Agua

El hidrosembrado y la restitución del medio ambiente

El progreso de un país implica la realización de diversas obras que permitan satisfacer las necesidades de sus habitantes, como son la construcción de carreteras, vías férreas, unidades habitacionales y campos deportivos, entre otras.

También es importante contar con una industria minera fuerte y sana, aunque los trabajos inherentes a estas actividades pueden producir efectos desfavorables al medio ambiente, al afectarse la biosfera durante el proceso.

Sin embargo, la nueva concientización ecológica y su respectiva legislación ya no permiten que se pase por alto el trastorno que ocasionan las obras, lo cual obliga a las empresas particulares, gubernamentales y para-estatales a tomar medidas correctivas para mitigar los efectos nocivos que afectan a la flora, la fauna y a los habitantes de las regiones donde efectúan trabajos. Asimismo, las medidas correctivas deberán ser de tipo sustentable, o sea que resuelvan los problemas actuales sin afectar a generaciones futuras.

Una solución, que aunque ya se ha aplicado desde hace años en otros países apenas se empieza a poner en práctica en México, es el proceso de hidrosembrado, que protege contra la erosión pluvial y eólica taludes en cortes y terraplenes de obras. Además de ser amigable al medio ambiente, permite obtener excelentes resultados paisajísticos, al recurrir a productos emanados de la propia naturaleza para restituirla. Este proceso es la práctica más recomendable y moderna para garantizar que en corto tiempo se cuente con una cobertura vegetal adecuada.

El proceso de hidrosembrado es muy sencillo, rápido y eficaz, y se coloca sobre los taludes cuando éstos tienen pendientes muy pronunciadas, mayores a 45 grados. También se coloca una malla que mantendrá la mezcla en su lugar mientras germinan las semillas y se establece la vegetación. Estas mallas pueden ser de georredes fotodegradables, de geoyute, de mantas de fibra de coco o de materiales sintéticos, según lo requiera cada caso en particular. Una vez que las mallas han quedado debidamente instaladas, se procede al hidrosembrado, el cual consiste en mezclar en máquinas especiales, agua, semillas, productos aglutinantes, fibras vegetales, fertilizantes y mejoradores de suelos.

La dosificación de la mezcla se decide a partir de estudios de campo y gabinete realizados previamente, los cuales toman en cuenta las características agrológicas de los suelos, los aspectos climáticos, topográficos y geográficos, así como la vegetación nativa, lo cual lo hace perfectamente compatible con el medio ambiente. El proceso de mezclado se lleva a cabo con la mezcladora mecánica integrada y durante un tiempo lo suficientemente largo como para garantizar la uniformidad del producto por aplicar.

Aunque la construcción de carreteras, autopistas y vías férreas se realice en regiones remotas, sus efectos no dejan de ser notorios para las zonas urbanas, suburbanas y rurales cercanas a la obra, así como para las comunidades agrícolas y forestales de la zona.

Los efectos causados por la construcción de muchas obras se distinguen a simple vista y suelen ser blancos constantes de ataques por parte de la opinión pública y de grupos ambientalistas. Los principales problemas que se originan son: erosión producida por deslaves, erosión eólica, generación de polvo, derrumbes provocados por erosión de taludes, destrucción del paisaje, degradación ambiental, destrucción de tierras agrícolas y forestales, daño de zonas recreativas, tráfico de camiones y vibraciones provocadas por explosivos.

Por otro lado, existen pocas actividades productivas que tengan una interrelación tan directa con los elementos bióticos y abióticos que caracterizan a un ecosistema, como es la industria minera. Por ello en esta rama de la actividad económica es muy importante que se realicen estudios de impacto ambiental, como una herramienta de planeación que influya, a lo largo de su desarrollo y de manera determinante, desde la etapa de diseño conceptual hasta su operación y posterior abandono.

En términos generales, la actividad industrial que desarrolla el sector minero metalúrgico básico abarca 5 etapas: exploración y desarrollo; extracción por minado; beneficio; obtención de los productos metálicos por hidrometalurgia o pirometalurgia y afinación. Estos ciclos inciden en diferente medida en el deterioro de la ecología. La fase de exploración repercute sobre el medio ambiente mediante los trabajos de construcción de los caminos de acceso, zanjas de exploración, plazas de barrenación y generación de lodos de barrenación.

