Las principales causas son la antigüedad de las tuberías, fisuras y fracturas ocasionadas por hundimientos
CIUDAD DE MÉXICO.— En el Distrito Federal el consumo de agua en promedio es de 171 litros por persona al día, y se reduce a 20 litros por persona en los estratos de bajos ingresos, mientras que en los grupos de mayores ingresos asciende hasta 600 litros diarios, de acuerdo con el reporte Crisis del agua, del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados.
A causa de la falta de mantenimiento en las redes de distribución, la infraestructura, deficiente operación y fugas en las redes de la ciudad de México se pierde hasta 40 por ciento del vital líquido, lo cual representa un desperdicio anual cercano a los 400 millones de metros cúbicos de agua potable.
Lo anterior se debe principalmente a la antigüedad de las tuberías, fisuras y fracturas ocasionadas por hundimientos.
El estudio señala que más de 5 por ciento de la población de la ciudad de México compra agua a vendedores privados, y en ello invierte hasta 25 por ciento de su salario, siendo las personas que no cuentan con conexión a la red de abastecimiento quienes pagan más, con un costo hasta diez veces por arriba del precio normal.
Se estima que en el país 74 por ciento de los cuerpos de agua se encuentran contaminados; de acuerdo con datos del Fondo para la Comunicación y Educación Ambiental, 75 por ciento del agua dulce es utilizada por el sector agropecuario y más de 50 por ciento de ésta se pierde por métodos de riego ineficientes.
En materia de uso de agua para fines agrícolas, en el territorio nacional 77 por ciento de agua concesionada es para uso agrícola, con una variación entre 18 y 22 millones de hectáreas cosechadas anualmente, cuyo valor de producción es de 6.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), para dar empleo a cuatro y cinco millones de personas de las que a su vez dependen entre 20 y 25 millones de personas.
Refiere que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) no ha sido suficientemente flexible para conceder nuevos permisos de aprovechamiento del líquido a los productores.
Las zonas urbanas deberían contar con un impuesto para servicios ambientales bajo una óptica de largo plazo; parte de los ingresos recibidos por pagos del agua serían orientados a servicios ambientales, no sólo en materia de infraestructura, sino también en producción de agua, puntualiza el reporte.
Fuente: Redacción Teorema Ambiental
