivamente. En septiembre de 2005, el gobierno de Cabo Verde amenazó con renacionalizar la empresa, después de haber acusado a Electra de no hacer las inversiones convenidas en el contrato.

Gabón

La ex colonia francesa vendió en 1997 el 51 por ciento de la empresa estatal de agua y electricidad SEEG a la empresa transnacional francesa Veolia, en virtud de una privatización dispuesta por la Corporación Financiera Internacional (CFI), que es la sección
del sector privado del BM. Veolia pagó 13.7 mdd y las inversiones iniciales de la empresa recibieron apoyo de fondos de la Agence Française de Développement (AFD). Entre 1997 y 2001, las inversiones privatizadas de SEEG en servicios de agua ascendieron a unos 22 mdd y el número de unidades domésticas que recibían suministro de agua aumentó de 57 mil a 90 mil, de una población urbana de 788 mil. Sin embargo, en 2004 hubo graves problemas en el suministro de electricidad y agua en la capital Libreville, y a las inversiones insuficientes de la empresa se atribuyeron el hecho de que no se hubiera extendido la red a nuevas unidades domésticas. Gabón sufrió su primer brote de fiebre tifoidea, dándose 50 casos en Oyem, una ciudad de 35 mil habitantes, tras repetidas interrupciones del suministro de agua.

Mali

Fue adjudicada por 20 años, en el 2000, una concesión de servicios de electricidad y agua a una empresa de propiedad mayoritaria de la francesa Saur. Según un estudio del órgano alemán de Cooperación al Desarrollo, el principal objetivo del contrato era “ampliar considerablemente el acceso a los servicios” y mejorar su rendimiento técnico y económico. No obstante, Saur “no pudo obtener financiación a largo plazo para cumplir con sus obligaciones de invertir, y una serie de reducciones de tarifas… le quitó la capacidad de hacerlo. En consecuencia, la empresa concesionaria frenó considerablemente las inversiones”.

En diciembre de 2005, la empresa fue renacionalizada por incumplir sus obligaciones relativas a nuevas instalaciones y tarifas.

Filipinas

Tres de las concesiones en Filipinas se han otorgado principalmente en zonas de fomento industrial. La empresa internacional Veolia tiene dos concesiones por 25 años en el distrito comercial de Fort Bonifacio, en las afueras de Manila.

La concesión de Biwater en Filipinas opera en la bahía de Subic, otra zona comercial establecida en los terrenos de una antigua base naval de Estados Unidos. Su subsidiaria, Subic Water, no ha cumplido los objetivos proyectados de inversiones de capital y de una reducción del agua no pagada en el 44 por ciento. Subic Water registra enormes pérdidas, debido en gran parte a exorbitantes honorarios pagados a consultoras extranjeras y honorarios por supuesta “transferencia de tecnología” que, según sus críticos, ha sido un precio excesivo por bombas propulsoras de segunda mano importadas del extranjero que ya no funcionan bien.

Manila

La capital filipina Manila fue dividida en 1997 entre dos concesiones. Una de ellas es explotada por Manila Water, una empresa conjunta de International Water y Ayala, una compañía local. En 2003, una de las multinacionales que formaban el consorcio International Water, la Bechtel, vendió sus acciones y el Banco Mundial invirtió capital en Manila Water por medio de su división CFI.

En 2005, Manila Water se inscribió como sociedad anónima en la bolsa de Filipinas. La otra concesión fue explotada por Maynilad Water, una empresa conjunta entre Suez y el grupo local Benpres. Maynilad tropezó con graves problemas financieros y en 2001 suspendió el pago contractual de derechos de concesión a la autoridad pública. A fines de 2003 ya se había acumulado una deuda de 240 mdd cargada por Maynilad a la autoridad pública.

América Latina: Buenos Aires

La concesión de agua y alcantarillado en Buenos Aires, Argentina, que beneficiaba a 10 millones de personas, se inició en mayo de 1993. En septiembre de 2005, sus accionistas privados decidieron poner fin al convenio que llevaba 30 años, debido a que no se pudo llegar a un acuerdo con el gobierno sobre la revisión de las tarifas después de la crisis financiera de Argentina de diciembre 2001. La concesión de Aguas Argentinas, que se ha promovido como una privatización ejemplar, se vio plagada de problemas, incluyendo una reducción de la inversión que se había acordado y renegociaciones para aumentar las tarifas, mucho antes de la crisis económica que ocasionó la desvaluación masiva de la moneda local.

Ocho meses después de iniciar las operaciones, la compañía Aguas Argentinas, encabezada por Suez, solicitó una «revisión extraordinaria» de las tarifas debido a pérdidas operativas inesperadas. En 1997 se renegoció el contrato de concesión. No sólo se introdujeron nuevas cargas y se ajustaron las tarifas, sino también se postergó de abril a diciembre de 1998 la finalización del primer plan quinquenal, lo cual permitió que Aguas Argentinas contara con ocho meses más para poner en marcha las inversiones programadas, y se anularon o postergaron «varias inversiones que se habían acordado originalmente”.

Un estudio realizado por el centro de investigación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) estima que de mayo 1993 a diciembre de 1998, Aguas Argentinas no llevó a cabo un 57.9 por ciento de las inversiones originalmente acordadas, por un total de 746 mdd.

La discusión: ¿bien común o privado?

La globalización, apunta Alejandro Nadal, se define como un proceso de remodificación que es la etapa suprema de apropiación capitalista del mundo y la sujeción del mundo de esta visión limitada y no sustentable de tratar la ecología.

La pregunta es, apunta, si el agua es gobernable por medio de las leyes del capital, el comercio y el mercado, es decir, con base en una gobernabilidad que además de ser democrática asegure la sustentabilidad ecosistémica del planeta.

El investigador del Colmex destaca que el consumo de agua se duplica cada 20 años. “La población mundial creció tres veces desde los años cincuenta mientras que la demanda de agua creció seis veces, esto indica que entre más se economiza el mundo, se consume más agua”, señala.

Para Blanca Jiménez, investigadora del Instituto de Ingeniería de la UNAM, la privatización del agua no ha logrado dar un mejor y mayor servicio a los consumidores.

Antes al contrario, las empresas quieren tener ganancias desmedidas en un corto plazo, descapitalizando al sector que paga el agua, en un corto periodo de tiempo.
Por su parte, Enrique Leef advierte sobre organismos internacionales como el Consejo Mundial del Agua, que no solamente busca privatizar el agua, sino apropiarse del discurso y de la reflexión sobre este tema.

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