En la extracción por minado, las operaciones que más dañan al medio ambiente son las explotaciones a cielo abierto que dejan deforestadas las superficies minadas.

La etapa de beneficio es la más dañina para el medio ambiente, por generar grandes cantidades de desechos llamados jales, que constituyen aproximadamente un 95 por ciento de todo el mineral extraído y el cual se acumula en las llamadas presas de jales.

En nuestro país hay varios estados con amplia tradición minera, entre éstos destacan Zacatecas, Chihuahua, Sonora, Hidalgo y Guerrero. Esto representa un gran compromiso para las empresas mineras que operan actualmente, así como para las que se ubican en la etapa de exploración.

El hidrosembrado puede demostrar que el desarrollo y la ecología no están reñidos, debido a que el proceso no sólo es aplicable a carreteras y autopistas, sino también es muy útil y práctico para cobertura de rellenos sanitarios, presas de jales y campos deportivos.

Con objeto de prevenir y remediar daños a la ecología, la empresa mexicana Soluciones Ecoambientales ha trabajado el hidrosembrado en la construcción de autopistas, por ejemplo en la carretera Morelia-Lázaro Cárdenas, en la de Michoacán y en la México-Tuxpan; en el sitio de disposición final de desechos del Bordo Poniente; en el cerro del Chiquihuite en el Distrito Federal y en varias presas de jales en Zacatecas.

El proceso de hidrosembrado es, además, una forma de lograr el establecimiento rápido y uniforme en campos deportivos o en campos de golf, donde se logra una cobertura vegetal uniforme y libre de hierbas indeseables. También en los roughs, fairways, greens y tees y en campos de futbol, es posible obtener en poco tiempo una superficie con pasto resistente y denso una vez seleccionada la semilla adecuada. Un ejemplo de estos logros es el campo de la Universidad de Futbol en Pachuca, Hidalgo.

Para ello la empresa emplea productos biodegradables y compatibles con la ecología, los cuales son elaborados y patentados en Alemania. Se trata de agentes de activación para suelos, con muy poca materia orgánica o sin ella, y alto contenido de sal o metales pesados, que se caracterizan por tener una combinación de hongos, base nitrogenada, azúcares y ácido fosfórico, a la cual se le añade sulfato, magnesio y potasio a la biomasa. La materia orgánica de la biomasa es de cuando menos 70 por ciento, lo cual lo convierte en un elemento muy útil para suelos con escoria, con alto contenido de material perjudicial o con valores extremadamente bajos del pH.

Por ejemplo, existe un producto que tiene la característica de ser un mejorador del suelo, compuesto de una amida fosfórica de azúcar orgánica, ácido fosfórico y una base de nitrógeno orgánico. Debido a su estructura química tiene un efecto coloidal y trabaja como un compuesto nutriente que contiene energía y se adhiere largo tiempo con las partículas del suelo.

Otro producto utilizado es un fertilizante de liberación lenta, que permite un rápido desarrollo de la vida microbiana del suelo, lo cual lo convierte en un recurso nutritivo a largo plazo para las plantas al establecerse una simbiosis entre los microorganismos y las raíces. En poco tiempo, el suelo se revitaliza al combinarse el efecto de la humedad con plantas de germinación rápida, creándose las primeras redes radiculares y convirtiendo un suelo inerte en un medio propicio para que la vegetación germine y se desarrolle.

Asimismo, se cuenta con un aglomerante estabilizador orgánico totalmente biodegradable, cuya función es ligar las partículas de suelo, el fertilizante, las fibras protectoras y las semillas unas con otras, lo cual los protege contra la lluvia y el viento. Este producto es muy útil para evitar que en las obras en construcción se levante el polvo, que es nocivo para la salud.

En resumen, hoy en día, y gracias a la nueva cultura de preservar y mejorar el medio ambiente, así como por las disposiciones oficiales que se han generado para tal fin, el hidrosembrado es una alternativa para lograr un entorno sano y al mismo tiempo agradable a la vista. Es totalmente amigable y compatible con la naturaleza, además de que el proceso es sencillo, fácil y rápido de aplicar. También ofrece una excelente oportunidad de mejorar y restablecer en corto tiempo el medio ambiente que ha sido afectado por las obras o para generar campos deportivos con una cobertura vegetal resistente y uniforme.

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