Agua

El agua y su gran relevancia en las metrópolis

Una ciudad sin agua está condenada a ser dependiente de otras ciudades

agua-importaMéxico, D.F.— El agua ha sido un elemento determinante para el desarrollo económico, político y social del ser humano. Alrededor de ella se han asentado, crecido y consolidado las metrópolis, ya que este líquido ha favorecido el desarrollo industrial, manifestó Citlalli Aidee Becerril Tinoco, profesora investigadora del Programa Interdisciplinario de Estudios Metropolitanos (Centromet).

En entrevista, la investigadora de dicho centro, que pertenece al Instituto de Investigaciones “Dr. José María Luis Mora”, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), manifestó que hoy más que nunca todo el país, pero principalmente las metrópolis, deben de procurar el cuidado del agua, ya que una ciudad sin este recurso caería en ruina y caos.

“Una ciudad sin agua está condenada a ser dependiente de otras ciudades, a ser depredadora de los recursos naturales de otras zonas hasta terminar con el límite de su capacidad de carga, y, según su ubicación geográfica, a convertirse en ciudad fantasma, tener problemas de salud pública y conflictos sociales”, manifestó.

Por tal motivo y en el marco del Día Mundial del Agua, llamó a que los ciudadanos y gobiernos procuren la optimización de este recurso natural, pues lamentó que alrededor del 85 por ciento del agua que llega a la ciudad de México se pierde en fugas, según datos reportados en la investigación doctoral Governance of the drinking water supply service: a case study of three mexican communities, realizada en 2012 por la doctora Becerril Tinoco.

¿Cuál es la relevancia del agua en las metrópolis?

“El agua, de manera general, es un recurso natural indispensable para que exista la vida. El agua dulce, de manera particular, es esencial para que se desarrolle la vida y para que el ser humano pueda llevar a cabo sus actividades socioeconómicas.

“El agua ha sido un elemento importante alrededor del cual se han asentado y crecido las ciudades; también ha sido un elemento que ha favorecido el desarrollo no solamente de la agricultura, sino también el de la industria, además de ser considerado un recurso humano.

“La disponibilidad de agua en las metrópolis depende no sólo del agua que físicamente existe en el territorio de dicha zona, sino también del agua que es transportada de otras zonas vecinas.

“Actualmente, en las metrópolis el agua es relevante y clave para el funcionamiento de todo tipo de actividades. Se necesita agua para el consumo de la población, para llevar a cabo actividades domésticas, en las oficinas de trabajo, la industria, en aeropuertos, restaurantes, bares y centros de diversión, museos, instituciones de seguridad pública, en todos lados.

“Asimismo, se requiere agua para disminuir o aminorar zonas de vulnerabilidad y potencial de riesgos, así como para hacer frente a situaciones de desastre ante eventos naturales, entre otros. En realidad el agua es un recurso y un elemento de seguridad nacional.”

¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentan las metrópolis del país para garantizar el abastecimiento del agua?

“El principal reto desde ya varias décadas atrás es garantizar la disponibilidad de agua para proveer el servicio al 100 por ciento de los habitantes. Aquí es importante subrayar que el hecho de tener cobertura de la infraestructura no necesariamente garantiza que el agua llegue a todos los hogares, el reto es hacer llegarla a toda la población.

“Hay otros retos asociados al anterior, por ejemplo, el transportar agua de otras zonas fuera de la metrópoli, tratar el agua ya utilizada, ofrecer agua que tenga la calidad para ser consumida, separar las aguas pluviales de las residuales y verter el agua tratada en ríos, lagos o mares.

“Los retos son muchos y cada tema debe ser tratado con seriedad y darle el peso necesario tanto en las políticas públicas como en el manejo del recurso, para garantizar un aprovechamiento óptimo. Hay que resaltar que el óptimo aprovechamiento tiene que ver con una cultura del agua. En general, los usuarios no le damos el valor que requiere. Muchas personas la desperdician en las actividades diarias; por ejemplo, dejan la regadera abierta mientras se enjabonan.

