Agua

Diferentes tratamientos, según tipo de lodos

En el tratamiento de aguas, las industrias que más lodos generan son la textil, la química farmacéutica, la de pulpa y producción de papel; la metalmecánica y acabado de metal; la de electrogalvanizado; la electrónica, así como el procesamiento de alimentos y curtido de cuero, principalmente.

Con base en lo anterior, los lodos son clasificados en función de su toxicidad y, por lo tanto, se clasifican de la siguiente manera: 1) lodos orgánicos con bajas concentraciones de contaminantes tóxicos, fácilmente biodegradables (prioridad I); 2) lodos orgánicos e inorgánicos con bajas concentraciones de contaminantes tóxicos y donde los orgánicos no son fácilmente biodegradables (prioridad II), y 3) lodos orgánicos e inorgánicos que contienen contaminantes tóxicos (prioridad III).

Entonces, las opciones de manejo tienen que ver con los tipos de lodos y en función de su prioridad. El resultado es que en la prioridad I, el lodo puede ser reusado como fertilizante, aunque depende también de la composición. La prevención también está supeditada al proceso de generación y su destino final puede ser el relleno sanitario o la incineración.

En la prioridad II, su reuso y revaloración dependen de la composición, puede terminar como compostaje, incinerado o en relleno sanitario. En la prioridad III, la prevención se hace de acuerdo con los procesos de generación de lodo o disposición en monorellenos.

Según los expertos, los lodos generados durante el tratamiento de aguas residuales se pueden también clasificar en función de los procesos productivos. Se genera, por un lado, el lodo considerado peligroso por su presencia de contaminantes tóxicos, lo cual está establecido por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), en sus apartados 260 y 261, mientras no exista norma nacional.

Por otro lado, está el lodo que no es considerado peligroso, pues las concentraciones de sus componentes son inferiores a los valores establecidos por la EPA. Dentro de este grupo se han establecido subcategorías, que responden a criterios microbiológicos específicos y al uso que se les pueda dar, así como dependiendo de la disposición final de los mismos.

La regulación de los lodos

Los lodos, que son el resultado de tratar las aguas residuales, deben ser organizados, documentados y controlados mediante la puesta en marcha de una serie de regulaciones que definan la clasificación del lodo, de los valores límite para contaminantes tóxicos y lixiviados.

También deben tomarse en cuenta los procedimientos para la caracterización de lodos, su transporte, su almacenamiento, su tratamiento y su disposición final. Todo esto permite realizar un manejo ambientalmente adecuado y seguro, que no cause afectaciones a la salud de la población ni al ambiente.

Para la caracterización de los lodos, se emplea el análisis de componentes, el cual se puede realizar mediante un balance de masa del proceso generador del lodo, con información de la calidad de la materia prima utilizada. Los expertos también se apoyan en el análisis de lixiviados, que consiste en someter una muestra de residuos a un proceso acelerado de descomposición, simulando la situación más crítica que sufrirá al ser depositado en un relleno. En el lixiviado resultante se analizan los parámetros requeridos para su caracterización.

Es muy socorrido el análisis de corrosividad, reactividad, explosividad, toxicidad, inflamabilidad y biológico (CRETIB) del lodo, que ayuda a determinar el tipo al que corresponde. En todo lo anterior debe tomarse en cuenta el equipo utilizado para el análisis, las normas y métodos aplicados para la determinación de los componentes y sus características.

Prevenir la generación de lodos

Si se considera que casi todas las industrias tienen un potencial de optimización de las cantidades y calidades de los lodos generados, por su diversidad y por la estructura particular de cada una de ellas, se requiere hacer un análisis individual.

En términos generales, la prevención de la generación de lodos se puede lograr mediante la aplicación de medidas regulatorias que estimulen a los sectores industriales generadores a aplicar programas de producción limpia, a que reciclen materiales o subproductos generados en los procesos, así como también a modificar dichos procesos para que minimicen la generación de residuos.

De acuerdo con su composición y tipo, los lodos pueden reciclarse para recuperar ciertos materiales y también para poder utilizarse como fertilizantes que mejoren los suelos. Por ejemplo, los lodos orgánicos pueden ser incinerados para generar electricidad o producir vapor.

La disposición final de los lodos debe ser considerada como la última opción dentro de la estrategia general de manejo y dependerá del tipo de lodo. Los sitios deberán contar con sistemas técnicos de operación y diseños sencillos, con mínimos requerimientos de operación, control, supervisión y mantenimiento.

Dentro de la estrategia general en el manejo de lodos se debe aplicar el concepto basado en la separación de los diferentes tipos de lodos y controlar las actividades de la disposición tales como: calidad de los lodos aceptados, que cumplan con los requisitos exigidos en el lugar de la disposición para evitar que generen emisiones secundarias de subproductos (gases, agua), registro, monitoreo y análisis de lixiviados.

Disponer en forma separada los lodos incompatibles o de diferente calidad, para evitar la mezcla de los diferentes contaminantes. Es importante tener un sistema especial en las áreas de disposición para lograr drenar, colectar y tratar los lixiviados generados. Los sitios para disposición final de lodos deben ser cuidadosamente seleccionados, diseñados técnicamente, tomando en cuenta criterios geológicos satisfactorios, hidrología, uso actual y futuro del agua subterránea, geotecnia, estabilidad de pendientes, protección de erosión, provisión de servicios y factores socioeconómicos.

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