Agua

Crisis del agua en la CDMX se acentúa por fugas

Diseñan sistema de identificación de fugas en la UNAM que podría ser aplicado en la CDMX

Teorema Ambiental/Redacción

agua-fugasDel total de agua que se distribuye en la Ciudad de México, entre un 30 a un 40 por ciento se pierde en fugas, convirtiéndose en un problema de un recurso que comienza a ser insuficiente para 22 millones de capitalinos, por ello Cecilia Lartigue, coordinadora del Programa de Manejo, Uso y Reúso del Agua en la UNAM, o PUMAGUA, asegura que el principal reto para las autoridades es detectar y reparar estas filtraciones.

Para la maestra en ciencias, se trata de una tarea continua debido a que vivimos en una urbe que, al hundirse, genera irregularidades en el suelo y rompe tuberías subterráneas, sin embargo, llevarla a cabo sería mucho menos costoso a mediano plazo que la opción de abastecernos de otras cuencas, pues ello implica no solo hacer subir el recurso los dos mil 200 metros a los que se eleva la CDMX, sino dañar a las comunidades y alterar los ecosistemas de los lugares de donde se retiraría.

Con el fin de mostrar que esta remediación es posible, el PUMAGUA tiene un sistema basado en geófonos, correladores y medidores que, a partir del cálculo del consumo hídrico en distintas entidades universitarias detecta si hay pérdidas y, mediante diferentes técnicas, “escucha” dónde se dan los derramamientos para así repararlos.

“De esta forma tenemos información puntual sobre cuánta agua entra en los edificios. ¿Cuál es el truco? Si vemos un consumo entre 11 de la noche y seis de la mañana, es una fuga. En nuestras gráficas los consumos se ven como picos y las filtraciones como una constante; por ende, esto es señal de alarma. La clave es monitorear siempre.”

Según Lartigue Baca, esta estrategia es tan efectiva que habían pasado pocos días desde su puesta en marcha cuando el PUMAGUA localizó un desperdicio severo en la Facultad de Economía de CU de diez litros por segundo, la cual databa de años y que la gente escuchaba bajo sus pies, pero tomaba por ruido de drenaje. “De inmediato se reparó con ayuda de nuestros grandes aliados, la Dirección General de Obras y Conservación de la UNAM, y aunque en esa ocasión fue fácil hallarla, usualmente esto implica una labor casi detectivesca, pues todas estas filtraciones son subterráneas y no pueden verse”, explicó.

Para actuar de forma oportuna, se ha instalado un semáforo donde si las lecturas marcan rojo se trata de un derramamiento grave que debe ser atendido sin demora, si el tono es amarillo todo apunta a uno medianamente importante el cual debe ser tomado en cuenta, y el verde se destina a filtraciones insignificantes y muy caras de buscar. “Según el color damos aviso a las dependencias; de esta manera hemos logrado disminuir las fugas en la universidad a la mitad.”

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