“Asimismo, no se cuenta con la infraestructura adecuada, pues se estima que alrededor del 85 por ciento del agua que se conduce a la ciudad de México se pierde en fugas porque la infraestructura es vieja y se realiza poco mantenimiento, como se reporta en mi investigación doctoral que realicé en 2012 y que fue financiada por el Conacyt.

“Otros expertos en calidad del servicio de agua como Víctor Javier Bourguett Ortiz, investigador del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), han manifestado que una ciudad con presencia de tinacos y piletas es una muestra de la baja calidad del servicio de agua potable, porque eso significa que el servicio no es provisto en tiempo ni en las cantidades que la población necesita.”

¿Qué recomendaría hacer para aprovechar más el agua en las metrópolis?

“Sugeriría que las aguas pluviales se capturen antes de tocar el asfalto y que se separen de las aguas residuales para lograr tener un mayor aprovechamiento del agua de lluvia. También sería conveniente que las aguas ya utilizadas se traten antes de ser retornadas nuevamente al ambiente y que el agua natural o la tratada se vuelva a usar.

“México es uno de los países en los cuales se reutiliza poco el agua; es decir, la mayor cantidad de agua usada proviene directamente de los acuíferos o de lagos. En cambio, países europeos como Inglaterra, Suiza, Francia y Alemania, por mencionar sólo algunos, tratan las aguas pluviales para consumo humano y reutilizan más el agua ya tratada en actividades industriales, con lo cual se tiene mayor aprovechamiento de los recursos hídricos y evitan sobreexplotación de acuíferos.

“Asimismo, tratan el agua antes de regresarla nuevamente al ambiente, con lo que disminuyen la contaminación excesiva de ríos y lagos.”

Si no cuidamos el agua ahora, ¿cómo ve el panorama de las metrópolis en el futuro?

“El panorama que anteriormente se preveía para el futuro lo tenemos ya en el presente. Si no cuidamos el agua, en un futuro cercano viviremos con mayor intensidad problemas de escasez de este recurso y mayor estrés hídrico, lo cual puede acentuar conflictos sociales. Además, las familias de bajos ingresos económicos tendrán que destinar un mayor porcentaje de su dinero para tener acceso al agua.

“También tendremos problemas para la producción de alimentos, problemas de salud pública, mayor contaminación hídrica y ambiental, de tal modo que las metrópolis podrían convertirse en el principal depredador ambiental.

“Esto puede revertirse si las metrópolis contribuyen de manera positiva en la captación de agua por medio de la protección de zonas boscosas y áreas verdes, la construcción de espacios con posibilidad para captar agua y la protección de zonas de recarga de acuíferos.

“Igualmente, es posible alentar el acelerado consumo si se invierte tiempo y esfuerzos económicos en campañas para la población y las instituciones para aprender a tener un uso apropiado del agua.”

¿Cómo impacta la escasez de agua en el desarrollo económico de una metrópoli?

“Hay dos panoramas en los que la economía podría verse afectada. El primero es la economía de los usuarios de agua, y el segundo es la economía de las instituciones encargadas del agua potable.

“Si los habitantes de una población no reciben este recurso de manera constante empiezan a tener una cadena de gastos extras para obtenerlo. Por ejemplo, se aumenta la inversión en la compra de agua embotellada o de garrafón y en el pago de pipas de agua.

“En cuanto a las instituciones, una mala calidad en el servicio de agua, ya sea por la falta de disponibilidad del recurso o por una mala administración, también repercute en el desarrollo económico de ésta.

“Es decir, al no poder proveer el servicio de agua en tiempo y forma, y de manera suficiente, los usuarios pierden credibilidad en las instituciones y en repetidas ocasiones dejan de pagar por el servicio, acumulando deudas importantes con las instituciones de agua.

“Las instituciones, por su lado, tienen pérdidas económicas cuantiosas e inversiones que requieren de una economía sólida; tal es el caso de los gastos por expansión de la infraestructura de agua, limpieza de las tuberías, depósitos y pozos, reparaciones pequeñas y grandes, pago de nómina, purificación de agua y químicos para la cloración del agua, entre otros.

“Así que juntos, población, gobierno, empresas y ciudadanos, debemos de trabajar para atender, cada cual desde su trinchera, este problema que aqueja a todo el mundo.”

Fuente: Conacyt

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